La liberación de la activista por los derechos humanos Narges Mohamadi en Irán llegó a las tres de la madrugada de ayer, día en el que los chiíes conmemoran el arbain o los 40 días desde el martirio del imán Husein. Es una noche sagrada para millones de musulmanes, especialmente en Irán, donde hay gran devoción por el nieto asesinado del profeta Mahoma, por lo que el gesto no ha pasado inadvertido para el gran sector de la sociedad iraní que condena las arbitrariedades de su sistema, especialmente la pena de muerte, uno de tantos temas por los que ha luchado es mujer de 48 años que cumplía una condena de 16.
La acusaban, entre otras cosas, de “atentar contra la seguridad nacional” y “de formar y de manejar un grupo ilegal”. Se referían al centro de defensores de los derechos humanos creados por la ganadora del premio Nobel de la paz Shirin Ebadi, hoy exiliada, de la que era portavoz. Narges, madre de dos hijos que actualmente viven fuera de Irán, empezó a interesarse desde muy joven en la defensa de los derechos humanos y muy rápido pasó a convertirse en una de las activistas más destacadas del país. Ha pasado varias veces por la cárcel, la última en el 2015, cuando un juez revisó una condena anterior de seis años de cárcel y la subió a 16 años. Bajo la antigua ley iraní, tendría que esperar a cumplir diez años en prisión para pedir la libertad provisional. Por eso sorprendió ayer la noticia de que la justicia de la provincia de Zanjan, donde se encontraba detenida, la dejaba en libertad.
“La liberación de Narges en la noche de arbain me crea la esperanza de que pueda haber un cambio en las políticas del sistema judicial acerca de ese fenómeno llamado prisioneros políticos”, escribía ayer Mustafa Tajzadeh, quien después de las protestas del 2009 pasó a ser uno de los principales presos políticos del país.
Narges había sido trasladada a la prisión de Zanjan en diciembre pasado después de haber participado en una protesta pacífica en la cárcel de Evin, en Teherán. En aquel momento la organización Reporteros Sin Fronteras denunció que Narges había sido trasladada “por la fuerza”. En los últimos meses su salud se había deteriorado, lo que causó aún más preocupación cuando, semanas atrás, se supo que se había contagiado de la Covid-19. Los presos políticos no recibieron el beneficio de la libertad provisional que la justicia ha otorgado a más de 100.000 presos desde marzo, cuando la pandemia se extendía en el país. Muchos han protestado, entre ellos la abogada y defensora de los derechos humanos Nasrin Sotudé que cumple una condena de 38 años.