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La CDU relaja el cordón sanitario sobre la extrema derecha alemana

El discurso oficial de los conservadores alemanes choca con la realidad de un acercamiento progresivo a Alternativa para Alemania (AfD).

En pleno escrutinio de las elecciones autonómicas de Madrid, el ultraderechista y exvicepresidente de Italia, Matteo Salvini, felicitaba a Isabel Díaz Ayuso por su victoria en las elecciones del 4-M. Horas después, Manfred Weber, presidente del Grupo Parlamentario Popular en el Parlamento Europeo, felicitó al PP. “Calurosas felicitaciones a nuestros amigos españoles del Partido Popular por la gran victoria electoral en Madrid. Casado, Ayuso, tienes todo nuestro apoyo para seguir construyendo un futuro mejor para Madrid y para España”, tuiteó en inglés el miembro de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), el partido hermano de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller alemana, Angela Merkel. Ante esto, Pablo Casado respondió en castellano a Weber equiparando, el marco “libertad o comunismo”, el triunfo de Díaz Ayuso con la caída del Muro de Berlín de 1989. “Siempre gana la libertad, hace 30 años en Berlín, ayer en Madrid y muy pronto en toda España”.

Durante esas mismas fechas, Armin Laschet, candidato de la CDU/CSU a la cancillería en las elecciones del próximo septiembre, insistió en rueda de prensa en que con la ultraderecha no puede haber ninguna cooperación política. “Con AfD [Alternativa para Alemania] no habrá cooperación, ni coalición, ni siquiera negociaciones”. Y dejó clara la posición del partido: con la ultraderecha no se pacta.

Cuando el candidato del Partido Liberal (FDP), Thomas Kemmerich, fue elegido primer ministro de Turingia con los votos de AfD, la CDU y el FDP el febrero de 2020, evitando así que siguiera gobernando la coalición del Partido Socialdemócrata (SPD), Los Verdes y Die Linke, presidida desde 2014 por el dirigente regional del partido izquierdista, Bodo Ramelow, se rompió allí el cordón sanitario y supuso un escándalo para la opinión pública alemana. La investidura de Kemmerich desencadenó a su vez, una crisis en el partido que acabó costando el puesto a la presidenta de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer.

En la Liga hay una corriente interna ligada a los empresarios, que empuja a Salvini a aparcar sus alianzas con AfD y Marine Le Pen y acercarse estratégicamente al Partido Popular Europeo

Sin embargo, meses más tarde, la CDU volvió a sentarse con la derecha radical. En concreto, La Repubblica reveló la reunión secreta, el diciembre pasado, del vicepresidente de la Liga de Salvini Giancarlo Giorgetti, en Berlín con el diputado sajón de la CDU Marian Wendt. Ya en octubre, como el propio Wendt tuiteó con foto que se había reunido en videoconferencia con Giorgetti y Paolo Alli, presidente del partido conservador y extraparlamentario Alternativa Popular, para tratar, según expuso, temas relacionados con la gestión del covid-19. Aparentemente, el encuentro digital no fue noticia.

En la Liga hay una corriente interna, encabezada por Giorgietti, muy ligado a los empresarios, sobre todo del norte de Italia —en concreto con la multinacional Leonardo S.p.A., donde trabaja su hermano Francesco—, que empuja a Salvini a aparcar sus alianzas con AfD, Marine Le Pen y Geert Wilders y acercarse estratégicamente al Partido Popular Europeo, proyectando así respetabilidad y capacidad de gobernar. La Liga se ha convirtiendo ya en aliada de los conservadores. Desde este febrero de 2021, Giorgietti es ministro de Desarrollo Económico en el gobierno de Mario Draghi. Así fue como la CDU ejerció de rompehielos. Hoy Díaz Ayuso y su lógica neoliberal en cooperación con Vox, es un modelo a seguir para Salvini.

El caso de Alemania

A pesar que Laschet se empeñe en repetir la negativa de los conservadores alemanes a cooperar con la ultraderecha, la realidad muestra que no es más que una falacia. De hecho, todos los grandes partidos descartan categóricamente la cooperación con AfD. Sin embargo, como han documentado los periodistas Niklas Liebetrau y Martin Nejezchleba en el periódico Die Zeit, existe la cooperación con la ultraderecha, especialmente en la política local, y no solo de la CDU.

Los miembros de la CDU a menudo entran en cooperación política con la AfD. A veces por razones políticas y otras por hábitos y dinámicas de la política local que chocan diametralmente con las directivas de la ejecutiva federal. Ulrich Thomas, diputado conservador en el Estado federal de Sajonia-Anhalt, fue, junto con Lars-Jörn Zimmer, uno de los dos políticos de la CDU que, con su documento de estrategia política, apostaron, ya en 2019, por no descartar una futura coalición con AfD en el Parlamento de Magdeburg, torpedeando a su ministro-presidente Reiner Haseloff. Haseloff lidera una coalición con la CDU, socialdemócratas y Verdes en Sajonia-Anhalt.

Desde el otoño de 2020 Reinhard Etzrodt (AfD) preside las reuniones del pleno del ayuntamiento de Gera. Etzrodt fue elegido con 23 de 40 votos. AfD solo tiene doce escaños. Hasta el día de hoy no está tan claro de dónde salieron los once votos restantes, pero hay indicios que salieron de la bancada de la CDU. En Bautzen, el representante de AfD Frank Hannawald fue elegido vicegobernador de distrito (Landrat) con los votos de la CDU. En Zwickau, Frankenstein, Gohrisch, Radebeul o Berlín-Reinickendorf, como recopila Die Zeit, tres cuartos de la misma cooperación. Y así es como los conservadores de siempre se sirven de la derecha radical mientras que con la boca grande dicen “no coopero”.

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