Será el próximo día 3 de diciembre, a las 19,30, en la Sala de Úbeda de nuestras instalaciones de la calle del Prado, 21.
Iniciamos nuestro andar en un tiempo crítico, cuando los graves problemas que afectan al ser humano y a la vida en el planeta exigen grandeza de miras, recuperación de la olvidada fraternidad humana, e inteligencia para gestionar la diversidad. Lo hacemos en estrecha cooperación con el Instituto Universitario de Ciencias de las Religiones de la Universidad Complutense, cuyo claustro de profesores se ha implicado generosamente. Lo hacemos dando cátedra no confesional, pero sí académica, a todas las confesiones religiosas y no religiosas.
Para definir nuestro tiempo, permítanme el apoyo en las palabras de Gramsci: “lo nuevo no acaba de nacer, y lo viejo no termina de morir”. Y añade: “es aquí donde nacen los peores monstruos”. En esta “hora del lobo”, es la hora de la inteligencia sentiente compartida. En Gramsci encuentro resonancias con Ramón J. Sender: “algo muere en la historia y algo pugna por nacer”. Luego, vuelve la mirada sobre sí, al pie ya de su muerte, tras su exilio, para reconocer sus “ochenta años floridos” como “flores de cactus en el desierto”.
El próximo año el Ateneo de Madrid podrá hablar de sus doscientos años floridos, a veces a través de años de plomo, siempre punzante, siempre ofreciendo el agua de sus entrañas a la sociedad. Algo nuevo, innovador, se produce en esta Casa, y nosotros hemos querido estar a su paso. Son tiempos de alto riesgo, de elevada responsabilidad, de prometedoras oportunidades. Todos los recursos con los que cuenta la humanidad deben ser movilizados sin exclusión para movilizar conciencias y voluntades.
Que vivimos días críticos, sacudidos por profundas mutaciones de alcance global, es obvio. Creo que se trata de un auténtico cambio “epocal”, una nueva versión de la “Era Axial” de que habló Jaspers, pero de orden inverso. En aquel entonces, distintas expresiones religiosas y filosóficas fueron vestíbulo de una nueva toma de conciencia en un mundo nuevo. Hoy, salidos del encantamiento del progreso continuo, caídos en la razón instrumental y en el egoísmo insaciable que no repara en consecuencias, pudiera darse el caso que las diferentes filosofías y las muchas y distintas religiones del mundo, encuentren también un común denominador que aporte, no su retorno autoritario, sino una propuesta dialogada de sentido; una defensa de los derechos y de los deberes humanos, sistemáticamente vulnerados, de la paz y la justicia.
Habermas habla de la “secularización descarrilada de la sociedad”, y de la post-secularidad como una oportunidad de aprendizaje mutuo. El Renacimiento, con su propuesta de hombre singular y universal a un tiempo; la Reforma, con sus principios de libre interpretación y de relación con Dios sin intermediarios, y la primera hornada de Filósofos de la Ilustración, promovieron la construcción del sujeto ético. Hoy estamos ante la deconstrucción de ese sujeto y el imperio de la subjetividad apropiativa. Cambios profundos afectan a la propia naturaleza humana. El post-humanismo pisa fuerte. Es en esos límites cuando la especie humana debe movilizar sus propios recursos esenciales para un nuevo imperativo “categorial”: la reconstrucción ética del sujeto y de la ciudadanía, donde la ética civil y la ética religiosa, cooperen para la definición de una ética de mínimos que dice Adela Cortina que, recogida en juricidad, proteja globalmente los derechos humanos y promueva moralmente los deberes.
Habíamos escuchado en Comte su teoría de los tres estadios: Aquel primero religioso, teológico, calificado de ficción, sería superado por el segundo metafísico, y tendría que finalizar en un estadio positivo que acabaría con la metafísica y la religión. Hoy comprobamos que eso no ha sucedido así, y contemplamos la necesidad de integración de los tres. Hoy, desde la filosofía política, se multiplican las voces señalando nuevos caminos. Hoy, desde la antropología cultural escuchamos decir a Talal Asad, en su “The formations of the secular; Christianity, Islam, Modernity. Cultural mémory in the present”:
“La sociedad postsecular sería una sociedad donde se reactiva y reconfigura lo religioso; una sociedad que reconoce el carácter irreductible e imperecedero de las múltiples expresiones religiosas. Ésta asume el renacimiento de la metafísica, el reencantamiento de la existencia, la presencia mudable e indefinida de lo religioso y el abrazo a las mentalidades tanto mundanas como trascendentes. La moderna secularización, entonces, no habría implicado necesariamente el declive progresivo de las creencias religiosas y trascendentes, sino una nueva situación en la que emerge un gran pluralismo cultural, religioso y espiritual con el que el individuo y los grupos procuran dar un sentido a sus vidas, trayectorias, aspiraciones e incertidumbres.”
La Agrupación Especial para el Estudio de las Religiones del Ateneo de Madrid inicia su andadura. Echamos a andar porque el Ateneo de Madrid no podía quedar al margen del debate público e intercultural que atraviesa el mundo entre el tumulto de postmodernidades, secularidades múltiples, postsecularidades, postverdades y verdades apañadas.
Emerge un tiempo de postsecularidad, nacida como dialéctica. Una utopía realizable toma figura en occidente, precisamente cuando éste ha probado las hieles de las derivas negativas de la Modernidad. Quiere ser un espacio para ensayar el debate y el consenso a partir de lo más propio y profundo porque algo serio está en juego: el hombre y la vida en el planeta. En ello estamos.
En esta primera sesión intervendrán el Dr. D. Juan Armindo Hernández Montero, Presidente del Ateneo de Madrid; el Dr. D. Enrique Santos Marinas, Secretario Académico del Instituto Universitario de Ciencias de las Religiones de la U.C.M; y el Dr. D. Francisco Javier Fernández Vallina, Jefe del Departamento de Hebreo, Arameo, Islam y Lejano Oriente del Instituto Universitario de Ciencias de las Religiones de la UCM.