La extrema derecha italiana no ha desaprovechado la crisis sanitaria. En el año y medio que va desde el estallido de la pandemia del covid-19, profesores universitarios, juristas y miembros de antiguos grupos terroristas de extrema derecha han tejido una red que ha desviado miles de euros para financiar la propaganda de los movimientos antivacunas. Así lo ha revelado el diario romano ‘Domani’ a través de una detallada información periodística. La Fiscalía Nacional Antimafia y Antiterrorista, así como diversas unidades de la policía italiana, están investigando el tema.
La noticia sobre el alcance de la inquietante alianza instaurada entre estas galaxias llega tras la violenta manifestación que el sábado incendió el centro de Roma y acabó con 12 detenidos, entre ellos también líderes ultras y representantes de los movimientos antivacunas. Una demostración de fuerza inesperada que esta semana ha llevado el Gobierno italiano a plantearse la ilegalización de formaciones como Forza Nuova, un partido abiertamente neofascista creado en 1997 por Roberto Fiore (también arrestado) y que entre sus filas reúne a antiguos integrantes de grupos terroristas derechistas como el Núcleo Armado Revolucionario (NAR), muy activo en la década de los 80.
En concreto, según ‘Domani’, una asociación de empresas creada por Fiore (llamada Saint George Educational Trust, con sede en Londres) destinó al menos 33.000 euros a la oenegé Vicit Leo, creada en 2020 para promover las ideas del catolicismo ultraconservador, pero también hostil a las campañas de vacunación y cuyas opiniones han aparecido en estos meses citadas por políticos de centroderecha en diversas interpelaciones parlamentarios dirigidas al Ministerio de Salud italiano. Saint George Educational Trust también posee un canal de Telegram en el que, tras las detenciones del sábado, se envío un mensaje para solicitar ayuda económica para los gastos legales de los arrestados.
Más aún. En el mismo canal de Telegram, también aparecen pasquines con frases pronunciadas por Carlo Maria Viganò, uno de los principales críticos del papa Francisco, y por Richard Williamson, un obispo lefebvriano británico que incluso chocó con el Vaticano por negar el genocidio judío durante la Segunda Guerra Mundial. Estas circunstancias confirman lo que también se ha visto en la calle en las últimos meses, eso es, un crescendo en las infiltraciones de la extrema derecha y del mundo ultracatólico en las protestas de los antivacunas.
Con todo, las revelaciones hacen un flaco favor a los dos mayores partidos de la derecha con representantes elegidos a nivel nacional: la Liga de Matteo Salvini, que gobierna junto con el Ejecutivo de Mario Draghi, y Hermanos de Italia, el partido de derecha radical que más ha crecido en el último año. Ambos han condenado la revuelta del pasado sábado, pero esto tras mostrarse por meses ambiguos en sus posturas sobre la campaña de vacunación. Algo que probablemente les pasará factura en la segunda vuelta de las municipales este domingo y lunes, e incluso en las próximas elecciones generales.
