Julián Carrón reconoce que el caso representa «una gran humillación»
Un escándalo de corrupción que envuelve a Roberto Formigoni, presidente de Lombardía, la más grande y rica región de Italia, con capital en Milán, devasta el prestigio de Comunión y Liberación, el movimiento de laicos católicos que fundó el cura Luigi Giussani en los años 50.La imagen austera y casta de Formigoni está hecha pedazos.
Tanto, que el sucesor de don Giussani, el español Julián Carrón, escribió en el diario La Repubblica, de Roma, que "es una gran humillación". Y agregó: "Si nuestro movimiento es identificado con la atracción del poder, el dinero y los estilos de vida que no tienen nada que ver (con nosotros), algún pretexto debemos haber dado"
Escándalo de coimas y corrupción golpea a un movimiento católico
Investigaciones judiciales ponen en jaque a miembros de Comunión y Liberación por supuestos desvíos de fondos públicos. El principal acusado es Roberto Formigoni, quien niega los cargos y habla de "difamaciones". El grupo está presente en Argentina.
Un escándalo de corrupción que envuelve a Roberto Formigoni, presidente de Lombardía, la más grande y rica región de Italia, con capital en Milán, devasta el prestigio de Comunión y Liberación, el movimiento de laicos católicos que fundó el cura Luigi Giussani en los años 50.
El principal discípulo de don Giussani fue Angelo Scola, que hoy es el arzobispo de Milán por decisión del Papa. Benedicto XVI tomó la decisión sin precedentes de nombrar para ese cargo en la arquidiócesis más importante de Italia (en Roma el obispo es el Papa), al que era Patriarca de Venecia, un cargo de tanto prestigio que dio pontífices como Juan XXIII.
De la mano de Juan Pablo II, que promovió como ningún otro los movimientos laicos en la Iglesia, Comunión y Liberación (CL) creció hasta convertirse en número uno en Italia, por sobre el Opus Dei, los "Focolarini" de Clara Lubish o los voluntarios de San Egidio.
Roberto Formigoni, que formuló los votos de castidad y pobreza, es su figura estelar. O era, porque su prestigio cae en picada mientras florecen las revelaciones que envuelven a más personajes de CL. El grupo está extendido en 70 países, entre ellos la Argentina.
Tiene un poderoso brazo empresario, la Compañía de las Obras, que asocia a 34 mil empresas, con una filial en nuestro país.
Las investigaciones judiciales que ponen en jaque a Formigoni han revelado vacaciones de ultralujo en las Antillas y otros paraísos, organizadas por Piero Daccó, que dirigía los manejos en la riquísima sanidad social lombarda acompañado por Antonio Simone, amigo íntimo de Formigoni. Ambos están encarcelados con abundantes acusaciones de multimillonarios desvíos de fondos públicos del sistema de salud de Lombardía. Todos son, además, del movimiento de don Giussani.
Formigoni es uno de los principales dirigentes del partido PDL de Silvio Berlusconi y dice que ahora que a Silvio lo echaron del poder le ha llegado a él "el turno de las difamaciones". Pero la figura carismática de Comunión y Liberación no ha sido capaz de exhibir un recibo para demostrar que las siete vacaciones que pasó con Daccó y Simone, junto con otros personajes de CL, fueron pagadas al menos en parte de su bolsillo. Los fiscales creen que las investigaciones abrirán la Caja de Pandora de los robos de los recursos públicos de la sanidad lombarda.
En Nápoles, donde se investigan las montañosas coimas pagadas por el coloso estatal industrial Finmeccanica, aparecen de nuevo personas de Comunión y Liberación. En la lista hay 11 helicópteros militares vendidos a la India y otras grandes órdenes de compra. Las coimas se pagaban también con regalos de lujo como seis Masserati distribuidas a los intermediarios.
La imagen austera y casta de Formigoni está hecha pedazos.
Tanto, que el sucesor de don Giussani, el español Joaquín Carron, escribió en el diario La Republica, de Roma, que "es una gran humillación". Y agregó: "Si nuestro movimiento es identificado con la atracción del poder, el dinero y los estilos de vida que no tienen nada que ver (con nosotros), algún pretexto debemos haber dado".
