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La ajustada victoria de Allawi, una apuesta por un Irak laico

Finalmente, tras una demora de 19 días en los que se iban conociendo los datos con cuentagotas, la Comisión Electoral Independiente ha dado a conocer los resultados provisionales, proclamando vencedor, por un estrecho margen, a Iyad Allawi y su alianza laica Al Iraquiya que aglutina a las principales fuerzas suníes.

El conocimiento de la victoria de Allawi, que ha conseguido 91 escaños frente a los 89 de la coalición Estado de Derecho del primer ministro Nouri al Maliki, ha venido acompañado por dos explosiones en Khalis (Diyala) que han dejado 42 victimas mortales y numerosos heridos, que anticipan el largo periodo de incertidumbre política y violencia que probablemente vivirá Irak en los próximos meses, dadas las difíciles negociaciones entre los diferentes partidos para formar gobierno dado el ajustado resultado de las elecciones.

Unos resultados que no son definitivos puesto que las distintas coaliciones tienen tres días para presentar alegaciones. De hecho, el primer ministro ha venido exigiendo desde hace más de una semana el recuento manual por entender que ha habido manipulación de los votos, haciendo, además, vagas alusiones a que en su condición de jefe supremo de las fuerzas armadas no podía permitir el fraude en las elecciones. Ahora, al conocer los resultados, Maliki no se resigna a la derrota y confía que la Comisión de desbaazificación descalifique 50 candidatos de Al Iraquiya, dándole de esta forma la victoria. Si esta maniobra falla todavía cuenta con la impugnación de los resultados basándose en que cuenta con "documentos irrefutables respecto a la manipulación".

Otras coaliciones, incluida Al Iraquiya, también han expresado quejas, pero la Comisión electoral ha resistido a las presiones sin alterar su trabajo, hasta el punto que el representante de Naciones Unidas, Ad Melkert, ha calificado las elecciones como "creíbles", y "sin evidencia de un fallo sistemático o fraude generalizado" aunque si reconoce que haya podido haber "algunas imperfecciones".

La realidad que indican los resultados vuelve a mostrar una división étnica y sectaria similar a la de 2005 cuando los chiíes se alzaron con la mayoría. Las únicas diferencias son la participación de los suníes, la dispersión del voto chií entre diversas agrupaciones, y sobretodo el desencanto de la población por los escasos logros del gobierno de Maliki en cuestiones de seguridad, proporcionar servicios públicos básicos y generar puestos de trabajo. Un claro indicativo que muchos iraquíes desean un Estado fuerte, abierto y laico que sea capaz de resolver los múltiples problemas que tiene ante si el país.

Resultados provinciales

Una mirada a los resultados obtenidos en las 18 provincias nos confirma que el sectarismo y la división étnica se mantienen en Iraq. Los chiíes votan partidos chiítas, los kurdos a los kurdos, y los suníes se decantan, en su mayoría, por Al Iraquiya, lo cual dibuja un puzzle difícil de encajar.

En Bagdad, la principal circunscripción, ganó Maliki seguido muy de cerca por Allawi. En el sur, la coalición Estado de Derecho triunfó en seis provincias, pero Al Iraquiya consiguió 12 diputados a pesar de ser una población predominantemente chií, una demostración que a Allawi no solo le votan los suníes. Por el contrario, superó ampliamente a Maliki en cinco de las provincias del norte y oeste donde se asientan principalmente los suníes, mientras el primer ministro solo consiguió un escaño.

La Alianza Nacional Iraquí, a pesar de ganar únicamente en una provincia del sur, se consolida como la tercera fuerza con 70 escaños. La Alianza kurda se mantiene con 43 escaños conseguidos en las tres provincias del Kurdistán, sin haber sufrido una significativa erosión por parte de su competidor el partido del Cambio, Gorran.

En Tamin, la rica provincia de Kirkuk por su gran cantidad de petróleo que se disputan árabes y kurdos por mantenerla bajo control del gobierno central o incluirla dentro de la autonomía del Kurdistán, Allawi ha dado la sorpresa al conseguir seis escaños igualando a la alianza kurda.

Alianzas y negociaciones

Ante este panorama parece muy remota la posibilidad de una alianza para formar gobierno de las dos listas más votadas. Más probable es que Maliki vuelva a buscar a sus antiguos socios de la Alianza Nacional Iraquí (ANI) para conseguir 159 escaños, que le situarían muy cerca de los 163 necesarios. Y si a esta alianza se unieran los kurdos se podría volver a repetir un gobierno similar al actual, una opción no descartable.

Sin embargo el acuerdo con los partidos religiosos chiies -Consejo Supremo Iraquí y la Corriente Sadrista- que forman el núcleo de ANI no es fácil, ya que han censurado a lo largo de toda la campaña el deseo de Maliki de concentrar el poder en sus manos. En cualquier caso, Moktada al Sadr con sus 40 diputados puede ser clave, pero al mismo tiempo supone un peligro por la influencia que podría ejercer Irán, país donde se encuentra actualmente el clérigo chií y con el que tiene estrechos vínculos.

Allawi tiene difícil conseguir formar gobierno aunque se ha apresurado a manifestar que está abierto a hablar con todos, incluida la coalición Estado de Derecho de Maliki. Tendría que superar no solo la profunda enemistad de Maliki, sino también la negativa de otros bloques como los kurdos que ven en Al Iraquiya un ascenso de los árabes suníes que va en contra de sus intereses en Kirkuk. Además, Allawi tendrá que contemporizar con las diversas facciones que componen su alianza ya que señalados suníes como el vicepresidente Hashemi -que se ha reivindicado como posible presidente- tampoco accederán a una alianza que diluya la representación árabe suní.

Alcanzar la mayoría será una ardua tarea para todos, complicada aún más por una reciente sentencia del Tribunal Supremo que permite al presidente llamar a formar gobierno al bloque mayor de diputados aunque se haya formado "después" de las elecciones, eliminando así la preeminencia de la lista más votada, en este caso Al Iraquiya con 2.851.823 sufragios frente a los 2.797.624 del Estado de Derecho.

Por tanto es complicado, aunque no imposible, que Allawi, un neurocirujano formado en Gran Bretaña donde se exilió en los años setenta huyendo de Sadam Husein, pueda dirigir Iraq. Para lograrlo tendrá que hacer valer su pragmatismo y la fuerte personalidad que acreditó al oponerse a la purga de las fuerzas armadas y policía durante su mandato como primer ministro provisional en 2004. Su designación como primer ministro se vería favorablemente no solo en Washington, sino también en Londres y en general en el mundo árabe, especialmente en Arabia Saudí donde cuenta con buenos apoyos, y representaría un cambio profundo en Iraq que tendría repercusiones en todo Oriente Medio.

* Alberto Pérez Moreno es Coronel de Infantería, DEM, ( Retirado)
Diplomado de la Naval Postgraduate School de Monterrey (EEUU)
Agregado de Defensa en Irak y Pakistán (1984-1988)

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