COMENTARIO: La mejor fórmula de convivencia es la neutralidad del Estado ante las creencias y cnvicciones particulares, de manera que ni se discrimine, ni se privilegie ninguna opción, posibilitando de ese modo la libertad de quienes tengan dichas convicciones, religiosas o no. No que tampoco cabe es el trato de favor por tratarse de confesiones religiosas o por formar parte de un determinado grupo o comunidad. Esa igualdad es que la favorece la convivencia.
Los especialistas aseguran que los centros de culto regulados permiten «canalizar» las pulsiones religiosas hacia tendencias «moderadas»
La Ertzaintza aconseja a los ayuntamientos vascos que no pongan trabas a la apertura de mezquitas en sus municipios. Esta indicación, que puede parecer sorprendente a primera vista, ha sido transmitida por especialistas de la Oficina Central de Inteligencia (OCI) a los alcaldes y ediles de las distintas localidades de Euskadi, que han participado durante las últimas semanas en una serie de encuentros organizados por la Policía vasca para dar a conocer las características del islamismo radical y sus posibles repercusiones en el País Vasco.
Según las fuentes consultadas por EL CORREO, los expertos consideran que los centros de culto bien regulados son «importantes» para «canalizar» las «pulsiones religiosas» hacia tendencias «más moderadas», son también más fáciles de controlar a nivel policial y, además, permiten encauzar a los jóvenes sin dejarlos solos a «merced de los contenidos que encuentran en Internet», que en los últimos tiempos se ha convertido en uno de los principales focos de radicalización yihadista. Es decir, según los analistas de la Ertzaintza, una mezquita bien «organizada» ayuda a combatir los extremismos religiosos.
El consejo lanzado por la Policía vasca, que se adentra en el terreno de la lucha contra la islamofobia que promueve el Gobierno autónomo, choca de pleno con las fuertes reticencias que muestran muchos ayuntamientos -incluso de su mismo color político- a la hora de gestionar la instalación de mezquitas en sus espacios urbanos. Existen numerosos ejemplos de localidades vascas en las que se han producido sonadas protestas vecinales -y agrios enfrentamientos con la administración local- cuando saltaba la noticia de que se iba a inaugurar un centro de culto musulmán. Vitoria, Portugalete o Basauri han sido en los últimos tiempos escenarios de importantes controversias por este motivo.
También se han producido casos en los que la comunidad musulmana ha renunciado a abrir mezquitas por los «recelos» de los vecinos. E incluso se han producido episodios de utilización partidista de esta polémica. Es lo que algunos conocen como el efecto ‘nimby’ -not in my back yard (no en mi patio trasero)-, denominación de la reacción de los ciudadanos que se organizan para evitar la instalación en su barrio de alguna actividad a la que, sin embargo, no se opondrían si se realizara en otro lugar.
Sin embargo, ha sido Bilbao donde este problema ha llegado más lejos. La capital vizcaína se convirtió en 2012 en la primera ciudad que modificó su Plan General de Ordenación Urbana para impedir la apertura de centros de culto en los bajos de las viviendas. El Tribunal Superior, sin embargo, estimó un recurso del Consejo Evangélico del País Vasco y anuló el acuerdo plenario adoptado por el gabinete de Iñaki Azkuna. Esta sentencia fue recurrida por el Consistorio, aunque el nuevo equipo de gobierno de Juan María Aburto ya ha anunciado su intención de buscar consensos y relajar las exigencias municipales.
En el País Vasco hay 67 centros de culto musulmán inscritos en el Registro de Entidades Religiosas, que depende del Ministerio de Justicia. En la práctica también hay espacios en los que se practica la oración -como algunas asociaciones culturales-, pero no están registrados en los archivos oficiales de este organismo. Ahmed el Hanafy, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas del País Vasco (UCIPV), insiste en que «no es potestad» de los ayuntamientos denegar la apertura de una mezquita cuando se cumplen determinadas condiciones: que se trate de una comunidad religiosa adscrita al Registro de Entidades Religiosas y que tenga un local que cumpla con los requisitos técnicos fijados en la normativa municipal. Hanafy recalca, en definitiva, que la libertad religiosa es un derecho fudamental que no incumbe a los consistorios.
«Que se respete la ley»
Hanafy también forma parte del Euskal Bilgune Islamiarra (EBI) -un órgano creado recientemente por el Departamento de Seguridad para fomentar el contacto entre la administración y los principales «interlocutores» islámicos- y, de hecho, la pasada semana participó en el seminario sobre islamismo radical organizado por la academia de policía de Arkaute. Según dice, las trabas que todavía hoy ponen muchos municipios a la apertura de mezquitas son «injustas» en la medida en que se estigmatiza a los creyentes. «Estos comportamientos hacen que la gente vea a los musulmanes como inmigrantes. Nuestros hijos ya han crecido aquí. El islam es parte inseparable de la sociedad vasca. Sólo pedimos que se respete la ley», concluye Hanafy.
El mensaje lanzado a los ayuntamientos por los especialistas de la Ertzaintza se encuentra en la línea de la batería de medidas que el Ejecutivo autonómico se ha comprometido a impulsar para fomentar la diversidad religiosa. Entre las 40 propuestas formuladas por un grupo de expertos laicos de la Univesidad de Deusto y el Instituto Ellacuría destaca la idea de que los ayuntamientos reserven parcelas para centros de culto en sus planeamientos urbanísticos y realizar estudios sociorreligiosos de la realidad de los distintos municipios.
Puertas abiertas contra los recelos
Muchas mezquitas y centros culturales islámicos se están esforzando en los últimos tiempos por abrir sus puertas para tratar de desterrar los «recelos» que existen entre algunos vecinos y los responsables de determinadas administraciones. Iniciativas que cobran una mayor importancia en un momento en el que los atentados yihadistas en Europa han extendido una «profunda alarma social» entre amplios sectores de la población occidental.
El pasado diciembre representantes de la Oficina Central de Inteligencia (OCI) de la Ertzaintza ya visitaron de forma oficial la mezquita Assalam, ubicada en la zona de Begoñazpi, en Bilbao. El encuentro se produjo a instancias de su presidente, Ahmed El Hanafy, que también dirige la Unión de Comunidades Islámicas del País Vasco (UCIPV). El objetivo de la reunión era «abrir canales de diálogo y facilitar el conocimiento mutuo» entre esta comunidad religiosa y las fuerzas de seguridad.
Esta iniciativa tendrá continuidad el próximo 12 de marzo. Los responsables de esta mezquita bilbaína han organizado una jornada de puertas abiertas en la que han invitado a representantes de los partidos políticos y a los vecinos de la zona. Estas medidas pretenden ayudar a desterrar los brotes de islamofobia que puedan producirse en la sociedad vasca como consecuencia de los atentados yihadistas que han aterrorizado Europa en los últimos meses.
LAS CIFRAS
67 centros de culto musulmán en el País Vasco. Este es el número de mezquitas inscritas en el Registro de Entidades Religiosas que depende del Ministerio de Justicia. Sin embargo, también hay espacios de oración en muchos locales que no están regulados. Se calcula que hay en Euskadi unas 50.000 personas que profesan el credo musulmán.
Islamismo radical. La Ertzaintza ha ofrecido charlas a los alcaldes y ediles de los ayuntamientos vascos en las últimas semanas para dar a conocer las características del islamismo radical y sus posibles repercusiones en el País Vasco.