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Escultura de Juan Pablo II en Zacatecas rompe el precepto de Estado laico

El pasado 6 de mayo de los corrientes, apareció en diversos medios, la noticia de que el Tribunal Administrativo de la ciudad de Rennes, Francia, ordenó el retiro de una estatua monumental del papa Juan Pablo II de una plaza pública, por violar las leyes francesas sobre laicismo.

Para la corte – se informa -, la estatua erigida en una plaza de la población de Ploermel en 2006, contraviene las leyes francesas. En particular, infringe las disposiciones de la Constitución y de la ley de 1905 que estableció la separación de la Iglesia y el Estado francés.

Por ello “necesariamente el monumento dedicado al papa Juan Pablo II debe ser retirado de su emplazamiento actual”, señaló el tribunal en su sentencia. La nota hace énfasis en que la Corte estimó que la estatua en sí no es contraria a la ley, pero sí su emplazamiento sobre un arco coronado por una gran cruz de ocho metros de altura, ya que – según señala la sentencia – “por su disposición y dimensiones presenta un carácter ostentatorio” propio de la religión católica.

Otro detalle que llama la atención, es que la acción no la emprendió el Estado Francés, sino que resolvió una denuncia presentada por la Federación para el Libre Pensamiento, una agrupación laica firme defensora de la ley de 1905. Al respecto, conviene recordar que Francia es un Estado multicultural, en su interior conviven no solo diversas culturas y razas del mundo entero, sino también, diversas religiones.

El asunto viene a cuento porque el pasado 13 de mayo, las máximas autoridades religiosas en el estado de Zacatecas, y con la presencia de, también, las máximas autoridades municipales y estatales – presidente municipal y gobernador del estado, respectivamente – recordaron el 25 aniversario de la visita de Juan Pablo II a nuestra capital. Ambas autoridades civiles, según reportan las notas consultadas, estuvieron en la primera fila de la celebración de la misa conmemorativa, y el obispo bajó a saludarlos antes de oficiar.

Posteriormente, autoridades civiles y religiosas develaron una nueva estatua del papa.

Llama la atención que la Iglesia haya celebrado este acontecimiento un día después de la fecha original. ¿Por qué? La respuesta que se nos ocurre, es porque el Gobernador ese día estaba ocupado. En su agenda ya había programadas otras actividades. Por ejemplo, la celebración del Día de la Madre, una fecha no cívica, por cierto (¿Cuánto costaría traer a Los Tigres del Norte para la celebración?, Ojalá que alguien nos lo pudiera informar).

Estos acontecimientos nos dan la oportunidad de comparar la cultura de la legalidad entre ambos países.

Como en el caso Francés, en México existen leyes que separan a la Iglesia del Estado. Pero la reforma constitucional salinista que le da personalidad jurídica a las iglesias, de todas las religiones, tuvo el efecto secundario de “borrar” la distancia que había entre ambos tipos de autoridades, y desde entonces, el poder político mexicano no solo convive, sino que además ostenta su convivencia con la iglesia católica. Lo malo es que, automáticamente, esa convivencia claramente ostentosa, se torna discriminatoria hacia los practicantes de otras religiones que, por no tener el mismo poder, no ofrecen el atractivo que les ofrece a las autoridades civiles ser vistos públicamente con las autoridades de las otras religiones.

A diferencia de Francia, la población de México es mayoritariamente católica. Según datos del INEGI, Zacatecas es la cuarta entidad con más miembros de esta religión en el país. Los medios de comunicación con más penetración, la TV, también dejan ver una filiación claramente católica. En los canales de TV Azteca y Televisa, y muchos medios locales, seguramente la disposición de la autoridad francesa acerca de la estatua papal ni siquiera fue mencionada.

El acercamiento entre autoridades civiles y católicas no tendría nada de malo si fuera transparente. Pero esa cercanía no es gratuita, es un asunto de conveniencia mutua, de concesiones provechosas para ambas partes, pero que si se examinaran con cuidado, seguramente saldrían a relucir irregularidades legales. Una convivencia convenenciera, y seguramente ilegal.

Habría que revisar detalles. Como en Francia, el monumento está en exteriores. ¿Ese terreno es propiedad del estado, del municipio, o de la iglesia? Si estamos en cualquiera de los dos primeros casos, entonces estaríamos hablando de que un espacio público se está usando en provecho de una institución ajena al Estado, como es la Iglesia. ¿Lo permite la ley? Y si es así, ¿Bajo qué términos? ¿Cumplieron las autoridades con ellos?

Otro aspecto: ¿Hasta qué punto es legal la presencia de autoridades civiles en una celebración religiosa? Las autoridades asistieron no en carácter de asistentes comunes, sino con la franca ostentación de su cargo. Eso convierte, en cierta medida, en evento político, algo que originalmente es una celebración religiosa. Y crea confusión, sobre todo en el católico promedio, que no distingue entre una esfera de poder y otra, dada su baja escolaridad promedio. Lo mencionamos con todo el respeto. Una más: Está el agravante de que estamos en periodo electoral. Situación que se presta para más interpretaciones, y todas, perjudiciales, tanto para el Estado, como para la Iglesia.

Pero la iglesia tiene poco que temer. A diferencia de Francia, México no tiene un gran nivel educativo. Ya hemos demostrado no tener, tampoco, una sólida formación cívica. El poder del PRI está de vuelta, y a partir de la reforma salinista, su acercamiento con la iglesia católica ha sido más que notoria. Una de las fuerza políticas más grandes de México, es de filiación claramente católica: el PAN. Las autoridades que emanan del Ejecutivo han demostrado su temor, no de Dios, sino de la Iglesia (que son cosas diferentes). Para constatarlo, habría que investigar cuantos sacerdotes están sujetos a cualquier tipo de proceso legal por alguna violación a alguna ley estatal o federal. ¿Conocen los lectores algún caso? Entonces, ¿la iglesia católica está “vacunada” contra la administración de justicia?

Por otro lado, en México, a diferencia de Francia, no existe una organización no gubernamental que esté al pendiente del cumplimiento de las leyes que regulan el comportamiento de las diversas iglesias. Vamos: en México ni el Estado está al pendiente del cumplimiento de sus propias normas. Y si existiera esa organización, tendría que enfrentar a instituciones con un alto grado de ineficiencia y corrupción, que además, están sometidas al abrumador peso de la Presidencia, o la Gubernatura del estado. Por otro lado, la gran mayoría de los mexicanos, desconocemos nuestros derechos. Y ni nos preocupa.

Y si este escenario lo trasladamos a Zacatecas, repetimos: el cuarto estado más católico de todo el país… pues el asunto no termina de convencer. Pero no perdamos la perspectiva. Francia sí respeta y hace respetar las normas de laicidad vigentes en su territorio. México, en cambio, da margen a muchas, muchas dudas. Así se cumple la ley en Francia. Así se cumple la ley en México.

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