Salió hace seis meses de su país natal, tras la irrupción de los talibanes en el
poder, consciente de que sólo había dos opciones: escapar o morir. La cineasta afgana Sahraa Karimi grabó su huida a contrarreloj para dejar testimonio del horror y la desesperación vivida por la población; una cineasta como ella sabe de la importancia de un testimonio gráfico para no olvidar. No dudó en subirlo a las redes, pero inexplicablemente cancelaron sus cuentas lo que impidió que se le diera visibilidad.
Hija de refugiados afganos en Irán, nació el 21 de mayo de 1983 en Teherán. A
los 17 años se trasladó a Eslovaquia como refugiada política y allí estudió
dirección de cine doctorándose en la Academia de las Artes Escénicas en
Bratislava, Facultad de Cine y Televisión. Cuando terminó la universidad
regresó a Afganistán y en 2019 se convirtió en la primera mujer que dirigió la
Agencia Estatal de Cine Afgano. Su primer trabajo profesional fue el
documental Searching for Dream presentado en el Festival Internacional de
Cine de Dhaka en 2006. En 2009 estrenó otro titulado Mujeres afganas detrás
del volante, que ganó una veintena de premios. Su debut en el cine se produjo
en 2019 con la película Hava, Maryam, Ayesha, filmada en Afganistán y
posproducida en Irán. Se estrenó en el Festival de cine de Venecia y fue
nominada a uno de los galardones.
Hoy, instalada en Roma, donde da clases de cine, su misión principal es alzar la
voz por las afganas y luchar por la defensa de sus derechos desde ese exilio
impuesto.
De visita en España invitada por la Asociación de Mujeres Cineastas y de
Medios Audiovisuales (CIMA) y por la Academia de Cine, donde se ha
proyectado su película, Hava, Maryam, Ayesha, habla para Público de la
situación en Afganistán y del incierto futuro de sus compatriotas. También hace
un llamamiento desesperado para ayudar a la actriz Fereshta Afshar, una de
las protagonistas de la cinta, que también estaba invitada a visitar nuestro país y
a la que el gobierno talibán no ha permitido abandonar Kabul.
Su película narra la historia de tres mujeres embarazadas, con tres historias diferentes, un argumento impensable si se tuviera que hacer ahora bajo el gobierno talibán..
Sí, lo primero es que directamente no podría haberla rodado, porque hacer cine
está prohibido especialmente para las mujeres. Más aún una película como ésta
que habla de tabúes, porque yo cuestiono la maternidad y el embarazo y hablo
abiertamente del divorcio y del aborto… En este tiempo hacer este tipo de
películas es imposible.
¿Qué ha pasado con su compañera, la actriz Fereshta Afshar?
Ella es la única actriz de la película que sigue en el país, con su hija, y está en
peligro. Ahora está escondida, sin hablar, porque sabe que es muy peligroso
para ella. Estoy intentando sacarla por todos los medios, pero resulta muy difícil
porque no hay embajadas, no puedes obtener una visa… y países vecinos como
Pakistán no acepta refugiados afganos. Creo que los talibanes las matarán.
“La comunidad internacional sabe perfectamente lo que está pasando, pero no entiendo su silencio, por qué no hacen nada”
Han pasado seis meses de la llegada de los talibán al poder y parece que hay cierto silencio informativo, ¿cómo han cambiado las cosas en el país?
La comunidad internacional sabe perfectamente lo que está pasando, pero no entiendo su silencio, por qué no hacen nada. Durante esos seis meses, el sistema democrático de Afganistán ha colapsado, un grupo terrorista como los talibanes han llegado al poder y ya tenemos experiencia con ellos. Puedo decir y, es una visión muy personal mía, que los anteriores talibanes eran mejor que estos, porque aquéllos tenían una ideología, para ellos la religión era muy importante y luchaban por algo en lo que creían. Ahora, son más listos, saben cómo jugar el juego, saben cómo usar la tecnología para manipular a la gente y al mundo.
Pero, sobre todo, saben que es importante limitar a las mujeres, por eso el
primer paso que han dado es prohibir la educación de las niñas y les han dicho a las mujeres que no pueden volver al trabajo, que no pueden estudiar.
¿Supone esto el principio de la vuelta al burka y al silencio total de la población femenina de Afganistán?
Sí, cada vez vemos más prohibiciones, ahora están promoviendo el uso del
hiyab, el velo islámico, y ese es el principio de empujar a las mujeres a volver a llevar burka. El mayor enemigo para los talibanes actualmente son las mujeres de Afganistán, porque ellas han cambiado mucho en los últimos 20 años. Están educadas, conocen sus derechos, saben cómo articular sus demandas en la sociedad, son valientes para salir a la calle y alzar la voz… Es una generación empoderada de mujeres y eso es muy peligroso para ellos.
