El programa incluye una serie de iniciativas pastorales y misioneras que se desarrollarán coordinada y contemporáneamente en las distintas ciudades.
Un proyecto piloto en doce grandes ciudades para ayudar a que crezca la fe en el corazón de la Europa secularizada: será la primera gran iniciativa del Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización, creado por Benedicto XVI para darle un nuevo impulso a la transmisión de la fe en los territorios en los que la fe cristiana tiene raíces antiguas pero frutos un poco secos.
Quienes pusieron en marcha el proyecto, llamado “Misión Motropoli” fueron los cardenales de Barcelona, Esztergom-Budapest, Mechelen-Bruselas, Dublín,Colonia, Lisboa, Liverpool, Parigi, Turín, Varsovia y Viena.
Los convocó a un encuentro en Roma el presidente del Pontificio Consejo, mons. Rino Fisichella para, como explicó el religioso en la presentación del proyecto en la Radio Vaticana, «responder» a la «situación de crisis en la que se encuentra Europa».
El Viejo continente necesita volver a encontrar «en su cultura y en sus propias raíces la fuerza necesaria para un renacimiento espiritual y humanista», como subrayó el ministro del exterior del Vaticano, mons. Dominique Mamberti, durante la misa que se celebró en la Basílica de San Pedro para desearle éxito al semestre durante el que Polonia presidirá la Unión Europea.
El objetivo de “Misión Metropoli”, escribió mons. Fisichella en un artículo publicado en “L’Osservatore Romano”, «es simple: dar una señal de unidad entre diferentes diócesis de las grandes ciudades europeas marcadas por la secularización».
La iniciativa, añadió, por ahora «se limita a algunas grandes diócesis europeas para verificar la eficacia del proyecto concretamente», pero en un futuro «debería extenderse más allá de las fronteras del Viejo continente, con formas que respeten las diferentes tradiciones culturales y eclesiales».
¿En qué consiste el proyecto?
El programa incluye una serie de iniciativas pastorales y misioneras que se desarrollarán coordinada y contemporáneamente en las distintas ciudades.
Las iniciativas empezarán con una «lectura continua de los Evangelios para partir desde la Palabra de Dios»; después, habrá «tres catequesis del obispo dedicadas a los jóvenes, a las familias y a los catecúmenos sobre el tema de la fe»; después «una celebración del sacramento de la reconciliación para atraer la atención sobre la confesión», un «gesto de caridad» y «un signo de espiritualidad y de carácter cultural» con la lectura de algunos textos significativos», como las “Confesiones” de San Agustín.
Todo girará en torno a la catedral de cada ciudad, «por su elevado valor simbólico», pero lo que se busca es «extenderse a las parroquias de las diócesis para una acción más directa en el territorio».
«Gracias a esta iniciativa, subrayó mons. Fisichella, las diócesis caminan juntas por un proyecto común, reforzadas por las propias y peculiares experiencias del pasado; se sostienen las unas a las otras en las dificultades que se encuentran en el camino, y miran hacia el futuro con la esperanza de la unidad en la recuperación del sentido de responsabilidad y para favorecer las contribuciones creativas y ceríbles de los cristianos».
La iniciativa, naturalmente, tiene en consideración el Sínodo que en 2012 afrontará el Vaticano justamente sobre el tema de la nueva evangelización: el proyecto, dijo mons. Fisichella en la Radio Vaticana, pretende ser una «señal concreta» que las grandes ciudades de Europa ofrecerán a los obispos del Sínodo.
Uno de los religiosos involucrados, mons. Patrick Kelly, arzobispo de Liverpool, explicó que no sabía por qué había sido elegida su ciudad, que tiene un número bastante inferior de católicos con respecto a ciudades como Barcelona o París.
Pero, añadió, “Misión Metropoli” es «la expresión de un trabajo común», que se basa en el reconocer que «tenemos que afrontar retos parecidos, aunque nos encontremos en ciudades tan diferentes».
