Mientras se elaboran nuevos programas sobre la Educación en la vida afectiva, social y sexual (EVARS), la ofensiva reaccionaria se ha reconfigurado después de la Manifa por todos (LMPT) que había conseguido la retirada de los ABCD de la igualdad en 2013-2014. Fanny Gallot y Cécile Ropiteaux pasan revista a los elementos de lenguaje, modos de acción y alcance de estos grupos, para combatirlos mejor[1].
En la primavera de 2024 [el Ministerio de] Educación Nacional dio a conocer su proyecto de nuevos programas para la Educación en la vida afectiva, social y sexual (EVARS), y el 10 de setiembre el Consejo Económico, Social y Ambiental (CESE) ha publicado un informe alertando sobre la falta de cursos de educación en la sexualidad en los establecimientos escolares[2].
Al mismo tiempo, una constelación de grupos conservadores e incluso de extrema derecha se rebela por medio de panfletos distribuídos delante de las escuelas, notificaciones formales, emailes enviados a directores de escuelas o dueños de establecimientos: SOS Educación ha lanzado una petición titulada “En la escuela enseñadme a dividir, no a eyacular”, que ha recogido más de 70.000 firmas. Sigún informaciones del sindicato FSU-SNUipp, en un volanterepartido en varios departamentos (16, 33, 39, 44, 64, 72, 90), se pide la paralización inmediata del proyecto de elaboración de un programa[3]:
Diversos colectivos y asociaciones se han agrupado para informaros del programa EVARS (Educación en la vida afectiva, social y sexual desde la guardería); nos han llegado muchas denuncias de niños y adolescentes gravemente impactados por las informaciones de carácter sexual y pornográfico […]. El programa impuesto por Educación Nacional no protege a los niños, sino que por el contrario los expone y fragiliza. […] ¡Reclamamos la paralización inmediata de dicho programa!
Desde el inicio de curso 2023, la presión de estos grupos se intensifica, al menos a través de las redes sociales. No exactamente los mismos que en 2013-2014, se sitúan en continuidad con aquellos. Esta contribución pretenderepassar la secuencia de 2013-2014 antes de precisar los elementos de lenguaje actuales de estos grupos así como sus modos de operar, para mejor combatirlos e impedir la retirada del programa EVARS o su reformulacióndirigida a cerrar el campo de posibilidades en un enfoque naturalizante heterocentrado.
2013-2014, contra la llamada Teoría del género: “No toques mis estereotipos”
A finales de 2013, tras la derrota de su movilización contra la ley que abría el matrimonio a todas las parejas, la (mal llamada) Manifa por Todos (LMPT) apuntó contra la escuela pública, y más en concreto contra los ABCD de la igualdad. Este mecanismo, destinado a combatir los estereotipos de género en la escuela primaria, se había puesto en marcha a título experimental en 600 clases, por iniciativa del Ministerio de Derechos de las Mujeres y el Ministerio de Educación Nacional. Desde la vuelta a clase en setiembre, comenzaron a circular panfletos en varios departamentos, denunciando las fechorías de la pretendida teoría del género. Estos panfletos fueron distribuídas por autoproclamados colectivos de padres, asociaciones católicas tradicionalistas o grupúsculos del tipo «vigilantes» o «vigi-gender» surgidos de La Manifa por Todos.
La retórica de estas octavillas era una mezcla de mentiras, exageraciones, cambios de sentido, malas interpretaciones, frases fuera de contexto… Los grupos actuantes se presentaron como defensores de «la complementariedad de los sexos», en una postura esencialista. ¡Esto quedó simbolizado en los colores rosa y azul, utilizados hasta provocar náuseas! Citaban el ser y la naturaleza (implícitamente divina) de las mujeres y los hombres, como si el individuo no fuese una construcción social.
Mezclaban intencionadamente el mecanismo institucional de los ABCDcon un trabajo sindical realizado por la FSU-SNUipp, «Educar contra la homofobia desde la escuela primaria», que iba mucho más lejos en la deconstrucción de los estereotipos y deseaba poner en marcha una necesaria banalización de la homosexualidad: intentaban desacreditar de esta manera todas las acciones de educación en la igualdad y de lucha contra las discriminaciones que la escuela podía llevar a cabo, cuestionando la educación en la sexualidad. Denunciaban los métodos calificados de «totalitarios» de Educación Nacional, el hecho de que los padres fueran dejados al margen, y reivindicaban que la escuela sólo se debía ocupar de la instrucción. ¡Se decía claramente que no estaba ahí para luchar contra las desigualdades!