Embestido por los contragolpes del escándalo que pueden empantanarle su hasta ahora rápida carrera a luchar por la sucesión de Benedicto XVI, con el beneplácito del Papa, el arzobispo de Milán casi respondió enojado a los aprietes periodísticos. "Hace 21 años que no estoy en Comunión y Liberación, desde que soy obispo, y veo a Formigoni una vez al año", se defendió el cardenal Scola.
Los ecos del caso embisten al Vaticano, encienden nuevas luchas de facciones internas y agregan preocupaciones al pontífice, que a fines de este mes irá a Milán para encontrar a su amigo el cardenal Scola, que está organizando el séptimo encuentro mundial de las familias con el Papa.
El principal discípulo de don Giussani fue Angelo Scola, que hoy es el arzobispo de Milán por decisión del Papa. Benedicto XVI tomó la decisión sin precedentes de nombrar para ese cargo en la arquidiócesis más importante de Italia (en Roma el obispo es el Papa), al que era Patriarca de Venecia, un cargo de tanto prestigio que dio pontífices como Juan XXIII.
De la mano de Juan Pablo II, que promovió como ningún otro los movimientos laicos en la Iglesia, Comunión y Liberación (CL) creció hasta convertirse en número uno en Italia, por sobre el Opus Dei, los "Focolarini" de Clara Lubish o los voluntarios de San Egidio.
Roberto Formigoni, que formuló los votos de castidad y pobreza, es su figura estelar. O era, porque su prestigio cae en picada mientras florecen las revelaciones que envuelven a más personajes de CL. El grupo está extendido en 70 países, entre ellos la Argentina.
Tiene un poderoso brazo empresario, la Compañía de las Obras, que asocia a 34 mil empresas, con una filial en nuestro país.
Las investigaciones judiciales que ponen en jaque a Formigoni han revelado vacaciones de ultralujo en las Antillas y otros paraísos, organizadas por Piero Daccó, que dirigía los manejos en la riquísima sanidad social lombarda acompañado por Antonio Simone, amigo íntimo de Formigoni. Ambos están encarcelados con abundantes acusaciones de multimillonarios desvíos de fondos públicos del sistema de salud de Lombardía. Todos son, además, del movimiento de don Giussani.
Formigoni es uno de los principales dirigentes del partido PDL de Silvio Berlusconi y dice que ahora que a Silvio lo echaron del poder le ha llegado a él "el turno de las difamaciones". Pero la figura carismática de Comunión y Liberación no ha sido capaz de exhibir un recibo para demostrar que las siete vacaciones que pasó con Daccó y Simone, junto con otros personajes de CL, fueron pagadas al menos en parte de su bolsillo. Los fiscales creen que las investigaciones abrirán la Caja de Pandora de los robos de los recursos públicos de la sanidad lombarda.
En Nápoles, donde se investigan las montañosas coimas pagadas por el coloso estatal industrial Finmeccanica, aparecen de nuevo personas de Comunión y Liberación. En la lista hay 11 helicópteros militares vendidos a la India y otras grandes órdenes de compra. Las coimas se pagaban también con regalos de lujo como seis Masserati distribuidas a los intermediarios.
La imagen austera y casta de Formigoni está hecha pedazos.
Tanto, que el sucesor de don Giussani, el español Joaquín Carron, escribió en el diario La Republica, de Roma, que "es una gran humillación". Y agregó: "Si nuestro movimiento es identificado con la atracción del poder, el dinero y los estilos de vida que no tienen nada que ver (con nosotros), algún pretexto debemos haber dado".
Embestido por los contragolpes del escándalo que pueden empantanarle su hasta ahora rápida carrera a luchar por la sucesión de Benedicto XVI, con el beneplácito del Papa, el arzobispo de Milán casi respondió enojado a los aprietes periodísticos. "Hace 21 años que no estoy en Comunión y Liberación, desde que soy obispo, y veo a Formigoni una vez al año", se defendió el cardenal Scola.
Los ecos del caso embisten al Vaticano, encienden nuevas luchas de facciones internas y agregan preocupaciones al pontífice, que a fines de este mes irá a Milán para encontrar a su amigo el cardenal Scola, que está organizando el séptimo encuentro mundial de las familias con el Papa.