Las reclamaciones de IU en materia de educación no son nuevas. La federación de izquierdas que lidera Diego Valderas lleva años ofreciéndoselas al Gobierno socialista. Éste ha hecho suyas muchas de ellas, unas veces íntegras, otras a medias, moderando el impacto y barriéndoles el tono revolucionario del lenguaje. Otras veces las ha dejado resbalar sobre el Diario de Sesiones sin detenerse demasiado en ellas. Desde que IU forma parte del Gobierno, conviene detenerse en algunas de esas propuestas que antes pasaban desapercibidas, como la retirada de conciertos a los colegios católicos allí donde existen aulas vacías de escuelas públicas (una medida que ya se ha adoptado). El portavoz de IU en el Parlamento, José Antonio Castro, enunció ayer una batería de medidas, entre ellas, eliminar del currículum la asignatura de Religión y cubrir las horas con materias instrumentales (Lengua, Matemáticas, Ciencias e Inglés). También abogó por la reducción progresiva de los conciertos hasta su “total eliminación”. Griñán llevaba su discurso escrito, de manera que ayer tocaba dejarlas resbalar sobre el Diario de Sesiones.
“Vamos bien en educación, vamos bien, pero todavía queda mucho tajo por delante”, dijo Castro, con un discurso más complaciente que el que solía usar la coalición antaño. IU siempre ha sido muy exigente en temas educativos (más incluso que el PP). Ayer planteó un “replanteamiento de la gestión externalizada en los servicios complementarios”, como comedores escolares y aulas matinales, “un nuevo enfoque al modelo de las TIC”, es decir, al uso de ordenadores en clase, “un bilingüismo en toda la etapa educativa”, “la bajada de la ratio alumnos por aula) y la elección democrática de los órganos directivos en las escuelas”.