Investigadores de la Universidad Case Western Reserve entrevistó a 900 personas creyentes y no creyentes para dos estudios que examinaron las características de personalidad que llevan al dogmatismo.
Las personas religiosas se aferran a ciertas creencias, aun en vista de las evidencias científicas, porque ellas están íntimamente ligadas a sus principios morales a través de una “resonancia emocional”, dicen los nuevos estudios.
En contraste con esto, los ateos se rehúsan a las creencias religiosas porque en sus cerebros predomina más el pensamiento analítico.
Investigadores de la Universidad Case Western Reserve en Cleveland, Ohio, entrevistaron a 900 personas creyentes y no creyentes para dos estudios que examinaron las características de personalidad que llevan al dogmatismo, informa The Independent.
En ambos grupos se encontró que las personas con mayor razonamiento crítico eran menos apegadas a sus creencias, pero se diferenciaban en cómo influían en su pensamiento los asuntos morales.
“La resonancia emocional ayuda a las personas religiosas a tener más certidumbre -mientras más corrección moral ven en algo, más se reafirma su pensamiento”, dice Anthony Jack, profesor asociado de filosofía y coautor de la investigación, citado en The Independent. “En cambio los asuntos morales hacen que las personas no religiosas sientan menos certidumbre”, agrega.
Jared Friedman, candidato a PhD y otro delos autores, agrega que “los individuos religiosas pueden apegarse a ciertas creencias, especialmente aquellos que parecen incómodos con el razonamiento analítico, porque esas creencias [entran en sintonía] con sus sentimientos de moralidad”.
Mientras la empatía se ve normalmente como algo bueno, un intenso sentimiento de moralidad puede ser peligroso cuando es extremo, explican los autores. “Los terroristas, dentro de su burbuja, creen que lo que hacen es altamente moral; creen que están corrigiendo errores y protegiendo algo sagrado”, dice Jack.
El académico agrega que la campaña de elección de Donald Trump fue capaz de “apelar a los miembros de sus bases ignorando hechos”, es decir, resonando emocionalmente con los votantes.
En el otro extremo y a pesar de desplegar un pensamiento crítico, están los ateos dogmáticos, que “pueden carecer de percepción para ver cualquier cosa positiva sobre la religión. Solo pueden ver que contradice su pensamiento analítico y científico”, dice Jack.
Los investigadores afirman que sus hallazgos, publicados en la revista Journal of Religion and Health, apoyarán sus trabajos previos, donde demuestran que las personas tienen dos redes cerebrales para la empatía y el pensamiento analítico.
Los autores dicen que los dogmáticos religiosos pueden aparecer como dominados por la empatía, mientras que los ateos están regidos por las redes analíticas. Esta aseveración es cuestionable, puesto que la empatía no es solo del dominio de las religiones y es ciertamente un terreno conocido para los no creyentes.
El estudio reciente trabajó con entrevistas a personas que se identifican como ateos, cristianos, hindúes, judíos, musulmanes, entre de otras religiones. Los investigadores creen que sus hallazgos son aplicables a otras áreas que suelen estar cargadas de debate.