A propósito de la capilla en la Complutense y la protesta estudiantil
Con la Iglesia hemos topado. Una simbólica acción feminista, realizada en la madrileña Universidad Complutense, consiguió un impacto impensable en telediarios y periódicos, donde pasó a conocerse como «Asalto a una capilla en Madrid». Esta acción de denuncia contra la Iglesia católica chocó de manera frontal con la ideología más carca que parece guiar al periodismo. Los medios, escandalizados ante los cuerpos desnudos de las jóvenes, hablaron de profanación del templo, de escenas denigrantes y de vandalismo.
Mientras alzaban su voz para demandar medidas penales contra «los autores», los medios callaban a la hora de informar de los verdaderos objetivos de esta acción. Las estudiantes, como señalaban después mediante un comunicado, buscaban criticar las posiciones machistas y homófobas defendidas por la Iglesia católica y los privilegios de los que goza esta institución en un espacio público y laico como debería ser la universidad.
Estas movilizaciones, protestas y performances recuerdan, además, que la universidad debe ser un espacio de debate, crítica y diversidad.
Pese a la relevancia y la sobredimensión otorgada a esta iniciativa estudiantil, los medios de comunicación consiguieron invisibilizar a las personas que participaron en la movilización, mujeres y lesbianas en su mayoría. Una muestra más del poder que contiene un lenguaje sexista.
Mediante esta acción las estudiantes consideraron que es imposible construir una sociedad nueva, diferente y no heteropatriarcal, sin innovar en sus formas y lenguaje. Y ése era el principal objetivo de estas jóvenes: romper los esquemas establecidos, arcaicos y obsoletos en el siglo XXI.
Unos esquemas que se hicieron añicos en la capilla de Madrid. Pero también en Tolosa, cuando dos mujeres decidieron convertirse en comensales en la cena del Jueves Gordo de la sociedad Gure Kaiola. La sociedad, en la que sólo los hombres pueden cenar este día, quedó desierta, pero el debate estuvo servido durante todos los carnavales.