"Resulta interesante que, mientras la Iglesia ha dedicado muchas conferencias al tema [al evolucionismo] este año, el vicepresidente de CNR haya organizado conferencias en favor del creacionismo", ha dicho Nicola Cabibbo, presidente de la Academia Pontificia de Ciencias, quien ha censurado el apoyo económico al proyecto por parte del CSIC italiano. En parecidos términos, se ha manifestado el biólogo Ferdinando Boero, de la Universidad de Lecce, que considera "inaceptable" la financiación del libro por parte de la institución: "Nos encontramos ante la paradoja de que, mientras la Academia Vaticana de Ciencias respalda el evolucionismo, lo niega el vicepresidente de la organización científica más importante de Italia". En un intento de quitar hierro al asunto, el presidente del CNR, el físico Luciano Maiani, ha dicho que, aunque la entidad no comparte el punto de vista de De Mattei, éste tiene derecho a publicar el libro porque la libertad de expresión está garantizada por la Constitución italiana. El centro del debate no es, sin embargo, el derecho de nadie a decir lo que quiera dentro de la ley -incluidas estupideces como las creacionistas-, sino que una agencia para el fomento de la ciencia use dinero público para financiar supercherías, anticiencia.
No parece que en España el creacionismo pueda llegar a algo parecido, aunque sí ha sabido aprovechar lo fácil que es conseguir la cesión de un espacio universitario para cualquier cosa, incluidas sesiones de espiritismo y homenajes a divulgadores pseudocientíficos. Por estos casos y viendo lo que pasa en Italia, sería de desear que nuestros científicos reaccionaran con contundencia cuando los medios divulgan falsedades anticientíficas, en vez del silencio irresponsable con que la mayor parte de las veces las reciben.