No resulta fácil tener una opinión cerrada sobre las distintas formas de cubrirse de las mujeres musulmanas. Yo no la tengo. Lo que sí tengo claro es que estoy en contra de que se prohíba por ley su uso en lugares públicos, pues aborrezco las prohibiciones que atentan contra los derechos individuales y colectivos, aunque sí puede ser exigible que en algunos espacios públicos muestren su cara para su identificación.
Escucho a feministas occidentales, con las que habitualmente coincido, posicionarse contra el uso del velo y a favor de la prohibición y no me convencen, porque también escucho a feministas musulmanas defenderlo como seña de identidad. Ante esto me pregunto si no estaremos aferrándonos a nuestros prejuicios xenófobos que nos llevan a una actitud de arrogante superioridad frente a las «culturas inferiores» y pensar que sólo la nuestra es válida. Por otra parte, una prohibición que va contra las libertades individuales refuerza a aquellos sectores dentro de las comunidades musulmanas que les aconsejan no mezclarse con una sociedad que los rechaza.
El velo, en principio, es un símbolo religioso, pero no sólo eso. También es un símbolo cultural que puede representar la discriminación y sumisión de las mujeres respecto de los hombres, ya que sólo lo llevan ellas. Sin embargo, el uso del velo, para muchas musulmanas representa la defensa de una identidad que aquí ven minusvalorada por la xenofobia y la islamofobia y por eso lo utilizan. Gema Martín Muñoz, experta en Islam, explica que muchas mujeres musulmanas, en Europa y en los países árabes, han adoptado el uso del velo en su lucha por la equiparación de derechos y por la ocupación igualitaria del espacio público respecto a los hombres, porque han considerado que tal uso les facilitaba su lucha y sus objetivos.
Pero centrándonos en lo que el velo tiene de símbolo de discriminación, ¿se corrige la discriminación prohibiendo el velo? ¿Se ataca a la discriminación eliminando aquello que sólo es un símbolo externo de la misma? Si lo que se pretende es eliminar toda forma de discriminación de las mujeres e integrar a las y los musulmanes en un sistema laico; lo que se ha de hacer es trabajar en el terreno de la enseñanza -educando para la igualdad, dando instrumentos educativos a los chicos y chicas, para que aquellas que ahora visten velo puedan quitárselo en el momento en el que ellas tomen tal decisión- y en el de la integración social, porque es bien sabido que cuando sus derechos, el trato que reciben, sus oportunidades para el trabajo, sus cauces de participación ciudadana… están equiparados con el resto de la sociedad, los vínculos identitarios con su comunidad de origen se debilitan.
De este modo, daremos apoyo a la lucha que muchas mujeres musulmanas están desarrollando contra la discriminación de género. Que no es sólo velo sí o velo no, porque la discriminación existe con independencia del velo, y si no, que nos lo pregunten al resto de las mujeres que jamás hemos vestido velo…