No sólo somos evolucionistas los científicos, también lo son otras personas con cierto nivel cultural en Occidente. Parece lógico que sea así después de haber caminado a través de la historia por el Renacimiento, la Ilustración, el Romanticismo y otros movimientos de corte racional.
Volviendo a lo que estábamos planteando, es en este marco donde quiero exponer mis tesis sobre esta realidad. El evolucionismo se ha hecho fuerte gracias al auge de disciplinas que han contrastado de manera reiterada los enunciados propuestos por Charles Darwin -que vemos en la imagen- y Alfred Russel Wallace a mitad del siglo XIX.
En el caso de arqueólogos, paleontólogos, genetistas y otros investigadores dedicados al conocimiento de las ciencias de la vida, la teoría de la evolución forma parte del protocolo metodológico necesario para aprehender la realidad. Por lo tanto, no sólo se trata de utilizar esta teoría como instrumento fáctico, sino que, en la gran mayoría de los casos, nos sirve para poder pensar en términos de especie a nivel temporal, tanto en su dimensión pretérita, como presente y futura.
Esta teoría tiene la propiedad de poderse utilizar tanto para conocer como para pensar. En este sentido constituye una fuerza social y cultural emergente, distinta a muchas otras que no pueden explicar la complejidad biológica y cultural, y que representan, por lo tanto, más a la comprensión reduccionista que a la holística. En este sentido, podríamos aseverar que la teoría de la evolución se trata de un gran artefacto intelectual.
Muchas veces se dice de una teoría que lo justifica todo, otras veces nada. En cualquier caso, debe de poder ser contrastada, y sus enunciados deben ser susceptibles de comprobación experimental a nivel espacio temporal, además tiene que tener una propiedad intrínseca, ser predictiva. Esto no se puede aplicar a la teoría de la evolución.
Si reúnen estas condiciones podemos hablar de una construcción lógica que por convenio debe ser aceptada como mecanismo humano para conocer la realidad y poderla conceptualizar científicamente. Normalmente, una teoría que pretenda explicar parte del todo o el todo, suele convertirse en un paradigma para los investigadores de distintos campos, que buscan en las fuerzas explicativas de la misma mecanismos que les sirvan para apoyar sus propuestas deductivas o inductivas.
Archivos de imagen relacionados