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111 estudiantes de tercer y cuarto grado de Primaria y sus maestras han sido envenenadas el pasado jueves 16 de mayo. Los residentes de la zona hablan de que las clínicas locales quedaron sin suministros tras tratarlas y los talibanes aún no se han pronunciado sobre el incidente, no hay información sobre los autores.
Según fuentes locales, el incidente tuvo lugar alrededor de las 10:30 de la mañana en la escuela de las niñas: «Aún no se ha determinado la causa, no está claro quién liberó sustancias tóxicas en las aulas», cuenta una maestra de la escuela que no quiere ser identificada. «Al principio, los estudiantes estaban asustados, luego resultó que todos estaban envenenados».
«Fui a la escuela a las 7 de la mañana y todo era normal, pero después de las 10 de la mañana, cuando salíamos a descansar, sentí el olor y me empezó a picar el cuerpo. Me mareé y cuando abrí los ojos me encontré en el hospital», explica Somaya, de apenas 10 años. Estaba tan asustada que apenas se podía explicar.
La pequeña fue dada de alta tras más de 24 horas de hospitalización y su estado actual es bueno. Dice que, pese a lo sucedido, está muy interesada en poder continuar sus estudios y que le gustaría lograr se médico en un futuro. Por desgracia, por culpa de los talibanes solo tienen derecho a estudiar hasta sexto grado.
Después de tomar el poder en Afganistán, los talibanes cerraron las puertas de las escuelas a las niñas y prohibieron que las niñas mayores continuaran su educación. Aunque las mujeres alzaron la voz para pedir abrir estos centros de enseñanza, nadie las escuchó. Por el contrario, fueron encarceladas y golpeadas.
Ali Ahmad Zare, director de la Clínica del Hospital Tamaran, informó de que, desde las 10 de la mañana hasta las 5 de la tarde del jueves, 111 estudiantes y maestras fueron trasladadas al hospital. Con la ayuda y cooperación del Hospital Provincial de Daikundi, todas las pacientes fueron dadas de alta y ninguna ha tenido que regresar. Ali Ahmad dice que se desconoce la causa del envenenamiento de los estudiantes, pero que enviaron muestras a Kabul para determinarla.
Otro residente del distrito de Katie, en el que se produjo el suceso, explica que recientemente se han construido varias madrazas y que los talibanes no quieren que las niñas reciban educación en las escuelas. Su exigencia es que las niñas acudan a escuelas religiosas y que sólo se les enseñen materias religiosas.
Recuerda que ya cuando los talibanes tomaron el poder por primera vez en 1996, a las niñas se les negó el acceso a la educación y las mujeres fueron completamente despojadas de todos sus derechos. A pesar de los crecientes llamamientos para que se reabran las escuelas secundarias a las niñas en Afganistán, los talibanes las han mantenido cerradas. En diciembre de 2022, los talibanes también cerraron las universidades a las niñas.
Expresó bajo seudónimo que dos miembros de su familia fueron envenenados, que no es la primera vez y que tales incidentes «nos impedirían seguir enviando a nuestras hijas a la escuela. Las mandamos allí para que aprendan, pero esta situación es realmente preocupante para nosotros».
Lina, una de las mujeres que se ha manifestado por sus derechos, también asegura que el objetivo de los talibanes es que las mujeres estén confinadas en sus casas, dedicadas a las tareas domésticas y dar a luz: «Nosotras, las mujeres manifestantes, pedimos a la comunidad internacional que escuche las voces de las mujeres afganas y presione a los talibanes para que levanten las restricciones a las mujeres. La continuación de esta situación en Afganistán hará que las familias casen a sus hijas menores de edad y aumentará la violencia contra ellas».