El párroco de Cumbres Mayores ha publicado este infundio en la hoja parroquial del publo, en las que con vergonzante lenguaje ataca al profesorado del centro público con descalificaciones y juicios de valor inadmisibles.
Eso sí, para el defender su doctrina católica y para hacer proselitismo cuanta con dos horas semanales por grupo de alumnos. Pero eso no es "leninismo", ni "servilismo al Vaticano",…
Que trabajo les cuesta a algunos perder sus privilegios y aceptar las normas generales de toda la ciudadanía.
Este es el testo sin desperdicio, propio de un Celtiberia Show si no fuera por la falsedad elevada a verdad por los altares de la SICAR.
LA ESCUELA, SITUACION VERGONZOSA.
Sí, de hecho, el título de estas letras me parece, -como se dice ahora-, “muy fuerte”. Pero sin embargo, por desgracia, no es menos realista y objetivo. Y como siempre, hay que hacer, -sin duda-, las excepciones. Ya cuento con el fastidioso “corporativismo”, pero me da igual a la hora de tener que denunciar “lo triste” de la escuela. Y digo así, en general, porque si a mí, que nada tengo que ver en ese ámbito me llegan las cosas, cómo no les va a llegar a quienes pertenecen de lleno y dicen que no piensan así, ni se mueven así…
Ciertamente, hoy el cristiano vive, muchas veces, en un silencio cómplice, y además culpable, y a propósito recordemos el pecado de omisión.
Ésta plantilla de “maestros” serviles del laicismo más radical, anticonstitucional, fuera de todo derecho de la persona que, es el alumno y los padres, esa plantilla de borregos sin criterios que hacen lo que el primero les dicta, ni en toda regla se pueden llamar maestros, ni de hecho lo son, sino adoctrinadores del más puro leninismo.
Sorprende, por otro lado, la bandera -siempre hondeada-, de la tolerancia, del respeto, de la libertad, con que se llenan la boca, y alardean denunciando sin darse cuenta de esa carencia precisamente en la que viven.
Ni son tolerantes, ni respetan a niños ni a padres, ni permiten vivir en libertad.
Por supuesto, ya lo sabemos, no son todos iguales, pero no sé si todos guardan ese silencio que para nada es positivo, ni noble, ni libre, y un silencio del que quizás haya que pedir cuentas o les pedirán cuentas.
Me voy a limitar a narrar dos hechos ocurridos en dos de los tres pueblos en que sirvo desde el ministerio sacerdotal. Y lo voy ha hacer in crescendo. Es decir de un hecho menos grave, pero que no deja de serlo hasta uno escandalosamente grave que el mismo Señor denuncia en el Evangelio, así, explícitamente.
El primero, les ocurre a varios niños que, al pedirles el maestro una redacción sobre su pueblo, evidentemente si quieren ser fieles a la vida y cultura y tradición, tiene que ser nombrada la vida de la Iglesia de alguna manera. Y la respuesta del maestro a viva voz: ¡”Otra vez La… Iglesia!” Uno de esos niños, al menos, lo comenta en su casa, y sus familiares le dicen que haga valer su derecho y libertad de conciencia y religión. Y el niño responde abiertamente que no se atreve por miedo a represalias. Que es más, que a él le gusta santiguarse antes de un examen, y que tiene que tener mucho cuidado para que el profesor no lo vea y lo hace debajo de la mesa y con mucho disimulo. Evidentemente en este centro se dan clases de religión y éste niño pertenece como la absoluta mayoría a esta opción.
Es triste, y aberrante que un niño, no pueda vivir ni expresar lo que su propia familia le inculca, y tenga que someterse niño y familia a la tiranía de estos maestrillos de tres al cuarto que a sus alumnos los trata como bestias no como personas. Hablo de niños de 11 años.
El caso siguiente es incalificable y ocurrió hace dos años en otro de los pueblos que sirvo desde el sacerdocio.
Ocurrió que un chico murió en un accidente. Tenía una hermana con la comunión recién hecha, el año anterior, así que de 10-11 años. Una “pretendida” maestra, revestida falsamente, de bondad, de misericordia de solidaridad, etc. una autentica loba con piel de cordero, valiéndose de su autoridad de “maestra” consiguió arrancar a esa niña de la fe. Fue una actuación constante y perseverante en todas las horas que un niño, claro, pasa en el centro de adoctrinamiento. Y a pie del hecho desgraciado de la muerte accidental de su hermano, despotricó de Dios y como digo consiguió arrancarla a esa niña de la fe.
Esa incalificable adoctrinadora, dictadora,…, se apropió de esa niña. Esos secuaces del Maligno, esas manos derechas de Satanás están haciendo su trabajo con toda la astucia y maldad propia de los colaboradores de las tinieblas.
Y lo hacen de manera impune en esta, nuestra desgraciada nación.
Mientras, los padres; unos narcotizados por las subvenciones, subsidios, etc. otros por miedo a represalias, otros por darle igual enchufados en esta pseudo-modernidad. El caso, que como los más aborregados del mundo callan, aguantan, y silencian.
¿Dónde el amor a los hijos? ¿Dónde el gusto por los propios derechos? ¿Dónde esas bocas llenas de democracia? …
La Iglesia de Cristo triunfará. Lo sabemos, pero a la Iglesia de Cristo le duele la enfermedad de muerte de esos que están llamados a la vida.
Nosotros, sigamos orando, ofreciendo sacrificios, ayunando, compartiendo lo nuestro con los necesitados. Intercediendo por tantos niños arrancados de la fe por esos maestros heridos, acomplejados, amargados, frustrados, perversos… Para que unos y otros se puedan encontrar con el Dios de La Vida, de La Verdad, de La Misericordia y puedan ser perdonados y llevados a la vida.
El resto fiel de la Iglesia debe en este tiempo más que nunca vivir de la oración y sacrificios por los pobres y desgraciados pecadores.
Antonio Lucena Cerero
Pbro.