El 13 de diciembre, el Presidente de la Diputación de Toledo, Miguel Ángel Ruíz-Ayúcar, acompañado de la alcaldesa del municipio, María del Carmen Goicoechea, visitó el convento de las Monjas de la Fraternidad Reparadora, haciéndose la foto ineludible y brindando todo su apoyo a las religiosas ante las informaciones vertidas por los medios de comunicación.
Según eldia-digital.com, “Ruiz-Ayúcar transmitió a la superiora su convicción personal acerca de la transparencia que en todo momento se viene dispensando a las candidatas a ingresar en la vida religiosa, decisión que toman voluntaria y responsablemente. Junto a la alcaldesa de Oropesa, insistió en la necesidad de respetar la decisión de las jóvenes que eligen dedicarse a una vida de sacrificio y de generosidad, volcada con las desfavorecidos y ocupada tan sólo de proporcionar asistencia y prestación social”.
La visita fue de inmediato contestada en una nota de prensa por Emilio Sales, Coordinador de Izquierda Unida en Talavera de la Reina. La asamblea local de esta formación política objeta que el señor Presidente de la Diputación hace de sus convicciones religiosas una cuestión oficial.
Y es que los indicios de vejaciones, de mortificaciones con cilicios y flagelos, de condiciones de vida infrahumanas que se imponen a las novicias hubieran ya motivado, tratándose de cualquier organización distinta de la intocable Iglesia Católica, una seria y concienzuda investigación por parte de los poderes públicos.
La actitud de las autoridades civiles es otra, sin embargo, y aquí se borran todas las distancias entre PP y PSOE: en el presente año, el Gobierno Regional concede la medalla de oro de Castilla – La Mancha a Marcelo González Martín, actualmente cardenal emérito de Toledo, conocido por su trayectoria integrista, de la que se hace apología en sitios tan proclives a la democracia y a los derechos humanos como la Fundación Francisco Franco. Hay que decir que el señor González Martín, Doctor honoris causa por la Universidad de Castilla – La Mancha (otra institución pública que potencia las actitudes más retrógradas), tiene entre sus muchos méritos ser el mentor de la Fraternidad Reparadora Apostólica, fundada por el jesuita Luis Mendizábal.
Pues bien, los escándalos provocados por las Monjas de la Fraternidad Reparadora ya saltaron a la luz pública poco después de la fundación de dicho instituto de vida consagrada y de su instalación en la provincia de Toledo (cuentan, al parecer, con unos 30 conventos diseminados por toda la geografía española).
La primera alarma pública de que tengo noticia la dio “La Voz del Tajo” en sus titulares del 29 de septiembre de 1984:
Bajo la tutela de las monjas “Reparadoras”, niñas de Bargas mortificadas con cilicios.
Pues bien, tras su precipitada salida de Bargas, tras las denuncias de familiares de las víctimas, todas ellas menores de edad, e instaladas ahora en Oropesa, el manifiesto desprecio hacia los derechos humanos y hacia la integridad física y moral de las personas ha saltado de nuevo a la luz pública gracias, fundamentalmente, a la revista ECOS y otros medios de difusión.
El argumento que se esgrime desde el arzobispado y desde la complicidad con el maltrato y las vejaciones es que las novicias son mayores de edad. Ante ello, la asociación “Europa Laica”, hace un llamamiento a todos los sectores progresistas y defensores de los derechos humanos fundado en las siguientes consideraciones:
-La captación comienza a los 13 ó 14 años, según testimonios de familiares de las novicias, utilizando técnicas de proselitismo que encajan plenamente en la tipificación de sectas dañinas. Las víctimas ingresan en el convento de las Reparadoras o en las carmelitas de “la Madre Maravillas” en cuento cumplen los 18 años. Es un deber ineludible de los poderes públicos garantizar la protección a los menores.
-Si un adulto desea entregarse a una vida llena de privaciones, mortificaciones y vejaciones es, ciertamente, libre de hacerlo. No es un delito establecer una relación sadomasoquista de esclavitud, sea de tipo sexual o sublimada en “lo sagrado”. Lo que no parece tan lícito es que el Estado se convierta el valedor de este tipo de contrato. La esclavitud está a todas luces condenada por la Constitución.
-A los creyentes católicos de buena fe les ruego una reflexión sobre qué clase de Padre celestial (aunque yo no comparta esa creencia) puede complacerse en la degradación inútil de sus propias criaturas. Las mortificaciones y las vejaciones que las Reparadores imponen a sus novicias sólo pueden darnos a los demás una imagen que en nada favorece a su propia fe.
-Es nuestra intención, en cuanto sea posible y junto a otras organizaciones, convocar una rueda de prensa que saque a a luz pública las actividades de los grupos proselitistas implicados, exigiendo a los poderes públicos una investigación concienzuda, en términos idénticos a los procedimientos que se siguen en los casos de las sectas dañinas y que aquí, inexplicablemente, no sólo se toleran sino que se potencian desde sectores políticos carentes de todo escrúpulo.
Juan Francisco González Barón,
Presidente de la Asociación “Europa Laica”.
Talavera de la Reina, 26 de febrero de 2003.