Resumen: La sociedad actual propicia al máximo el pluralismo, entendido como diversidad de ofertas en cualquier ámbito de nuestra vida. Si bien hay esferas en las que tal diversidad es complementaria y enriquecedora, hay otras en los que es alternativa, aunque inclusiva, y aun otras en los que tal diversidad es excluyente. Este es en general el caso de las religiones, especialmente las monoteístas. Sin embargo, la exigencia social de pluralidad irrestricta –que en el ámbito religioso se traduce en una oferta devocional diversa– entra en colisión con la pretensión de exclusividad sin alternativa, propia de muchas religiones. Desde la filosofía, la teología o la teoría social se propicia la actitud pluralista, en consonancia con nuestro tiempo, pero este pluralismo es muy problemático tanto para las confesiones religiosas como para sus devotos. Esta tensión es plausiblemente una más de las causas de la disminución de las creencias y prácticas religiosas en Occidente, uno de los aspectos clave de la secularización, y en el que la Ilustración y la ciencia han tenido una notable influencia, pese a las reservas al respecto manifestadas por ciertos académicos.
Enrique Romerales Espinosa
Universidad Autónoma de Madrid
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