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La condena de cárcel a un escritor egipcio por “indecencia” indigna a la comunidad cultural

Escritores, artistas y activistas egipcios están indignados por la sentencia a la que el Tribunal de Justicia de El Cairo ha condenado a un famoso escritor. Hace sólo unos días, Ahmed Naji fue condenado a pasar dos años en prisión acusado de indecencia pública por su última novela Istikhdam al-Hayat [Usando la vida].

Es cierto que en los últimos años se ha encarcelado a numerosos periodistas en Egipto, pero los autores de ficción se habían librado de momento de tanta persecución. La sentencia de Naji sorprendió a todo el país, especialmente a la comunidad artística y literaria, que se pregunta con temor quién será el próximo.

Los fiscales llevaron a Naji a los tribunales después de que un ciudadano particular se quejara tras haber leído un extracto de su libro en una revista. Según este individuo, la lectura del fragmento, donde se describían escenas de sexo y consumo de drogas, le provocó palpitaciones al corazón y una bajada de tensión. En un primer juicio a principios de enero, el escritor se libró de los cargos, pero los fiscales recurrieron.

El sábado, la Corte de apelación dictaminó que Naji era culpable. Sus simpatizantes esperaban una absolución definitiva, una multa en el peor de los casos. Pero, sorprendemente, el Tribunal le condenó a dos años de cárcel.

“Todos los presentes en la sala nos miramos sin creer lo que estábamos escuchando, y nos quedamos en estado de shock cuando vimos que las fuerzas de seguridad lo rodeaban y se lo llevaban”, cuenta Ayman Zorkany, amigo de Naji e ilustrador del libro, a The WorldPost.

Naji, de 30 años, es famoso por sus escritos sobre arte y música contemporáneos; hace poco cofundó una revista de arte. En 2007 publicó su primera novela, Rogers. Usando la vida es la segunda.

El caso se remonta a agosto de 2014, cuando se publicó un extracto de la obra en Akhbar al-Adab, una revista literaria del Estado. Basándose en la queja del ciudadano ofendido, los fiscales decidieron llevar el caso a juicio en noviembre de 2015. El editor de la revista también fue acusado y obligado a pagar el equivalente a unos 1.200 euros. El 25 de enero, tras la absolución inicial de Naji, el blog dedicado a la literatura árabe Arablit publicó una traducción al inglés, que en español sería:

Nos quedamos hasta por la mañana fumando hachís y compitiendo por ver quién era capaz de acabarse una botella entera de vodka. Recuerdo que la música iba convirtiéndose en monos que colgaban del techo. Había una alemana rubia dándose en la pierna al ritmo de la música. La sala empezó a llenarse de erecciones. Un joven palestino-estadounidense, que no se manejaba muy bien en árabe, hablaba de racismo. Humo, cigarrillos, hachís. Y más humo.

Desde que se condenó a Naji, los miembros de la comunidad cultural y los medios independientes egipcios han criticado duramente al Gobierno por intentar reprimir la libertad de expresión.

“No se debería tomar a la ligera una sentencia contra el autor de una obra de ficción y se debería poner en el contexto de los continuos intentos de un Estado policial para intimidar”, afirmaron los medios digitales Mada Masr, Qoll, Za2ed18 y Zahma en un comunicado conjunto.

“Las opiniones de una sociedad se desarrollan a través de un choque de ideas, a través de la existencia de la libertad de expresión, de pensamiento y creencia”, publicó en su página de Facebook el respetado activista egipcio Wael Ghonim. “El papel del Estado en las sociedades modernas consiste en proteger estas libertades y derechos, no en hacer de vigilantes de los pensamientos de la gente”.

Más de una decena de organizaciones por los derechos han salido en defensa de Naji. Argumentan que este caso resalta el deterioro de los derechos humanos y la libertad de expresión en Egipto. El Instituto Tahrir para la Política en Oriente Medio, una ONG con base en Washington D.C., publicó un comunicado en el que tachaba de inconstitucional el veredicto.

Los grupos de derechos humanos y los expertos en Derecho internacional han criticado una y otra vez al Gobierno del presidente Abdel Fattah el-Sisi por abusar del sistema de justicia nacional. Ya a finales de 2015, las autoridades egipcias cerraron dos importantes instituciones culturales independientes, la Merit Publishing House y la Townhouse Gallery y su Teatro Rawabet. Este año, la poeta, periodista y exparlamentaria Fatima Naoot fue condenada a tres años de cárcel por desacato del Islam después de criticar el sacrificio religioso de animales en una publicación de Facebook.

La condena a Naji ha incrementado aún más el malestar general.

“Toda la escena literaria está muy agitada”, explica Zorkany, “desde las generaciones mayores y los escritores que han trabajado con el Estado, hasta los autores independientes e incluso los más comerciales”.

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