El acto que tuvo lugar ayer, y que mereció el titular de Ideal digital “La ciudad agradece a la Patrona haber sido liberada de terremotos”, me causa indignación y vergüenza ajena por varios motivos.
Primero, por el protagonismo del alcalde y otros miembros de la Corporación granadina (afortunadamente, no todos) en una ceremonia netamente religiosa. Junto a cuatro policías locales vestidos de gala, se burlaron de la aconfesionalidad del Estado y faltaron al respeto a los granadinos, que tienen diversidad de creencias: concejales confesionales, policías, lamento informarles de que Franco ha muerto.
Segundo, por la insensatez de lo que se proclama: que la Virgen de las Angustias liberó a Granada de terremotos en 1884 y 1956. Ignoro si los municipios que fueron arrasados por esos terremotos, causándoles más de 800 víctimas mortales, habrán presentado furibundas quejas a esa misma Virgen, y a sus respectivos patronos (como la Virgen de los Dolores de Arenas del Rey, o el Cristo de la Salud de Albolote): sin duda, menos poderosos, o más despistadillos.
Y tercero, por la manera de presentar la agencia Efe la noticia, recogida por Ideal: ¿cómo se atreven a decir que “la ciudad agradece…”? Se confunde a “la ciudad” (y en otros casos, a “los granadinos”) con algunos de sus representantes, que no destacan, precisamente, por su respeto a la libertad de conciencia ni por su racionalidad. Grave error; ¿se imaginan que en casos de corrupción municipal se titulara "La ciudad engañó a…" o "Los marbellíes, imputados por corrupción…".
Juan Antonio Aguilera. Miembro de Granada Laica