¿Y qué pasa con los hombres afganos?
La única voz que hay contra los talibán son mujeres. Los hombres, los políticos, están perdidos… incluso los jóvenes. Cuando ves imágenes de protestas en las calles de Kabul, puedes comprobar que apenas hay hombres, no van con ellas y eso es muy triste. Me doy cuenta de lo solas que están las afganas, de lo duro que luchan por sus derechos en medio de la barbarie poniendo su vida en peligro. Pero los hombres sólo miran o le dan like a alguna publicación en las redes sociales.
¿Qué opciones tienen entonces?
“Las mujeres tienen que sufrir la represión del régimen, las dificultades económicas, el hecho de no tener representación en las instituciones y, además, ser juzgadas por gran parte de la sociedad”
Están solas, aunque unidas, pero no es suficiente. Necesitan ayuda de los afganos que hemos salido del país, necesitan que las apoyen en una especie de movimiento de hermandad. Es necesario que saquemos a luz todo lo que pasa
allí, que le demos publicidad. Las mujeres tienen que sufrir la represión del régimen, las dificultades económicas, el hecho de no tener representación en las instituciones y, además, ser juzgadas por gran parte de la sociedad. Están
sometidas a muchas presiones. Nuestra obligación es darles apoyo. Si hay algún cambio en Afganistán o si los talibanes deciden hacer algunas modificaciones será seguro por la lucha de todas esas mujeres. La comunidad internacional puede intervenir, pero son ellas las que provocarán esos cambios.
¿Por qué cree que los hombres afganos no colaboran en esta lucha?
Es una cuestión de su mentalidad y para ser honesta, aunque es muy peligroso
para mí decir esto, la mayoría de la sociedad afgana está en contra de la mujer, es misógina. Muchas personas no lo muestran, pero eso está ahí. Si ahora hay algunos anti talibanes es porque no pueden trabajar o no pueden hacer sus negocios, pero en general son misóginos. Tienen miedo de la posición de las mujeres en la sociedad porque pierden poder, el patriarcado ve debilitada su posición. En general todas las mujeres empoderadas, políticas , artistas… lo que sea, todas las mujeres fuertes en Afganistán o no tienen padre porque ha muerto, no tienen marido, son madres solteras… No hay hombres con ellas y por eso están empoderadas. Yo misma, si mi padre, al que amaba, estuviera vivo yo no habría podido hacer nada, tendría cinco hijos…
¿Es la mujer del ámbito rural más vulnerable? ¿son más proclives a asumir al discurso talibán como propio?
Yo no estoy preocupada por las mujeres rurales en este momento. Las que están
verdaderamente en peligro son las mujeres de las ciudades, porque son ellas las que piden los cambios. No quiero que se me malinterprete, pero la mujer rural está de algún modo acostumbrada a vivir ese tipo de vida, así que de alguna manera pueden manejarlo, sin embargo, las mujeres de las ciudades no, porque una vez que experimentas la libertad, haber ido a la escuela, a la universidad, has podido viajar…cuando alguien te lo arrebatar es algo difícil de aceptar.
Pero tenemos la creencia de que la comunidad rural no ha tenido tanto acceso a esa libertad de la que habla.
Eso no es así, yo, como colaboradora de Unicef, he viajado hasta villas muy
remotas durante estos años y sé que todas las mujeres y niñas tenían acceso a la educación. Las limitaciones vienen impuestas por la familia y la cultura,
independientemente de si es en el pueblo o la ciudad. Hay familias que son
contrarias a la educación de las niñas y las obligan a casarse, pero también hay
muchas que sí pudieron hacerlo y eso cambió sus vidas. Las diferencias entre la
vida rural y de la ciudad siempre existe, no sólo en Afganistán. La comunidad
internacional durante estos últimos 20 años ha forzado el empoderamiento de la
comunidad rural sin poner demasiada atención a las mujeres de la ciudad.
¿Cómo analiza el papel de la comunidad internacional?
“Si los americanos empiezan a reconocer a los Talibán, el resto también lo hará”
Bueno, cuando los americanos empezaron a retirar sus tropas, la Unión Europea
también, igual que pasó con el cierre de embajadas. Si ellos abrieran ahora sus
embajadas en Kabul, muchas otros seguirían su ejemplo. Si los americanos empiezan a reconocer a los Talibán, el resto también lo hará. Lo que dice el gran jefe, todos lo siguen.