Caerán, el clero católico apostólico y romano que está acaparando sin parar en España, caerá, no como fruta madura que nadie coge porque no la quiere, sino que caerán porque las consejas populares son muy sabias, y una de ellas, de larga experiencia social anuncia aquello de que la avaricia rompe el saco.
Indiferentes a cómo esté la situación económica, en la España heredera y disfrutando de la herencia franquista, el clero vaticano, ni presenta cuentas verificables por la autoridad económica, ni paga impuestos, ni energía; y en sus muchísimos cientos de miles de bienes inmuebles, no paga por ellos ningún tipo de impuesto ni de trasmisión ni de nada.
Y, como les parecía poco acaparar, cuando salgamos por la punta de sus inmatriculaciones, a todo un patrimonio prácticamente superior al del Estado español que ya habían logrado acaparar, le están sumándole inmatriculaciones de nuevos bienes que van a superar los doscientos mil apuntes en los registros de la propiedad españoles.
El clero trinitario vaticano, herederos del llamado imperio romano, conocen perfectamente que la caída del citado imperio no se debió a las grandes bacanales de todo tipo que ellos han pregonado como causa de la extinción del primer imperio, y ser ellos el resto residual del mismo; sino que todo se debió, según a la crónica laica verdadera, a algo semejante a lo que está pasado ahora, que no hay “Ni ciudad ni casa donde no robaran recursos”.
Tenemos que seguir informando desde el mundo laico. Pero la avaricia clerical ha llegado a un punto tal, que tan pronto un gobierno los someta el imperio normal de la ley, el que rige para todos, el clero vaticano desplazado en España, explotará como un ciquitraque.
Juan Eladio Palmis
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