En la última rebelión fascista de la cruz y la espada de 1936 existieron dos frentes de vital importancia: defensa del territorio y defensa de la CULTURA. Por primera vez en la cultura universal la república iba a consolidar una de las ilusiones que más le caracterizaba: que la ciencia y la cultura dejasen de ser un privilegio de las oligarquías y se dignificasen estando al alcance de las clases proletarias. Con objeto de que los conocimientos culturales y científicos fuesen imponiéndose a todos los españoles para conseguir erradicar la ignominiosa imposición clerical.
Por sus azares, la Reconquista de España devino durante siglos en una sociedad de grandes nobles, colaboradores del rey en guerras, etc. y poseedores de grandes dominios, de pueblos enteros, de bienes inmuebles dueños de la propiedad rural y otros personajes de la Corte vinculados de la Realeza.
Después de tres años de guerra civil, 39 años de abyecta e inmisericorde y criminal dictadura y veintisiete años de democracia, en el Foro de Debates de la Universidad de Valencia, la Nau, en su Aula Magna, va ha visionarse un documental que evocará acontecimientos acaecidos en nuestra jurisdicción republicana en el transcurso de una de la más ominosas épocas de nuestra Nación.
Es imprescindible que sea la Universidad, la universidades, el foro donde se gesten, definan e impulsen las ideas, los conocimientos, el corazón de la pautas de convivencia que devendrán en leyes para el más armónico desarrollo de los pueblos, de la Humanidad. Es, en suma, la Cultura, el conocimiento, la ciencia la que permitió obtener la óptima y única e inteligente concordancia de conceptos que posibilita a los pueblos regirse con libertad responsable y democrática dentro de la variante diversidad de creencias convivencias y opiniones pero sin ningún cínico y procaz privilegio o regalía. Hay que exponer verdades, sin odio.
Desde siempre se ha impuesto a sangre y fuego el hecho religioso como paradigma de amor al prójimo, de moral, de cultura, de iluminación…
Durante siglos, milenios, las imposiciones religiosas han procurado conculcar, extirpar el conocimiento, la cultura, la Ciencia: “El conocimiento es pecado a los ojos de Dios”. “Enseñanzas humanas de espíritus malignos. ¿Para qué todo esa sabiduría mundana cuando se es cristiano; lo necesario se oye en la iglesia, con eso hay bastante”.
Se ha martirizado, quemado vivos a científicos, filósofos, médicos: Giordano Bruno, Servet, Vesalio, Vanili, Huss….y a millones y millones de personas. Los progresos de la Ciencia impiden regresar al irracional mundo de las creencias ocultas y míticas que aún permanecen en la memoria como resto de supersticiones. ¿Podrá el hombre asumir sin traumas una libertad responsable aceptando la Ciencia como fuente de verdad que le libere de imposiciones coercitivas que han traumatizado su existencia?. ¿Será feliz aceptando una escala de valores basada en la verdad objetiva, en la ética del conocimiento? En las escuelas ya se imparte cultura científica, se demuestra como se ha formado la vida, de dónde procedemos. Ya es evidente que la razón y la Ciencia liberan al género humano de la esclavitud, de imposiciones inquisitoriales que durante siglos y milenios le ha sometido al terror del pecado y del infierno. Hay que respetar las creencias, la religiosidad de cada persona si así se consideran felices, pero tales creencias y tal religiosidad tampoco deben imponerse a nadie.
Los alumnos del Instituto Obrero fueron los que polarizaron la gran eclosión cultural de finales del s.XX. Podéis mirar a sus ojos, estrechar sus manos y preguntarles el valor de los principios que iniciaron y defendieron. Están ante vosotros alumnos que partieron voluntarios a los frentes de lucha: a la mayor batalla, las curvas del Ebro; a la Resistencia francesa, a las checas franquistas, a los guerrilleros de España. Están ante vosotros. Viven sin odios pero quieren reivindicar sus verdades.