Algunos discursos, más sutiles, parecían hacer concesiones al constructivismo: «No se nace mujer, se hace», y pretendían oponerse a las discriminaciones. De hecho expresaba una homofobia más relajada, menos desmedida, como la que considera a las personas LGTB como inferiores[4].Presentaba la heterosexualidad como la única sexualidad natural y plena, al ser fecunda. En el conjunto de estos panfletos, las reivindicaciones de igualdad se asociaban, negativamente, al individualismo. Se trataba de «control totalitario de los cerebros», de «enseñantes izquierdistas de costumbres depravadas que quieren corromper a la juventud».
Las convergencias de vocabulario y de argumentos falaces muestran que, tras la multiplicidad de llamamientos, aunque las conexiones sean diversas y variadas, está la más pura tradición de los discursos de la extrema derecha contra la escuela pública y laica. Se trata desde luego de una red, de la derecha tradicionalista a las extremas derechas. La LMPT fue la ocasión para establecer pasarelas, acercamientos, como entre la UNI[5] y los identitarios, desde fanáticos religiosos de todo tipo hasta la derecha más tradicional, desde los convencidos del esencialismo para quienes LA mujer debe quedar en SU sitio, hasta electos que se apuntan al oportunismo electoralista.
A esto se añaden los enemigos de la escuela pública y los defensores del anti-pedagogismo. El empleo de la palabra gender [género] en los argumentarios reaccionarios expresa sexismo y LGTBfobia, pero también anti-americanismo y anti-intelectualismo. También se encuentra muchas veces una dimensión conspirativa: habría lobbies promoviendo una supuesta teoría del género. Tras la defensa de la mítica complementariedad de los sexos se esconde el rechazo de la igualdad. En efecto, en la visión binaria del mundo que tienen estos grupos, lo masculino se asimila al principio activo y a la esfera pública; a las mujeres les corresponde la pasividad y la esfera doméstica. Un reparto jerárquicoque es la fuente misma de las desigualdades y alimenta la dominación patriarcal.
Son los mismos que se oponen al aborto, al reparto delpermiso parental, etc. Su temor a la indiferenciación enmascara su rechazo a la diversidad, predican de hecho la uniformidad dentro de cada categoría de sexo, expresando homofobia y transfobia, y negando la realidad y la diversidad de las familias. En cuanto a los ataques contra la educación en la sexualidad, son evidentemente de orden moral opuesto a la emancipación de las mujeres y de las chicas.
Al mismo tiempo, en enero de 2014, se lanzaron las Jornadas de Retirada de la Escuela (JRE), promovidas por Farida Belghoul y difundidas por Igualdad y reconciliación y las redes ligadas al movimiento Dieudonné-Soral. El sociólogo Simon Massei destaca la «desigualdad de recursos y de capitales en poder de los militantes VigiGender y de los JRE». Los primeros proceden de la «gran burguesía económica católica, con muchos titulados, y residente en los distritos centrales de París», en cuanto a los segundos son «de origen popular, muy pocos graduados, algunos desclasados, y residente en municipios medios o populares de las afueras parisinas»[6].
Aunque las aspiraciones de uno y otro grupo coinciden puntualmente, los retos son diferentes. Como escribe Joëlle Magar-Brauner partiendo de un estudio,
«aunque el objeto que está en el centro de la relación de fuerzas se refiere a la educación en la sexualidad, con la sutileza de una posible desestabilización de la heteronormatividad, se superpone a ello la tensión entre los respectivos roles educativos de la escuela y la familia, inserta en la cuestión de la ciudadanía en un contexto de racialización [en particular de sexismo]»[7].
Finalmente, los ABCD fueron enterrados en julio de 2014 y el Plan de Educación en la igualdad, presentado por el Ministerio de Educación Nacional como una generalización de las acciones en favor de la igualdad de los sexos, no cumplió sus promesas a falta de medios y de decisiones coherentes. Los ataques reaccionarios continuaron sin embargo, por ejemplo en 2016 con el folleto El género en imágenes (¡50 páginas en papel satinado!), enviado a cientos de escuelas, y en el que se desacreditan la educación en la igualdad y la lucha contra las discriminaciones[8].
¿Qué reconfiguraciones de los discursos y de las prácticas desde 2023?
