Ésta es la opinión que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica transmite a los obispos con motivo de las beatificaciones de hoy en el Vaticano. Les pide que reconozcan su responsabilidad y se disculpen "ante la sociedad por una actitud que causó enormes sufrimientos".
"El legítimo derecho a la beatificación de quienes considere sus mártires no debería estar reñido con una realidad en la que la Iglesia además de ser víctima fue un importante verdugo. Dejen de ejercer una doble moral y perdonen y pidan perdón por lo sucedido", añade la carta-documento.
Sobre el cardenal Gomá
Además, la asociación que trabaja para honrar la memoria de todas las víctimas recupera del Boletín Oficial del Estado de 23 de agosto de 1940 el decreto firmado por el general Franco sobre los honores de Estado que debía recibir el cardenal primado de Toledo, Isidro Gomá, muerto el día antes.
El dictador disponía que el prelado, que encabezó el apoyo de la jerarquía católica al sangriento golpe militar que desató la Guerra Civil -y el primero que la calificó de cruzada cristiana-, fuese enterrado con honores de capitán general "por los relevantes servicios que prestó a la patria, especialmente durante la reciente Cruzada", decía el dictador.
El cardenal Isidro Gomá (La Riba, Tarragona, 1869-Toledo, 1940) fue el redactor en 1937 de la carta episcopal de apoyo al golpe militar y a Franco. Para que no quedara duda de su combativa posición, él mismo, en su condición de primado de España, tomó meses más tarde el juramento del general golpista como jefe del Estado, en un solemne Consejo Nacional de Falange Española celebrado en el monasterio de Las Huelgas, de Burgos.
El 20 de mayo de 1939, exterminada la II República con la muerte de 150.000 españoles y el exilio de decenas de miles más, Gomá recibió de Franco, en la iglesia madrileña de Santa Bárbara, el espadón de caudillo victorioso y paseó al dictador bajo palio con varios obispos saludando brazo en alto, al modo fascista.