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El temor a la nueva gripe llega al altar

Toledo prohíbe besar a la virgen para evitar el contagio

Estaba una chupando del pitorro, ¿verdad, Sagra?". "Verdad, Rosa, que yo la he visto. Claro, como era mayor pero el virus, si está ahí, se queda, ¿no? Vale que lo hagan los niños, porque son pequeños, pero los mayores".

Desde primera hora de la mañana, miles de turistas y fieles se acercaron a la puerta del Reloj de la catedral de Toledo, donde una docena de voluntarios de la Cofradía de la Virgen del Sagrario, acompañados de agentes de movilidad, vigilaban para que la tradición de beber de los 67 botijos se cumpliera.

Pero ayer, por primera vez en 400 años, las normas cambiaron. Este festejo se convirtió ayer en la primera celebración religiosa de España en cumplir algunos de las recomendaciones emitidas por el Ministerio de Sanidad para evitar el contagio de la nueva gripe.

Además de prohibir el contacto directo de los labios de los fieles con los botijos, las autoridades eclesiásticas de Toledo recomendaron que no se besara ni el manto ni las dos medallas de la patrona de Toledo. También vaciaron las pilas del agua bendita del templo para evitar una posible propagación del virus H1N1.

La novedad fue acogida con normalidad, aunque sirvió para amenizar la espera, y para generar tertulias entre los feligreses, incluso dentro del templo.

"La Virgen me protege, no me va a dejar contraer la gripe"

"La Virgen me protege, no me va a dejar contraer la gripe", argumentaba un anciano, que "sin querer", bebió "a morro" de uno de los botijos que, según la tradición, han de ser rellenados continuamente del agua de un manantial que corre por debajo de la catedral y al que se atribuyen propiedades milagrosas. Muchos otros, bien por prudencia, bien por seguridad, trajeron consigo botellas, garrafas y vasos de plástico. "Mi mujer está enferma y no puede venir, así que yo le llevo el agua", decía Sebastián, que cumple con la tradición desde hace más de 20 años.

"Tóquese con la mano"

Desde las siete de la mañana, cada hora, al final de la Salve, una caótica fila se encaminaba desde la puerta del Reloj hasta llegar a la imagen de la patrona, donde un voluntario repartía estampas de la Virgen y vigilaba para que se cumpliesen las normas sanitarias. "Por razones de higiene, y por recomendación médica, tóquese con la mano y no la bese. Puede besar su mano después", rezaba un cartel bajo la imagen, junto al cesto de las limosnas.

Sin embargo, muchos de los devotos, ante el desconcierto, caían en el error y lo hacían al revés: primero se besaban la mano y luego tocaban el manto o la medalla. Paradójicamente, y aunque en las misas se recordaron las recomendaciones, los fieles se repartieron docenas de besos y abrazos durante el rito de la paz, que ya ha sido prohibido por las autoridades eclesiásticas de México.

Sólo al final de la misa mayor y tras la procesión por el interior del templo, centenares de fieles se agolparon para tocar a la Virgen del Sagrario. Entonces sí pudieron verse escenas "prohibidas", como el de una anciana que besó repetidamente una de las medallas de la patrona de Toledo, o el de algunos padres colocando a sus pequeños para que abrazaran su manto.

Aunque todavía no existe un protocolo de actuación de la Iglesia española frente a la nueva gripe, Público pudo saber que otras catedrales, como las de Santiago o Zaragoza, se plantean tomar medidas similares a la de la catedral de Toledo. Esta batería de medidas no se tuvieron en cuenta ayer en Madrid, donde los bomberos besaron la imagen de la Virgen de la Paloma, patrona de la ciudad, tras bajarla de su camarín, como reza la tradición.

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