Human Rights Watch (HRW) exhortó hoy al Gobierno de Arabia Saudí a que trate a la minoría chiíta musulmana como ciudadanos con iguales derechos que los demás, investigue las detenciones arbitrarias de estas personas y evite la "discriminación sistemática" de este colectivo en la religión, la educación, la justicia y el empleo.
En un informe de 32 páginas, titulado "Denegación de la dignidad: la discriminación sistemática y la hostilidad hacia los ciudadanos sauditas chiítas", HRW indica que este colectivo, que forma entre el 10 y el 15% de la población de este país, sufre "agudas tensiones sectarias" desde hace años.
El informe refleja que estas tensiones se han incrementado este año con los enfrentamientos entre peregrinos chiítas y la policía religiosa en Medina, las detenciones arbitrarias de manifestantes en la Provincia Oriental, el cierre de salas privadas para la oración en Khobar y las detenciones de religiosos y líderes de esta comunidad en Ahsa.
La directora de HRW en Oriente Medio y Norte de África, Sarah Leah Whitson, indicó que "todos los chiítas de Arabia quieren que su Gobierno respete su identidad y trate a todos por igual. Sin embargo, las autoridades saudíes, de forma rutinaria, tratan a estas personas con desprecio y desconfianza".
Además, Human Rights pidió al Gobierno que establezca una comisión para estudiar la distribución de los lugares sagrados de los musulmanes de diferentes credos, sobre todo en Meca y en Medina.
HRW subrayó que el rey Abdulá ha realizado algunos pasos hacia la tolerancia religiosa, pero "la discriminación estatal no ha terminado".
Además, esta discriminación se extiende al sistema educativo (los chiítas no pueden enseñar religión en clase), judicial (los jueces rechazan a testigos chiítas por su religión), laboral (no hay ministros, diplomáticos u oficiales de alto rango militar de este colectivo) y militar (los estudiantes chiítas no están admitidos en las academias).