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«Europa está confundiendo Estado e Iglesia»

Entrevista al profesor Mahmoud Salem Elsheikh, estudioso del Islam, que explica por qué es Europa, y no el Islam, la que ha olvidado la importancia de la separación entre religión y política.

Profesor Elsheikh, ¿qué está sucediendo en Europa entre el Estado y la religión?

Es evidente una superposición de poderes. Fijémonos en Italia. Monseñor Ruini, durante la homilía en la iglesia de San Paolo por los muertos italianos de Nassiriya, se ha permitido hablar en nombre del Parlamento del pueblo italiano; un poco antes el Presidente de la República Ciampi se ha referido al crucifijo como un símbolo de la nación. Pero, ¿el crucifijo no debería representar la Salvación del hombre? Todo esto no lo esclarece. En el mundo occidental hay mucha confusión, más que en el árabe. Por otro lado sólo hay que pensar que el jefe de la Iglesia anglicana sigue siendo el rey de Inglaterra, o que en Dinamarca los monarcas son todavía los jefes de la Iglesia.

¿Y el Islam?
El Islam está acusado de sobreponer los dos elementos (estado y religión). Se olvida sin embargo que en la religión musulmana no existe una iglesia, no existe una estructura jerárquica como la eclesiástica que presenta personas revestidas de connotaciones sacras en cuyo vértice está un jefe supremo, “el Papa infalible” con función de moderador del cuerpo eclesiástico y autoridad que decide en última instancia. En el Islam no hay sacramentos, cualquiera puede atender a la práctica ritual, basta con que tenga familiaridad con el rito. No hay ministros del culto. Durante la ceremonia, por ejemplo la oración del viernes, puede presidir un creyente cualquiera, basta que sepa cómo se hace. Un clero distinto del laico, como en las iglesias cristianas, no existe.

¿Y cómo se posiciona entonces la religión musulmana frente al laicismo?
No existe laicismo. A menudo se habla de un Islam “laico” para oponerse a un Islam religioso. Pero así como no hay un aspecto religioso distinto, tampoco hay oposición. ¿A qué se debería oponer? Aquello que erróneamente se define “clero islámico” no es otra cosa que el conjunto de las personas encargadas, incluso de modo permanente, de las funciones puramente administrativas y de mantenimiento de las mezquitas.

¿Quién es entonces el Iman de Carmagnola?
El que se hace llamar Iman de Carmagnola, hace poco expulsado por el gobierno italiano (por perturbación del orden público y peligro para la seguridad del estado) con el aplauso de la oposición, no es más que una invención. Desde el momento en que en el Islam no existe clero, tampoco existen guías, me parece entrever que detrás de la presteza de alguno de autoproclamarse Iman se esconde en realidad la voluntad, por parte de los convertidos al Islam, de crearse una estructura análoga a la estructura de la religión de proveniencia (el cristianismo). Quieren cristianizar el Islam creando así un “Islam sui generis”, aquello que llaman “Islam italiano”

¿A cuánto llega la instrumentalización de estos episodios por parte de los “mass-media”?
En esta situación de incertidumbre de la identidad europea, una vez desaparecido el peligro número uno, el enemigo comunista, occidente desempolva el viejo enemigo, el Islam. En este momento de temor por la amenaza islámica, entran en acción los medios de comunicación en defensa de la cristiandad, indicada como raíz y valor de occidente; medios que no se cansan de acoger en los talk-shows personajes inventados, construidos, como Adel Smith (aquel que ha pedido la retirada de un crucifijo de un aula de escuela) o el que se hace llamar Iman de Carmagnola, para demostrar a la opinión pública el fondo fundamentalista del Islam. Y esto es un ejemplo para demostrar la absurdidad de la tesis de la incompatibilidad del Islam con la modernidad.

Algunos Estados, como Italia, España y Polonia, quieren insertar la referencia a las “raices cristiano-judaicas” en la futura constitución europea, ¿qué piensa?
Es sobre todo Italia la que lo quiere insertar. De todos modos se necesita hacer una distinción entre raíces y cultura porque las tres religiones monoteístas, bastante contenidas en la esfera pública europea, profundizan sus propias raíces en el martirizado Oriente Medio, no en Europa. Así como, desde el punto de vista cultural, ignora el papel de la cultura griega en la construcción europea, cultura griega difundida a través de la presencia árabe-islámica en Europa, basta pensar que Aristóteles es conocido por los europeos gracias a los árabes.

Profesor, en los últimos días Turquía ha sido tomada al asalto por terroristas. ¿Cómo ve la situación del único país “laico” del mundo árabe?, y sobre todo, ¿cree que Turquía se unirá un día a la U.E.?
Me parece que no la quieren dejar entrar. Esto porque se dan perfecta cuenta de la situación anómala de Turquía. Lo han dicho ya a las claras Francia, Alemania y Suecia. No es sólo por motivos demográficos o económicos si no también por su organización del Estado y de la sociedad. Yo no soy contrario al ingreso de Turquía, los europeos lo son. Se decanta el laicismo de Turquía olvidando sin embargo que esta “democracia” a través del artículo 5 de la constitución consigna en manos del ejército, de una dictadura militar, el propio destino democrático. En cualquier caso no es el elemento religioso lo que obstaculiza la adhesión turca, son dificultades de otro género, no basta con prohibir la pena de muerte o impedir que las mujeres lleven en la cabeza el fular, no previsto por otro lado en ninguna regla islámica, para ver “ascendida” a Turquía.

Una pregunta que creo que muchos quisieran proponerle, pero ¿el Islam puede coincidir con la democracia?
¡El Islam nació para la democracia! Hace falta gritarlo en voz alta. La primera escisión política del partido de Alí, el yerno del Profeta, significa justamente el momento crucial de la democracia islámica. Alí pretendía la continuidad de la familia del Profeta, mientras que la mayoría pretendía y lograba que el nombramiento del Califa viniese llevado a cabo por libre elección. Si después en los países de mayoría musulmana la práctica de la democracia es desconocida no es culpa del Islam. Casi la totalidad de los países de mayoría musulmana, después de la caída de Imperio Otomano en el 1924, conocieron una ocupación militar de las potencias coloniales que duró hasta hace medio siglo. Potencias coloniales que continúan , por su dominio económico, cultural y militar, apoyando en estos países dictaduras militares que garanticen sus intereses. El Islam no tiene nada que ver. Quizá no estuviera mal que Europa se hiciese un examen de conciencia y se preguntase qué ha hecho en los últimos cincuenta años además de abrirse mercados de armas y de otro tipo de mercancías, impidiendo cualquier vía de desarrollo y sofocando cada tentativa de reivindicación de independencia que habría llevado a una auténtica democracia en los países de la otra orilla del Mediterráneo.

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