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Israel, un Estado cada vez más religioso y más nacionalista

El primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, tocado con el kipá, y en segundo plano el líder del partido Azul y Blanco y ganador de las últimas elecciones, Benny Gantz. / REUTERS / RONEN ZVULUN

Los israelís han escogido a nueve fuerzas políticas para que los representen en la Kneset (Parlamento). La mayoría de escaños son para partidos o coaliciones de centro, derecha, ultraderecha (secular o nacional-religiosa) y religiosos ultraortodoxos. De centro-izquierda solo hay tres formaciones: las dos sionistas -la lista del Partido Laborista con Gesher, y la Unión Democrática- tienen 6 y 5 diputados, y la Lista Árabe conjunta, 13. Una minoría de israelís ha escogido a fuerzas de centro-izquierda.

Hace años que la sociedad israelí ha escorado hacia la extrema derecha y el Likud -partido líder de la derecha-, enterró su alma secular para sorber la de la ultraderecha nacional-religiosa. Atrás quedan los días en que hablaba de alcanzar la paz con los palestinos. La derecha religiosa está arrebatando las riendas del país a la secular. El proceso se ha ido cocinando en la última década gracias al líder del Likud, Binyamin Netanyahu. Muchas ideas que ha introducido en instituciones y legislación proceden de una nueva élite política de las colonias judías de Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel. Netanyahu necesitaba a sus impulsores para sobrevivir políticamente.

Yehuda Shaul, co-fundador de la oenegé Rompiendo el Silencio (veteranos del Ejército israelí contra la ocupación), clasifica a los políticos en tres campos: anexión, control e igualdad.

“El primero pretende anexionar toda Cisjordania a Israel, engloba desde la derecha religiosa hasta medio Likud y representa a un 23% o 24% de los israelís judíos”, explica Shaul.

“El campo del control ve al Estado palestino soberano como una amenaza para la seguridad de Israel y quiere controlar su espacio aéreo y sus fronteras. Va desde el Likud hasta el centro-izquierda laborista y representa al 70% de los israelís judíos”, dice el activista. “El de la igualdad es el de los que piensan que israelís y palestinos somos iguales ante la ley y que la creación de dos Estados traerá esa igualdad”, dice Shaul.

“El campo del control ha dominado la política israelí. El giro a la derecha de Israel implica la completa erradicación del campo de la igualdad del nivel político y el paso del campo de la anexión al Gobierno. Excepto la Lista Conjunta árabe, hoy nadie menciona la palabra ocupación”, comenta Shaul.

Ganar votos

El rabino de la corriente conservadora Uri Ayalon considera que la izquierda “tiene mucha culpa en este cambio porque jugó a ganar votos y dejó atrás la ideología”. Para Ayalon, Netanyahu “está rompiendo todas las reglas morales y de la democracia israelí y su discurso es de odio”. “La palabra paz ha desaparecido de la mesa y las escuelas. Esto es muy peligroso para los fundamentos de la democracia”, alerta. “Educamos a los jóvenes de manera que creen que democracia es ir en contra de todas las instituciones democráticas ¿Qué podemos esperar de Israel dentro de unos años?”, apunta este rabino de Jerusalén.

La analista Dahlia Scheindlin comparte esta visión: “Los cambios más grandes con Netanyahu se han producido en la erosión de la cultura democrática de Israel, el ataque contra los tribunales, las instituciones democráticas, los medios de comunicación y la sociedad civil. Si gobierna la extrema derecha esto seguirá y empeorará”.

En los últimos años, activistas como Shaul han sido criminalizados desde el Gobierno. “A todos los de izquierdas se les llama traidores ahora, aunque sean sionistas y luchen por este Estado”, señala Ayalon. Este rabino opina que “la sociedad ha virado a la derecha porque esta le da una vida cómoda que es una ilusión”.

La ideología de los colonos, que son un 5% de la población, empezó su lento asalto al poder hace 14 años con la evacuación de las colonias de Gaza por decisión del primer ministro israelí Ariel Sharon, hasta entonces, paladín de los colonos.

Conquistar la democracia

La derecha religiosa vivió un momento traumático y decidió conquistar la democracia israelí infiltrándose en lugares de poder en todos los sectores. Hace años era poco común ver a oficiales del Ejército con kipá, hoy la lleva un 40%.

La nueva derecha nacional-religiosa está importando una ideología conservadora de estilo estadounidense y su visión se extiende entre la sociedad gracias a organizaciones financiadas por judíos americanos del ala más conservadora.

De algunas de ellas ha partido la ley del Estado-nación judío o libros de texto de educación cívica utilizados en el sistema de escuelas públicas de Israel, que replantean el sionismo como un movimiento religioso y pintan a los árabes como una amenaza.

“Si seguimos por este camino vamos hacia un futuro muy negro”, advierte Talia, una joven de 25 años de Jerusalén. “Hace unos años, nadie se hubiera atrevido a hablar de anexionar Cisjordania, ahora no hay límites”, añade.

Hace unos años, ningún primer ministro se hubiera atrevido a usar palabras similares a estas del rabino de extrema derecha Meir Kahana: “(Los árabes de Israel) nos quieren matar, nos quieren eliminar”. Netanyahu sí.

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