El Papa Francisco firmó el 15 de julio el decreto que reconocía un milagro por intercesión del beato Wojtyla, canonizado en tiempo récord
Los papas Juan Pablo II (1920-2005) y Juan XXIII (1881-1963) serán canonizados el próximo 27 de abril y se convertirán así en los otros dos pontífices proclamados santos en los últimos 100 años junto con Pío X, según anunció hoy el papa Francisco en latín. La fecha de su canonización fue elegida por el papa Francisco durante el consistorio celebrado hoy junto con los cardenales y corresponde al primer domingo después de las celebraciones de la Semana Santa, cuando la Iglesia católica celebra la fiesta de la Divina Misericordia.
Una fiesta que instituyó el propio Karol Wojtyla tras hacer santa en el año 2000 a la monja polaca Faustina Kowalska, conocida como la santa Teresa de Jesús polaca. El papa Francisco hizo alusión, siempre en latín, a la vida de Juan Pablo II y de Juan XXIII.
El camino hacia la santidad tiene varios escalones: en los casos más tradicionales, primero es necesario ser nombrado Venerable Siervo de Dios, el título que se da tras la muerte a quien se le reconoce haber vivido "las virtudes de manera heroica". Después es necesario tras una especie de "juicio" que sea reconocido un milagro para ser proclamado beato y después otro para la canonización, aunque el Papa puede saltarse alguno de estos pasos como en el caso de Juan XXIII.
La canonización del papa polaco ha llegado en tiempo récord, pero ha seguido todos los pasos marcados por la Iglesia. Y es que la subida a los altares de Juan Pablo II, cuyo papado duró casi 27 años, fue casi por aclamación popular tras el "santo súbito" (santo ya) que resonó durante días en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
En mayo de 2011, la Congregación para las Causas, el organismo del Vaticano que evalúa a los candidatos a la santidad, consideró como primer milagro el caso de la monja francesa y enfermera Marie Simon Pierre, de 51 años, quien según la comisión médica se curó de manera inexplicable de la enfermedad de Parkinson, la misma que sufrió Wojtyla en los últimos años de su vida.
En cuanto a Juan XXIII, el papa Francisco, que en sus seis meses de pontificado ha resaltado en numerosas ocasiones la figura del "Papa Bueno", sorprendió el 5 de julio pasado al anunciar que lo proclamará santo sin esperar ese milagro, en una decisión inédita. El portavoz vaticano, Federico Lombardi, afirmó que Francisco, en el caso de Juan XXIII, no tiene dudas de su santidad.
"Conocemos todos las virtudes y la personalidad del papa Roncalli, no es necesario explicar los motivos de su santidad", dijo Lombardi, que precisó que ello no quiere decir que a partir de ahora todos los beatos sean canonizados sin un segundo milagro.
La santificación de Juan Pablo II y Juan XXIII se produce en el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, convocado por Roncalli, aquel papa del norte de Italia al que todos consideraban un papa de "transición". Se da el caso de que Juan XXIII fue beatificado junto al papa Pío IX, el polémico último papa-rey (1792-1878, elegido Papa en 1846).
La beatificación conjunta levantó una fuerte polémica en sectores de la Iglesia, que consideraron que se comete una injusticia con el papa Roncalli al colocarle en el mismo nivel que a Pío IX.
Y es que según estos sectores, fueron dos pontífices de pensamientos opuestos y mientras Juan XXIII con el Concilio Vaticano II abrió la Iglesia al mundo y a los humildes, Pío IX se opuso a las conquistas sociales de su época, a la modernidad y al "Risorgimento" que llevó a la unidad de Italia y fue antisemita.
En esta ocasión, Juan XXIII será proclamado santo junto a otro papa, Wojtyla, el pontífice más mediático de la historia de la Iglesia, de una personalidad arrolladora, y observadores vaticanos aseguraron hoy que, de nuevo, aunque por otra causa, el "Papa Bueno" quedará "eclipsado".
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