“El Estado laico es el que mejor asegura los derechos de todas las personas, creyentes o no, en tanto que proporciona una base común a todos los ciudadanos, sea cual sea su fe religiosa y permite unirlos a todos en torno a una serie de valores, como la democracia, derechos humanos y Estado de Derecho.” (Paúl Cliteur.)
Me opongo a que servidores del Estado sean militares o civiles, manifiesten su religiosidad en los espacios públicos, como recién ocurrió, cuando Oficiales del alto mando del Ministerio de la Defensa, oraron durante un acto oficial. La religión pertenece a lo privado, es una decisión personal y para rendir culto están los espacios religiosos. Lo que hicieron los militares se repite en todos los espacios del Estado, hasta en la Universidad he visto ese abuso de aprovechar los espacios oficiales, para imponer cultos religiosos.
Las funciones públicas del Estado no deben mezclarse con la religión de ningún signo, hacerlo es servirse del poder público para propósitos privados, eso también es corrupción, es abuso de poder, porque desvirtúa el Estado laico, restringe libertades del resto de la población, impone patrones de conducta, promueve el conformismo y el sometimiento social.
Imaginemos, si el Estado adoptara las creencias de algún credo religioso, lesionaría la libertad de creencias de quienes no comulgan con ese credo y viola Derechos Humanos. Si el Estado adopta una religión –no importa de qué denominación sea–, niega la libertad de unos y el derecho a la igualdad de todos.
El Estado laico garantiza la libertad de conciencia porque no adopta, tampoco se opone a los diferentes credos religiosos. El Estado como institución de derecho, no debería profesar culto alguno, sobre todo, cuando se vive en democracia. La laicidad es el método educativo específico de la democracia, es el tipo de educación que el Estado debe estimular para formar ciudadanos libres, con capacidad de discernimiento propio. Defender el laicismo en el Estado es lo correcto, así como, articular la relación entre democracia y laicismo, afirmando que este último, es condición de la democracia, o sea, una democracia es laica o no es democracia. Al contrario, la teocracia, es cuando el Estado adopta una religión por encima de las demás.
La religión impone una visión dogmática del mundo. El laicismo crea las condiciones para que cada quien en uso del libre albedrío construya la propia. Laicismo significa neutralidad en materia religiosa, pero no, neutralidad valorativa o moral. El laicismo estimula la educación con valores, sustentada en principios como: respeto, tolerancia, libertad de conciencia e igualdad jurídica. Laicismo es defender la conciencia humana contra toda coerción o cercenamiento que el Estado pretenda imponer socialmente. Laicismo es libertad de conciencia, no es ateísmo, tampoco antirreligión como algunos quieren presentarlo. Laicismo transforma la ciencia, la filosofía, la historia, las instituciones y la actitud de los seres humanos, reconociendo el respeto a las diferencias y la diversidad.
La separación Estado-iglesia surge del Humanismo, se desarrolla durante el Renacimiento y se consolida en la Ilustración con la corriente filosófica del racionalismo. Esta separación tiene como fuentes la revolución francesa, la independencia estadounidense y la revolución burguesa, que adoptan la separación como política oficial. En Guatemala, esto ocurre con la revolución liberal de 1871, desde entonces, el Estado asumió el laicismo.
¿Acaso pretenden convertirnos en Estado teocrático o confesional? Dejen de violar Derechos Humanos.