«La propuesta de mediación ha caído por ahora en saco roto, pero en el Vaticano se prepara el guión de esa escena de película: en la frontera entre Ucrania y Rusia, el Papa vestido de blanco celebrará una misa en tierra de nadie y le pedirá a Putin que detenga el caos»
La guerra en Ucrania, ese arrebato de violencia irracional que mata y destruye con saña programada, se rige por los mismos baremos de siempre en la vieja Europa: el poderío militar de cada uno de los contrincantes, la batalla de la propaganda y el recurso del moderado pacifismo de las instituciones religiosas, empeñadas en predicar la paz… (seguir leyendo en la fuente)