Rosas, violines, libros o manos son alternativas al símbolo religioso en los funerales
Rosas, hojas secas, violines, libros, manos entrelazadas… las pequeñas esculturas de Manuela Rivero pueden considerarse piezas de joyería. O joyería funeraria que empieza a hacerse con un lugar en velatorios y ceremonias, sobre el féretro, o junto a él. "Si en vida una persona era un gran amante de la música, o de la literatura, la familia puede optar por un violín, o un libro", explica esta escultora nacida en Salamanca y afincada en Barcelona desde niña. Si se quiere expresar el amor con el fallecido, la rosa, o las manos pueden ser la mejor representación.
Estas esculturas están hechas para despedir y recordar a los difuntos, expresando alguno de sus sentimientos, aficiones o amores. "La idea es que sea una escultura personalizada", apunta la escultora. "Siempre me ha gustado representar lo que expresa el alma". Ya hace tiempo decidió ampliar su trabajo con arte funerario laico. "La palabra laico da para mucho, es todo lo que nos interesa a todos, a la mayoría de la sociedad, los sentimientos, el amor, el cariño de los nuestros, la música, la literatura, la poesía, lo que sentimos en el día a día, lo cotidiano…".
La idea de Rivero coincidió con los planes de Serveis Funeraris Integrals, la primera operadora totalmente privada en Barcelona, con tanatorio en la Ronda de Dalt. Se pusieron manos a la obra con un primer catálogo de siete modelos: las rosas, las hojas, el violín, el libro, la mano que sostiene un bebe, el perfil lloroso de un rostro, las manos juntas. Se nota mucha ternura. Se empezaron a comercializar en abril de este año. "Cada una es una pieza única en bronce, firmada, que lleva un mes y medio de trabajo", explica Rivero.
Hasta hace unas semanas, medio centenar de familias han optado por estas piezas, incluso acompañadas de símbolos religiosos. Su coste varia entre los 300 y los 600 euros, y las que tienen más aceptación son las rosas, hechas hoja a hoja antes de soldarlas al tallo. Las hojas de plátano también tienen éxito, y su autora está especialmente satisfecha de haber logrado hacerlas con un grosor mínimo.
Manuel Alegre, director comercial de Serveis Funeraris Integrals, explica que la oferta de arte funerario laico es un elemento más del trato personalizado que se quiere dar a las familias de los fallecidos. "Antes había féretros con cruz o sin cruz (o estrellas de David u otros símbolos religiosos), pero muchas familias quieren motivos que no han de ser no necesariamente religiosos", explica Alegre.
De hecho, acabada la ceremonia, la mayoría de las familias se quedan la escultura para mantener un recuerdo más en sus casas. "Un recuerdo de lo que (el difunto) era en vida", concluye Manuela Rivero.