Las conversiones al islam son cada vez más frecuentes en Alemania, donde solo el año pasado hubo unas 5.000 .
Juliane es veterinaria, Hasán es etnólogo y Amina, titulada en Administración del Hogar. Los tres tienen en común ser alemanes y haberse convertido al islam. Y no son los únicos que han dado ese paso en Alemania. Así lo demuestran diversos estudios y estadísticas. Las conversiones al islam no son un fenómeno aislado. En el 2006, los convertidos fueron unos 5.000, y más de la mitad de ellos tienen formación universitaria.
El imán Hasán Dabagh, de la mezquita de la ciudad de Léipzig, en el este de Alemania, afirma que existe un verdadero auge de conversiones. "Cada semana tenemos aquí una mujer o un hombre que asume el islam como su religión y, en general, la mayoría son mujeres", dice el religioso.
Amor y matrimonio
Cristina se lo pensó durante largos dos años antes de ser dar el paso. Para ser aceptada necesitó menos de un minuto: el tiempo necesario para confesarse públicamente musulmana. En su caso, sentada en la puerta de una habitación repleta de hombres, a la que por cierto no podía entrar. Cristina, –que ha asumido el nombre de Amina– dice que después se sintió como si hubiera nacido de nuevo y considera que vive "un momento singular, hermoso, maravillosamente hermoso".. Luego relata que llegó al islam a través del matrimonio, algo que les sucede a muchas mujeres, pero no a todos los convertidos.
Por ejemplo, Hasán Ritter vivió un largo camino antes de acercarse al islam "en busca de la verdad", tras haber sido formado en el mundo ateo y marxista de la desaparecida República Democrática Alemana (ex-RDA).
"Aprendí desde niño que la religión era el opio del pueblo y que las masas eran instrumentalizadas para mantenerlas bajo control y esto me alejó de la religión, pero con el paso del tiempo me interesaba más y más por el tema. Quería saber qué existió al comienzo", afirma. En el año 2001, viajó a Yemen para estudiar a los beduinos y el viaje cambió su vida.
Crisis personales
"Entregarse a Dios es lo que lleva a cambiar de religión a la mayoría de los conversos", dice Monika Wohlrab-Sahr, científica especializada en Ciencias de la Cultura. "Muchos buscan superar crisis personales del tipo diverso, desde asuntos comunes a cuestiones relacionadas con la sexualidad. Y frente a eso, el islam aparece como una religión con un alto contenido moral. Es una religión que exige disciplina y permite superar situaciones ajenas a su cultura asumiéndolas como suyas", declara a la televisión alemana.
Juliane, que se convirtió al islam el año 2005, no se interesa por el análisis. Solo sabe que desde que desde entonces vive bien y contenta. Más todavía, ve como muy positiva la estricta división entre hombres y mujeres. "Era algo que extrañaba en mi antigua religión", confiesa envuelta en una larga túnica negra y con un pañuelo color turquesa en la cabeza.