En un mensaje velado, Benedicto XVI dijo que no hay que usar a Dios “para los fines propios”.
Es la hora de la prueba. No hay que instrumentalizar a Dios para los fines propios". Ante más de 50 mil personas que coparon la Plaza San Pedro para ver lo que sería una de sus últimas apariciones en público, Benedicto XVI mandó un mensaje velado a quienes deberán elegir a su sucesor. En su penúltimo Ángelus antes de dejar el pontificado, el Papa dijo en el típico lenguaje enrevesado y plagado de simbolismos que es habitual en los mensajes papales, que es hora de que la Iglesia y sus miembros se "renueven", reorientándose hacia Dios y rechazando el orgullo y el egoísmo. Durante su oración dedicada a las tentaciones de Cristo, Joseph Ratzinger hizo apenas una referencia a su decisión de renunciar y pidió a sus seguidores que sigan rezando por él y por el Papa que vendrá.
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