Los obispos abordan mañana el cambio de líder sin conocer las intenciones del Papa tras jubilar a Rouco
Si hay vaticanólogos en España, con Francisco se están equivocando a diario desde que el jesuita argentino accedió al pontificado, este jueves hace ya un año. Nada de lo que los expertos en la autodenominada Santa Sede han dicho que iba a ocurrir para cambiar el rumbo de su Iglesia en España se ha materializado. Ni siquiera han acertado esta semana, cuando daban por sentado que el Papa iba a sugerir en voz alta el perfil del prelado que le gustaría aupar como sustituto del cardenal Antonio María Rouco en la presidencia de la Conferencia Episcopal Española (CEE).
Francisco acaba de recibir por separado —en grupos de siete u ocho— a los 83 obispos españoles en lo que se conoce como visita ad limina apostolorum. También se reunió el pasado día 3 con todos ellos, para que le escucharan un discurso. No dijo ni palabra sobre sus intenciones o deseos, como si temiera no ser atendido. La consecuencia es que la CEE inicia mañana su asamblea general sumida en una desorientación sin precedentes.
Un hecho desmiente la idea de que el Vaticano está muy preocupado por su Iglesia en España. Es la primera vez en la historia moderna que hay aquí solo dos cardenales en activo, el citado Rouco en el arzobispado de Madrid, y Lluis Martínez Sistach en el de Barcelona. Los dos superan con creces la edad de jubilación forzosa, fijada por el Código Canónigo en los 75 años. Rouco cumple 78 en agosto, y Sistach 77 este abril. Se ha dicho que Francisco es partidario de que se cumpla lo mandado sobre el retiro de las jerarquías. Él mismo desmiente con los hechos esa impresión. En el único dicasterio de su pontificado hizo cardenal al arzobispo emérito de Pamplona, Fernando Sebastián, de 84 años.
Se anunció que Francisco había recabado la opinión de muchos prelados y laicos antes de tomar una decisión sobre España, prevista para la pasada Navidad. No ha llegado ningún cambio ni orientación. Ahora se afirma que Rouco permanecerá en el arzobispado muchos meses más, incluso un año. Si ocurriera, el nuevo presidente de la CEE bregaría el inicio de su mandato bajo la poderosa mirada de su antecesor, poco dado a quedarse al margen de los acontecimientos.
Lo cierto es que los prelados inician la plenaria de la CEE desorientados, sin directrices, en medio de rumores que ensombrecen aún más la ya deteriorada imagen de la institución. Son aventurados los pronósticos, pero siempre se hacen. Quien parece el mejor colocado para alzarse con la presidencia es el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez. Cumple 72 años el próximo mes y es el actual vicepresidente. Ya presidió la CEE en 2005, desbancando a Rouco en una elección que sorprendió. Blázquez era entonces obispo de Bilbao. Juan Pablo II no le perdonó que apeara a Rouco del mando, así que lo mantuvo en ese destino hasta que Benedicto XVI reparó al agravio elevándole al arzobispado de Valladolid. Nunca antes había presidido una conferencia episcopal un obispo raso, se subrayó entonces. “Roma y los obispos le deben una reparación, así que es el candidato mejor colocado”, sostienen ahora los vaticanólogos.
En cambio, habrá disputa en la otra elección importante: la vicepresidencia. Elegido Blázquez, cumpliría su trienio justo al límite de la jubilación, de manera que su segundo quedaría colocado para el relevo. Entre los candidatos aparece el cántabro Carlos Osoro, actual arzobispo de Valencia, que cumple en mayo 69 años. Está en juego, además, el nombramiento de cardenales, en la seguridad de que llegarán más pronto que tarde en favor de quienes vayan a ocupar los arzobispados de Madrid (¿el propio Blázquez?) y de Barcelona (Osoro, si es vicepresidente), en la idea de que el cardenal Antonio Cañizares, ahora en la Curia romana, quiere volver a España, a ser posible a Valencia, su tierra natal.
En esta asamblea, se renovarán todos los cargos episcopales, una veintena, para el trienio 2014 a 2017, excepto el del secretario general, que se eligió en noviembre pasado para un quinquenio. Lo es el sacerdote José María Gil Tamayo. La jornada se inicia con un discurso del cardenal presidente, hacia el mediodía, una hora más tarde de lo habitual porque esa misma mañana, a las 10.00, se celebra una eucaristía en la catedral de la Almudena, presidida por Rouco, con motivo del décimo aniversario de los atentados del 11-M.
Cada votación irá precedida por una de sondeo. La primera tendrá lugar mañana por la tarde, aunque la renovación de cargos comenzará en el miércoles con la elección del presidente y del vicepresidente. A continuación, se elegirán los miembros del Comité Ejecutivo y los presidentes de cada una de las 14 comisiones episcopales, de las tres subcomisiones y de la junta episcopal de Asuntos Jurídicos, además de los miembros del Consejo de Economía. El jueves tendrá lugar la reunión constitutiva del Comité Ejecutivo, formado por el presidente, el vicepresidente y el secretario portavoz, además de cuatro miembros elegidos por la asamblea. Es miembro nato el arzobispo de Madrid. Esta vez tienen derecho a voto 80 obispos, de los que dos son cardenales, 14 arzobispos, 53 prelados diocesanos y 11 obispos auxiliares.
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