Siguiendo el modelo de los Moms for Liberty (M4L), una organización conservadora estadounidense que lleva a cabo una verdadera «guerra cultural» en torno a las escuelas a partir de «campañas agresivas» para denunciar el «wokismo en la escuela»[9]. Eric Zemmour lanzo lós «Padres vigilantes» al inicio del curso 2023: se trataba de presentarse a las elecciones de padres de alumnos para luchar contra lo que se califica de «wokismo» y de «proselitismo trans». El contexto es diferente: se caracteriza por una fuerte contestación feminista, expresada también mediáticamente. Se denuncian las violencias sexistas y sexuales, así como la cultura de la violación, a la vez que se difunden los llamamientos a la huelga feminista del 8 de marzo, pese a los obstáculos. Además, parece que los más jóvenes se han apropiado más de los saberes y las ideas feministas y LGTBQIA+[10].
Ante el mar de fondo abierto por el campo de posibilidades, crece el pánico moral. No se trata de «gender», sino de «wokismo». LKPT se convierte en Sindicato de la Familia, mientras que grupos antes constituídos en reaccionarios movimientos antivacunas se reconvierten, a imagen de las Mamás Lobas que hicieron su aparición en el momento del Covid. Los discursos difundidos son engañosos: «No al aprendizaje de la masturbación a los 4 años, del cambio de sexo a los 6, de la felación y la sodomía a los 12»; «No a la incitación al consentimiento sexual precoz y al transgenerismo, no a la transgresión»; «Stop sexualidad». Circulan los deepfake de manera viral, sembrando la duda en muchos padres.
Algunos grupos proponen on-line correos de rechazo para justificar la ausencia de los niños a las sesiones EVARS, argumentando que la sexualidad pertenece a la vida privada y familiar. Estos correos multiplican las referencias jurídicas, con el fin de asustar a los dueños de establecimientos y directores de escuela, amenazándoles con acciones judiciales con el pretexto de que la educación en la vida afectiva y sexual no respetaría ni la Convención Europea de Derechos del Hombre, ni la Convención Internacional de Derechos del Niño, ni el Código Penal, ni siquiera el Código de la Educación. ¡Es difícil imaginar a un Ministerio estableciendo un programa que contravenga las leyes nacionales y supranacionales! Pero si se mira un poco de cerca los artículos citados, el globo se desincha.
Además del hecho de que algunas referencias no son más que aproximativas, si no dudosas, todo el argumentario está basado en la idea de que la EVARS sería una incitación a tener prácticas sexuales, que los niños estarían expuestos a contenidos pornográficos y a una «exaltación» de la sexualidad, en resumen que se trataría de corrupción de menores e incluso de acoso sexual. La EVARS es calificada también de ideología y sería un «adoctrinamiento de los niños». Esta presentación deformada de la EVARS no se ajusta ni al contenido de los programas, ni a la realidad de lo que ocurre en las aulas.
Estos discursos se basan en la tensión existente entre lo que corresponde a la Escuela y lo que corresponde a las familias: la educación en la sexualidad pertenecería a la esfera privada y no a decisiones políticas y por tanto educativas. El historiador Yves Verneuil muestra cómo esta tensión no es propia del siglo XXI. Partiendo de un corpus variado de archivos, subraya que la educación sexual constituye «una cuestión caliente» desde comienzos del siglo XX: las polémicas se refieren por lo general a la «perversión» a la que podrían conducir a los niños y adolescentes los cursos de educación sexual[11].
Además, el posicionamiento adecuado de la institución no consiste en hacer juicios sobre lo que se hace en las familias, ni siquiera en ir contra las decisiones de los padres. Pero la escuela, al igual que los espacios donde los niños son acogidos fuera de las escuelas o en los tiempos intermedios en el marco de una delegación de servicio público, debe tener una palabra propia, manteniéndose en su espacio.
Nombrar las cosas, educar en la vida sexual, social y afectiva de manera igualitaria, abrir el campo de posibilidades, dar confianza a los alumnos, forma parte de las misiones de la escuela y del conjunto de educadores y educadores en el marco del aprendizaje en la ciudadanía. Revisar nuestras prácticas enseñantes o de animación forma parte de la fabricación de una sociedad más igualitaria. La educación en la vida afectiva, social y sexual es por tanto una de las misiones de la escuela: forma parte de la construcción de la autoestima y de la prevención de las agresiones y violencias sexuales, por una sexualidad plena e igualitaria para todas y todos.
