Juicio a una trama de Testigos de Jehová que tomó los ahorros de miles de familias
“Nos engañaron por pura candidez, por ser demasiado confiados. De no ser porque somos Testigos de Jehová, esto no habría pasado”, se lamentaba ayer, casi 15 años después de haber sido víctima de una estafa piramidal, Àngels Media. Àngels es una de las más de 2.500 personas que pusieron sus ahorros (o parte de ellos) en manos de Evaristo Pérez, que les prometió unos intereses altísimos a cambio de esa inversión inicial. Evaristo murió, pero otras 12 personas que urdieron el entramado se sientan desde ayer en el banquillo de los acusados y afrontan penas de entre nueve y 13 años de cárcel.
Àngels es portavoz de una plataforma que agrupa a parte de los afectados por una “estafa colosal” —son palabras del fiscal— que se elevó hasta los 40 millones de euros. “Entré aquí por amistad con Evaristo; él era testigo de Jehová y nos llevábamos muy bien. Al principio nos ingresaba los intereses correctamente. Todo iba bien, siempre eran puntuales. Hasta que dejaron de serlo. Llamé por teléfono y me dio largas. Luego culpó a la Generalitat. Nos quitó hasta el último céntimo”, explica la mujer. Àngels lamenta que no todos los afectados se sumaron a la querella contra los administradores de Rural New Life y Mutua Mas Vida, a través de las cuales se articuló el fraude.
“Los Testigos de Jehová se mueven mucho por la confianza y Evaristo se ganó la confianza de todos los “ancianos” de las comunidades. Estaba enterado de lo que pasaba en todas las congregaciones, iba como un perro oliendo donde había dinero y se lo llevaba todo”, explicó Àngels ayer, poco antes de que comenzara la vista oral en la Audiencia de Barcelona. El fiscal admite que Evaristo fue el “cerebro” de la trama y añade que algunos de los acusados “tenían posiciones de dirección pastoral en sus comunidades de culto”. “La mayoría de imputados y perjudicados”, añade el escrito de acusación, “compartían las creencias de los Testigos de Jehová”, de ahí que muchas de las familias afectadas confiaran “de forma ciega” en que sus ahorros serían bien invertidos. En el caso de Mutua Mas Vida, ofrecía pólizas de asistencia sanitaria con tratamientos “no invasivos”, los únicos que consideran admisibles los practicantes de esta fe.
Los acusados acometieron inversiones “de riesgo” —compraron fincas en Marbella y Lanzarote— y se lucraron a costa de los ahorradores. Parte del dinero, por ejemplo, acabó en Suiza. Al principio, las familias recibieron el interés prometido —entre el 8 y el 13%— pero, como ocurre en toda estafa piramidal, cuando el dinero dejó de fluir se acabaron también los intereses. Y los afectados se quedaron sin nada.
Como Andrés Cases, que invirtió el equivalente a 49.000 euros. “Me engancharon como un chivo. Teníamos una amistad muy profunda. Cuando se enteró de que vendía mi piso, vino a mi casa y me lo quitó todo. Me siento defraudado, impotente, totalmente engañado. Se hacen pasar por corderitos y son unos lobos”, lamenta Andrés. José Manuel Camino, por su parte, invirtió unos 42.000 euros. “Entramos todos: mis padres, mis suegros, todos… Por confianza y amistad. Nos daban seguridad”. José Manuel cree que, si no hay más afectados en la vista oral, es porque “el 90% son Testigos de Jehová y prefieren evitar perseguir a la gente, creen que la Biblia se lo prohíbe”.
Otro afectado, que no quiso dar su nombre, explicó que “el pastel de los intereses era muy atractivo” y que “el boca oreja” hizo el resto. Él fue uno de los que, como señala el fiscal, colaboró “involuntariamente” en el fraude. “Asesoré a muchos amigos para que también pusieran su dinero. Familias trabajadoras que, aún hoy, no han podido recuperar su dinero”, lamenta. “Han pasado muchos años pero no tiro la toalla. He quedado con una depresión fuerte porque toda una gente confió en mí y les fallé”.