El fiscal nacional de Chile, Jorge Abbott, anuló un convenio de colaboración suscrito el pasado 30 de abril con la Conferencia Episcopal de Chile (CECh) para indagatorias relacionadas con clérigos involucrados en casos de abusos sexuales.
Así lo informó en un comunicado el lunes por la tarde la Fiscalía Nacional, reconociendo que la decisión obedeció a una serie de críticas desatadas por el convenio, principalmente de agrupaciones de víctimas de abusos cometidos por representantes de la Iglesia católica chilena.
“La Fiscalía Nacional lamenta profundamente que la firma del documento, como acto simbólico, haya generado desconfianza y producido un impacto doloroso en las víctimas, situación que no fue ni prevista ni deseada por la institución”, precisó.
La Fiscalía aseguró que “las víctimas de delitos, sobre todo aquellas que han sufrido delitos sexuales y violaciones de sus derechos humanos, han estado siempre en el centro de su preocupación”.
La Fiscalía, y Jorge Abbott en particular, debieron afrontar diversas críticas tras la presentación del convenio, entre ellas de Juan Carlos Cruz, víctima del cura Fernando Karadima, quien le atribuyó al fiscal nacional haber “traicionado la esperanza de víctimas”.
“No voy a parar hasta que renuncie para que alguien se preocupe de víctimas y no las venda”, dijo Cruz.
Hablan las víctimas
Juan Andrés Murillo, también víctima de Karadima y presidente de la Fundación para la Confianza, demandó directamente la anulación del convenio que, a su juicio, “viene a decirle a la sociedad y en especial a las víctimas que los poderes se coluden y las dejan en la total desprotección”.
El acuerdo en cuestión se firmó el 30 de abril en un acto en el que participaron Abbott y el secretario general de la Conferencia Episcopal, el obispo Fernando Ramos.
En el texto se indicaba que su objetivo era “favorecer el intercambio de información concerniente a investigaciones pasadas, presentes y futuras respecto de delitos de carácter sexual cometidos por clérigos diocesanos en contra de niños, niñas o adolescentes, o de personas en situación de discapacidad al momento de los hechos, protegiendo la confidencialidad solicitada por las personas que han acudido a la Conferencia Episcopal”.
La Conferencia Episcopal de Chile emitió más tarde este lunes una declaración en la que asegura que su único propósito al suscribir el acuerdo “fue dar mayores garantías a los denunciantes de abuso sexual, especialmente a quienes no desean hacer su relato ante las instancias del Estado”.
Los obispos afirman que “nunca hemos buscado un trato preferente. Nuestro objetivo fue explicitar en un documento formal nuestra disposición a colaborar más allá de lo que la sola ley estipula”.
“Lamentamos que la firma de este convenio haya causado un impacto doloroso en víctimas y sobrevivientes de abuso. No era esa nuestra intención”, agregan y señalan comprender las razones de la Fiscalía Nacional para anularlo y ratifican su voluntad de hacer lo necesario para ayudar a esclarecer la verdad y hacer justicia.
La Fiscalía, en su comunicado, indicó que le son prioritarias las acciones que se adopten para facilitar que una víctima sea acogida, escuchada, protegida y reparada.
Entre esas acciones, destaca la atención oportuna, prioritaria y especial en casos de delitos contra niños, niñas y adolescentes, promover una mayor especialización de la persecución penal en esos delitos, impulsar e implementar la Ley sobre Entrevistas Videograbadas, y participar activamente en la tramitación del proyecto de ley sobre imprescriptibilidad de los delitos sexuales.
Durante la firma del convenio ahora anulado, el fiscal Jorge Abbott informó además que las causas abiertas por abusos en el clero han aumentado a 166, y las víctimas a 248, de las que 131 eran menores de edad al sufrir los delitos, mientras las personas relacionadas con Iglesia que son investigadas suman 221.