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Esccuela laica y laicismo

Cada comienzo de curso nos pone de manifiesto lo lejos que nos encontramos en España de una reivindicación tan importante para el movimiento obrero y progresista  como una escuela laica. Centros escolares que mantienen nombres de carácter religioso (“La Purísima”, “Virgen de…”, “Cristo de…”), símbolos religiosos en las aulas (crucifijos, vírgenes,…), celebraciones religiosas (misas, rezos, cenizas,…). Todo ello supone un atentado al derecho de quienes tienen otras creencias sean religiosas o no, supone una usurpación del espacio público por símbolos y actos que responden al ámbito de lo privado. Sin embargo son muchos los padres que aceptan esta situación, y en muy contadas ocasiones se limitan a pedir que no se dé enseñanza religiosa a sus hijos.

   Esta situación no sólo se vive en los centros escolares, símbolos religiosos existen en los hospitales, las fiestas de pueblos y ciudades se acompañan de actos religiosos, de una religión, la católica. Que para algo es la “mayoritaria”. Nuestros representantes públicos (alcaldes, concejales, ministros o jefe de estado) asisten a misas, procesiones, actos litúrgicos,… y para más desfachatez, dicen hacerlo por respeto a los ciudadanos, como si quienes no tenemos esas creencias no debiésemos gozar del mismo respeto. Se trata de un atentado contra el derecho a la igualdad.

    Pero es que la presencia religiosa en la esfera pública sólo ha sido fuente de conflictos. Unos históricos como la Inquisición, guerras de religiones,… ahora como “conflicto de culturas”. Incluso tratan de imponerse sobre los criterios científicos o sanitarios. Así se prohíbe la teoría de la evolución en escuelas estadounidenses porque se opone a sus creencias religiosas, se realizan mutilaciones en las mujeres, se niegan las transfusiones sanguíneas o los métodos anticonceptivos,…

   Frente a este pensamiento oscurantista y dogmático,  a lo largo de la historia se ha ido forjando un ideal diferente, el laicismo. Un valor conquistado frente a los intransigentes que querían y quieren imponer un pensamiento sesgado de la realidad.

   El laicismo es el triunfo de la razón y el libre pensamiento, de la libertad de conciencia. Es toda una filosofía para analizar la realidad sin dogmas e imposiciones; una filosofía para la convivencia basada en la igualdad entre los ciudadanos.

   Esta sociedad lacia que reclamamos obliga a mantener una estricta separación entre las religiones y el Estado, ya que éste tiene que velar por todos sus ciudadanos, sean creyentes o no, asegurando la igualdad jurídica y social de la ciudadanía; obliga a tener una escuela laica abierta a una educación libre e igual para todos los escolares; obliga a tener clara la diferencia entre la esfera de lo privado (donde cada uno es libre de tener las creencias y pensamientos que desee) y la esfera de lo público que es formación colectiva de todos y todas, y en consecuencia un ámbito para lo que nos une y nos es común: nuestra humanidad.

  El movimiento laico ha celebrado dos encuentros en España, el año pasado en Motril y este en Barcelona. Existen grupos que estamos en fase de coordinación para llegar a una organización amplia, coordinada a nivel de europeo e internacionalista.

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