Una fundación tutelada por el Estado filtrará las donaciones de origen extranjero
El ministro italiano de Interior, Giuliano Amato, no se fía de la proliferación de mezquitas y escuelas islámicas en el país. ¿De dónde viene el dinero? Y sobre todo: "¿Quién lo manda?" Son las preguntas que se hace estos días, y para resolverlas anunció ayer que el Gobierno se ha propuesto crear una fundación que se ocupe del control de las financiaciones que el islam recibe del exterior.
La fundación sería similar a la que fue creada hace algunos años en Francia: de carácter privado –pero controlada por el Estado– y ocupada en recibir las aportaciones de donantes nacionales y extranjeros "con total transparencia" para destinarlos a la construcción y remodelación de mezquitas y otros lugares de culto, así como a la formación de imanes.
"HAY ALGO QUE NO ME GUSTA"
Para Amato resulta "inaceptable" la multiplicación de mezquitas en el país "con dinero procedente de otros países". "En este asunto hay algo que no me gusta, pero no sé lo que es. Quiero saber quién y qué se financia en Italia", dijo, en tono preocupado.
Para el titular de Interior, a la Fundación italiana –que deberá tener "un componente nacional"– llegarán los recursos que "desde cualquier rincón del mundo se quieran destinar a la financiación de obras religiosas o civiles". Pero además, el "control" del Estado sobre el "islam nacional" no se limitará tan solo al dinero destinado a los centros: también a lo que ocurre en su interior. Amato dijo que "también el Gobierno debe ejercitar controles sobre el personal de las escuelas islámicas".
El ministro precisó que, al igual que sucede con el resto de escuelas privadas del país, el contenido de los estudios y la idoneidad de los profesores serán controlados. "Naturalmente –manifestó– dentro de los límites consentidos por la Constitución y la libertad de las instituciones privadas presentes en este país".
En Italia hay inscritas oficialmente 258 mezquitas, 86 escuelas islámicas y 628 asociaciones, pero los servicios secretos han revelado que en realidad existen al menos 600 centros de reunión y de oración. Los informes del espionaje italiano sostienen que el país desde el que llegan más contribuciones es Arabia Saudí.
LA SOMBRA DE ORIANA
Tras las declaraciones de Amato, la atención se centra ahora en la espectacular y polémica mezquita que se construye en la localidad de Colle Val d'Elsa, en Siena. El Centro Islámico local se anticipó ayer a cualquier crítica y señaló que las obras han sido financiadas "con 300.000 euros de fondos del Banco Monte dei Paschi Siena y las donaciones de musulmanes". La construcción de la mezquita ha desatado protestas entre los vecinos, y hasta la fallecida Oriana Fallaci comentó en uno de sus últimos artículos que la "haría saltar con dinamita" en cuanto estuviera terminada.
Las declaraciones del responsable de Interior han sido acogidas positivamente por todas las fuerzas políticas; también, aunque con matices, por los responsables de la comunidad islámica en el país, que representan a los 700.000 musulmanes que viven actualmente en Italia. El secretario general del Centro Cultural Islámico de Italia, Abdelá Reduane, se mostró a favor del control de todas las instituciones, mezquitas y escuelas, pero "sin que se produzcan discriminaciones".
