Marhuenda sólo tiene ojos para el bando nacional: «La memoria histórica sería una pura falacia, una mentira histórica, si no se reconocieran» los crímenes contra la Iglesia
La prensa de la derecha hace una particular justificación de las 522 beatificaciones celebradas ayer en Tarragona subrayando los mensajes de “reconciliación” y “perdón” pronunciados por el enviado del Papa para la ceremonia y ocultando los calificativos más duros usados por el cardenal Amato sobre aquellos años, en una clara alusión, aunque tácita, al bando republicano. La portada de La Gaceta, este lunes, con la foto de un sacerdote, “un minuto antes de ser asesinado” resulta más provocador que reconciliador.
Las críticas de Amato a los republicanos
El cardenal Amato afirmó ayer durante la ceremonia que los sacerdotes habían sido “víctimas de una radical persecución religiosa, que se proponía el exterminio programado de la Iglesia”, y que los asesinatos ocurrieron en “un periodo oscuro de hostilidad anticatólica”, en el que España “fue envuelta en la niebla diabólica de una ideología, que anuló a millares y millares de ciudadanos pacíficos, incendiando iglesias y símbolos religiosos, cerrando conventos y escuelas católicas, destruyendo parte de vuestro precioso patrimonio artístico”. No hizo, en cambio, ninguna alusión a las víctimas del franquismo. Y tampoco el Papa en su breve discurso de tres minutos, grabado. Si eso es una llamada a la reconciliación…
La Razón habla de “mártires para la reconciliación”
Pero el titular de La Razón es precisamente: “522 mártires para la reconciliación” e insiste en el sumario en destacar que “la Iglesia no busca culpables”, una frase del cardenal Ameto, a la que el diario añade, de manera conveniente: “es la fiesta del perdón”. Sin embargo, lo que pronunció inmediatamente después de su frase Amato fue su crítica mordaz a “la ideología de la niebla diabólica” y la “hostilidad anticatólica”, es decir, la ideología, y también –hay que decirlo- el humanismo que movió a la II República.
¿No buscan culpables?
En su editorial, La Razón insiste en que la ceremonia lo que hizo fue “recordar a las víctimas que murieron perdonando”, por lo que “no cabe buscar culpables”. Pero a continuación alude al “contexto histórico hoy afortunadamente superado y en el que destacaba un anticlericalismo cerril”, en que “el atraso general de España y la sinrazón totalitaria” recayó sobre la Iglesia.
La memoria histórica, según Marhuenda
Para el diario de Marhuenda, “la construcción de la ‘memoria histórica’, si se quiere que sea realmente útil”, “debe aceptar que la Iglesia católica sufrió una persecución cruel durante la Guerra Civil”. En cuanto a “los vínculos de la jerarquía eclesiástica con el franquismo existieron, pero en un régimen que lo adulteró todo”. Concluye que la “memoria histórica sería una pura falacia, una mentira histórica, si no se reconocieran estos crímenes”. ¿Y los crímenes del franquismo? Para esos Marhuenda no tiene ningún gesto, como el Papa y la jerarquía católica.
La reconciliación, compatible con el homenaje de ayer
Por su parte, ABC opta por una foto de Amato junto a obispos durante la ceremonia, con el titular: “La Iglesia no busca culpables”, y en el sumario: “El enviado del Papa afirma que fueron víctimas de una persecución religiosa”. Como el resto, no menciona la dura crítica del cardenal a la República y destaca las palabras amables: “El acto de Tarragona demuestra que el perdón y la reconciliación son perfectamente compatibles con el homenaje a quienes dieron testimonio de su fe con la entrega de la propia vida”.
Una vez más, sólo existen las víctimas del bando nacional. En el editorial, el diario de Vocento defiende que la ley de Memoria Histórica, que pretendió reparar el silencio al que se sometió a las víctimas del franquismo, fue un “ajuste de cuentas” con un “enfoque estrictamente unilateral y sesgado”. Añade además que la Iglesia no distingue entre bandos políticos, al contrario que la izquierda, “incapaz de superar un laicismo tasnochado y fuera de lugar”. Concluye que la Guerra Civil no puede interpretarse a estas alturas como un “juego de buenos y malos” y presenta la beatificación de Tarragona como el símbolo de la “esperanza y el perdón” frente a la postura de “algunos sectores minoritarios, a los que la sociedad española escucha con absoluta indiferencia”. Menos mal que estaba hablando de reconciliación.
Archivos de imagen relacionados
