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Señor director:
Pío XII fue acusado desde el principio de ser partidario del bando más fuerte y anticristiano, el de los agresores nazis. Se ha comprobado que llegó incluso a tapar la existencia de los campos de exterminio. Eso le ha apartado hasta de la «moda» de Francisco de canonizar a otros Papas recientes, para intentar prestigiarse él mismo.
El penúltimo papa, Benedicto XVI, ya clérigo, fue detenido cuando todavía llevaba el uniforme de soldado nazi. Y también, desde el principio, se ha acusado a Francisco de que, por política y contra el Evangelio, está en favor del poderoso agresor, Putin. Ahora, perdido todo pudor, ha pedido a Ucrania que «tenga el valor» de alzar la «bandera blanca», pues, argumenta, seguir sólo sirve a la industria armamentística (como si eso no fue igual en Rusia).
Ante el inmediato escándalo mundial y la respuesta de la Embajada ucraniana de que «nadie habló de negociaciones de paz con Hitler», la «Santa» Sede intenta «aclarar» que el Papa habló de «negociar», no de «rendirse», como si todos fuéramos tontos.
J. Mit Pau