Aunque el nuevo programa presentado no es perfecto, ofrece instrumentos a los enseñantes para hacerse cargo de la cuestión, porque las tres sesiones anuales de educación en la sexualidad establecidas desde 2021 no siempre se cumplen. Hasta hace poco, según cifras de la Inspección General de la Educación, Deporte e Investigación, menos del 15% de los jóvenes acceden finalmente a esta información y a esta educación.
Los colegas se sienten desarmados, insuficientemente formados para responder al conjunto de cuestiones, en un momento en que los retos son importantes: el sexismo se sigue imponiendo, sobre todo entre los jóvenes, como lo revela el informe del Consejo Superior de Igualdad (HCE), de enero de 2024; los jóvenes LGTB están sujetos a depresiones y a un riesgo superior de suicidio (acoso, homofobia y/o transfobia interiorizadas, desprecio de sí mismos); [Entre 2017 y 2022], más de la mitad de las infracciones de carácter sexual fueron cometidas sobre menores (53%). Además, el 36% de las violaciones a menores y el 30% de las agresiones sexuales a menores fueron cometidos por personas también menores de edad[12].
Conclusión
Se desconoce la amplitud de esta ofensiva reaccionaria. No obstante, aunque estos grupos son probablemente poco importantes en cuanto a número, tienen un poder dañino que podría extenderse. Pueden encontrar un eco entre padres, desestabilizar a las personas comprometidas en la educación en la sexualidad, y desanimar a quienes querrían comprometerse. Repuntes dispersos -según FSU-SNUipp que recopila el conjunto de informaciones y realiza una intervención sobre el tema desde el curso 2023- muestran una estructuración en curso y acciones más coordinadas favorecidas por el contexto político, por lo que es necesario:
1) hablar y tranquilizar a los padres a quienes estos discursos reaccionarios hacen dudar;
2) no dejarse engañar por las cifras anunciadas por personalidades como Eric Zemmour: no se basan en nada tangible, pero ayudan a construir un movimiento reaccionario. Ninguna encuesta cuantitativa permite acreditar las cifran anunciadas;
3) verificar las fuentes: los argumentos dados deforman la realidad. El modo operativo se apoya en rumores difundidos por las redes sociales sin que se aporte prueba alguna en ningún momento.
Traducción: viento sur
[1] Agradecemos también a Sophie Abraham, Julien Cristofoli, Gaël Pasquier y Céline Sierra por sus relecturas y/o informaciones varias.
[2] Ya en 2021, el IGESR había publicado un informe, enterrado por Jean-Michel Blanquer, para alertar sobre este punto. En 2019, otro informe señalaba ya estas cuestiones en relación con la formación de los enseñantes.
[3] Ver el conjunto de asociaciones y colecivos en: https://linktr.ee/stopevars
[4] Ver la Asociación de Familias Católicas
[5] Unión Nacional Inter-universitaria: https://www.uni.asso.fr/
[6] Simon, Massei, «S’engager contre l’enseignement de la «théorie du genre». Trajectoires sociales et carrières militantes dans les mouvements anti-«ABCD de l’égalité». Genre, sexualité & societé (on-line), 18, otoño 2017, puesto en línea el 1 de diciembre de 2017-
[7]Joëlle Magar-Braeuner, «La mésentente à l’école des Tilleuls: Des effets et de quelques enjeux de l’appel à la journée de retrait de l’école dans une école primaire», Cahiers du Genre, 2018/2 nº 65, 2018, p. 59-79.
[8] Como consecuencia de intervenciones sindicales, el Ministerio envió a las academias la consigna de bloquear estos envíos.
[9] Piotr Smolar, «Aux États-Unis, la voix influente des Moms for Liberty», Le Monde, 30 de noviembre de 2023; Hélène Vissière, «États-Unis; quand les mamas trumpistes réécrivent les programmes scolaires»
[10] Oscar Taupas, «Les réseaux sociaux rendent-ils woke? Les conditions de l’appropriation ordinaire par des lycéen.nes des idées et savoirs féministes et LGBTQIA+», memoria de master 2, EHESS, 2024
[11] Yves Verneuil, Une question «chaude», Histoire de l’éducation sexuelle à l’école (France, XXe– XXIe siècle), Peter Lang, 2023.
[12]https://www.justice.gouv.fr>sites>default>files>2023-11>infos_justice_n9_violences sexuelles.pdf