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Investigan a un imán de Vitoria por abusar de dos menores a las que enseñaba el Corán

La Fiscalía indaga entre los fieles si se produjeron tocamientos a más niñas, mientras que un juzgado impone una orden de alejamiento al líder espiritual

La Fiscalía de Álava investiga desde hace meses un caso de presuntos abusos sexuales en una mezquita vitoriana. Según ha sabido este periódico, el único sospechoso es el imán de este templo, uno de los más antiguos de este culto en la ciudad. Se le ha procesado por realizar tocamientos a, al menos, dos chicas –ambas menores de edad y de origen magrebí, como el investigado– durante el estudio del Corán. Fuentes de la mezquita donde imparte doctrina reconocen que se está considerando «la posibilidad de echarle del cargo» ante la gravedad de los hechos, investigados con una discreción exquisita.

Las clases de lectura del Corán, que podría equipararse a las catequesis a las que acuden los niños católicos, se realiza habitualmente en una sala en la que sólo están los alumnos y el imán, una especie de líder espiritual dentro de la comunidad musulmana. El número de estudiantes lo decide este guía religioso, quien entre otros cometidos pronuncia la jutba (sermón) ante los fieles masculinos cada viernes.

Según los testimonios recabados hasta la fecha por la oficina liderada por Josu Izaguirre, el sospechoso, de 61 años y natural de Tetúan, presuntabamente aprovechaba esos momentos sin testigos para realizar «tocamientos» y otras prácticas impropias. Ya se han documentado dos testimonios en este sentido. No obstante, la Fiscalía, en colaboración con la Ertzaintza y la Policía Local de Vitoria, indaga por si hubiera otros menores afectados. La investigación, sin embargo, avanza a un ritmo lento debido al hermetismo de la comunidad magrebí, apuntan fuentes conocedoras del proceso. Esta mezquita en concreto es singularmente tradicionalista, aunque está muy alejada de cualquier patrón extremista. Pero sí tiene un funcionamiento cerrado y propenso a resolver cualquier conflicto intramuros.

Auxilio en plena calle

Probablemente eso hubiera sucedido si una de las víctimas no se hubiera topado con una patrulla de la Policía Local en primavera. La chica, acompañada por una amiga, acudió a la carrera hasta los uniformados. Muy nerviosa, les explicó que un hombre acababa de tocarle en plena calle. Tras calmarla, los agentes descubrieron que el supuesto agresor era en realidad su antiguo imán y profesor del Corán. Tirando del hilo, y ya con la Fiscalía de Álava en el caso, se descubrió que había otra víctima. Ambas tienen idéntico perfil: menores de 18 años, de origen magrebí y exalumnas de este imán. Y es que los padres de ambas no habían denunciado los hechos, pero sí las habían cambiado de mezquita.

Con un cuidado y una discreción extrema, el Ministerio Fiscal empezó a recabar datos y testimonios. Cuando las niñas se ratificaron en sede judicial, se pidió una orden de alejamiento para este hombre. En verano, el Juzgado de Instrucción número 4 de Vitoria la decretó. A día de hoy sigue vigente. No puede ni acercarse ni ponerse en contacto con ninguna de las dos jóvenes. Al parecer, este hombre aprovecharía esos momentos a solas para arrimarse a las chicas y tocarlas al amparo de su privilegiada condición. Dentro de la comunidad musulmana, los imanes están considerados una figura superior. Una especie de guía espiritual o padre al que se venera, escucha y consulta para cualquier orden de la vida.

El caso, una vez judicializado, ha sacudido a la comunidad musulmana local. Los supuestos acosos se produjeron hasta principios del año pasado, pero no saltaron al ámbito legal hasta que este hombre se cruzo con la víctima y supuestamente no se le ocurrió otra cosa que «toquetear» a la joven, ante lo que ésta huyó despavorida.

Hace unas semanas, el sospechoso, que carece de antecedentes policiales, acudió al Palacio de Justicia para testificar. Se presentó ‘protegido’ por dos hombres de confianza, al parecer fieles de la mezquita. Negó todas las acusaciones y salió en libertad con cargos. Recientemente, las víctimas se han ratificado en sus versiones incriminatorias. Su corta edad, el paso del tiempo y el miedo han suavizado sus discursos. No obstante, la causa sigue su curso y todo indica que en unos meses, el imán podría acabar ante un juzgado donde respondería por un supuesto delito de abusos sexuales.

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