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Frenan la venta de un ‘hiyab’ para corredoras tras una fuerte polémica en Francia

Las deportistas egipcias Doaa Elghobashy (izquierda) y Nada Meawad con hiyab en los Juegos Olímpicos 2016 en Río de Janeiro. LUCAS OLENIUK GETTY IMAGES)

¿Está el hiyab de Decathlon a punto de convertirse en el nuevo burkini, la prenda de baño integral para musulmanas que durante años ha provocado una fuerte polémica en Francia? Aunque no es la primera marca de prendas deportiva en dar este paso en el mundo, el anuncio del gigante francés de que iba a poner a la venta un velo especialmente diseñado para las runners o corredoras musulmanas recibió feroces críticas en su país matriz. En Francia, el uso del hiyab o cualquier prenda que cubra el cuerpo de la mujer —generalmente, la musulmana— sigue generando una gran controversia en la sociedad y entre los políticos, quienes defienden a rajatabla la laicidad del Estado. Aunque en un principio la compañía dijo “asumir completamente” la prenda y aseguró que se podría comprar en Francia a partir de marzo -actualmente solo está disponible en Marruecos-, tras las duras condenas políticas y las amenazas recibidas por varios de sus empleados decidió dar marcha atrás y frenar, al menos por el momento, su comercialización en territorio francés.

“Tomamos la decisión, con toda la responsabilidad, de no comercializar por el momento este producto en Francia”, anunció en la cadena RTL el director de comunicación de la compañía, Xavier Rivoire. Tan solo unas horas antes, el mismo portavoz había asegurado a otros medios franceses que Decathlon “asumía completamente” la venta del hiyab para corredoras como “un compromiso social” para “hacer el deporte accesible a todas las mujeres del mundo”.”Nosotros nos concentramos en la democratización de la práctica deportiva. El hecho es que algunas mujeres corren con un hiyab, a menudo poco adaptado. Nuestro objetivo es sencillo: proponerles un producto deportivo adaptado, sin hacer juicios”, había declarado también la compañía previamente en respuesta a una de las críticas.

Lo que pasó entre uno y otro anuncio fue, según denunció la empresa en su cuenta en Twitter, una oleada “sin precedentes” de “insultos y amenazas, a veces físicas”, recibidas por los empleados de la compañía en diversas tiendas de todo el país. Solo el servicio de atención al cliente recibió más de 500 llamadas y correos electrónicos amenazantes, lamentó.

Las críticas habían ido subiendo de tono durante toda la jornada. Con la venta de esta prenda, “Decathlon se convierte en un promotor del apartheid sexual”, denunció la Liga del Derecho Internacional de las Mujeres en un comunicado conjunto con el Comité de Laicidad República. Según estas organizaciones, tanto Decathlon como otras marcas que comercializan velos islámicos para deportistas, como Nike, que hace ya un año lanzó su propio Hijab Pro, la holandesa Capsters o la canadiense ResportOn, “olvidan la misión educadora y emancipadora del deporte (…) ¿Quiere de verdad el mundo del deporte convertirse en el sepulturero de las libertades de las mujeres?”, agrega el escrito.

Entre las políticas que también han criticado el hiyab deportivo y que evaluaban un eventual boicot a la marca francesa están la diputada socialista Valérie Rabault y la también exministra socialista de Familia y hoy senadora Laurence Rossignol. Pero las críticas se dieron en toda la esfera política. La portavoz del conservador Los Republicanos, Lydia Girous, acusó a Decathlon de “renegar de los valores de nuestra civilización a favor de los del mercado y del márquetin comunitarista” al lanzarse al mercado de “la moda islámica”. También la portavoz del oficialista La República en Marcha, Aurore Bergé, denunció la decisión de la empresa gala. “El deporte emancipa, no somete. Mi decisión como mujer y ciudadana será no confiar más en una marca que rompe con nuestros valores. Los que toleran a las mujeres en el espacio público solo cuando ellas se esconden, no son amantes de la libertad”, declaró en Twitter.

Consultada sobre el tema, la ministra de Salud, Agnès Buzyn, recordó que este tipo de producto “no está prohibido por la ley”, si bien, reconoció, representa “una visión de la mujer que no comparto” y  “habría preferido —agregó en RTL— que una marca francesa no promueva el velo”.

En el mismo sentido se había pronunciado por Twitter —epicentro de la polémica— el relator general del Observatorio de la Laicidad del Gobierno francés, Nicolas Cadène, que recordaba que se trata de una empresa privada, que un Estado laico “no debe juzgar una práctica mientras esta no contravenga la ley” —y portar el velo islámico no lo hace, ya que aunque sí esté prohibido en Francia el niqab o velo integral, taparse la cabeza con un pañuelo por motivos religiosos no lo está— y que, en último término, es cosa del “consumidor elegir lo que haga sin imponerse a los demás”. Por el momento, Decathlon no ha revelado si la paralización de la venta del hiyab deportivo en Francia es solo temporal o definitiva.

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