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El Papa llega a la España menos católica de la historia

Benedicto XVI visitará este fin de semana Barcelona y Santiago de Compostela, donde se encontrará con el apoyo incondicional de miles de fieles y un fuerte rechazo de grupos laicos y de izquierda.

En su segundo viaje a España desde 2006, el papa Benedicto XVI visitará el próximo fin de semana las ciudades de Santiago de Compostela y Barcelona, una estancia de 32 horas que los fieles esperan con ansias pero que también cuenta con un fuerte rechazo de grupos laicos y de izquierda.

Joseph Ratzinger se topará además con una realidad en la que coinciden prácticamente todas las encuestas: lejos de aquel bastión cristiano que fue en tiempos de la dictadura franquista (1939-1975), la España actual es la menos católica de la historia.

Según el estatal Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), apenas el 52 por ciento de los ciudadanos entre 15 y 29 años se considera hoy católico. En el conjunto de la población, la adhesión retrocedió del 87 al 73 por ciento entre 1992 y 2010.

Así no resulta extraño que el Papa proclamara su intención de llegar el sábado a Santiago de Compostela como "peregrino de la fe". Benedicto XVI es el primer Pontífice que viaja a la capital gallega expresamente con ocasión del Año Santo Jacobeo, que se celebra siempre que el 25 de julio, Día de Santiago, cae en domingo.

Al igual que los millones de peregrinos que desde el siglo IX han recorrido la ruta jacobea hasta la catedral de la capital gallega, donde según la leyenda reposan los restos del apóstol Santiago, el Papa, de 83 años, rezará en la cripta ante su sepulcro antes de abrazar la gran figura del Santo que alberga el templo.

El acto central será una multitudinaria misa en la Plaza del Obradoiro, frente a la fachada occidental de la catedral, que en televisión seguirán unos 150 millones de personas en todo el mundo y en la que estarán el príncipe Felipe y la princesa Letizia.

Se calcula que las 32 horas que estará Ratzinger en España costarán más de cinco millones de euros, lo que ha generado fuertes críticas de colectivos como "Yo no te espero". Esa organización presentó además en los juzgados gallegos una denuncia contra el Papa por encubrimiento de abusos contra menores y otros delitos.

Las administraciones gallega y catalana sostienen, en cambio, que la visita generará ingresos muy superiores a los gastos. El arzobispo de Santiago, Julián Barrio, confía por su parte que la visita de Ratzinger contribuya a "revitalizar la fe" cristiana.

El Papa, cuya visita estará custodiada por unos 10.000 agentes de policía, ya estuvo en España en 2006, con motivo del V Encuentro Mundial de la Familia, celebrado en Valencia cuando la relación entre el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y la Santa Sede no era buena. Estaba aún encendida la polémica por la aprobación, un año antes, del matrimonio homosexual, contra el que una veintena de obispos llegó a participar en una multitudinaria manifestación.

La agilización del divorcio y la experimentación con embriones, entre otras cosas, fueron temas por los que el Vaticano miraba con más que recelo a España, la "vanguardia del laicismo".

En esta ocasión, el Papa llega al país cuando lleva cuatro meses en vigor la nueva ley del aborto, que estableció el aborto libre durante las 14 primeras semanas de embarazo. A la Santa Sede y a la Conferencia Episcopal Española (CEE) no les ha gustado nada.

Pero las relaciones entre la España de Zapatero y el Vaticano no se encuentran en su peor momento. El número dos de la Santa Sede, el cardenal Tarcisio Bertone, y María Teresa Fernández de la Vega, hasta hace un par de semanas vicepresidenta primera del gobierno, superaron los peores momentos de tensión. Además, por concentrarse en la crisis económica, el Ejecutivo ha dejado para más adelante la nueva ley de libertad religiosa, que preocupaba a la Iglesia.

Zapatero verá al Papa el domingo en Barcelona, pero el "breve encuentro" tendrá lugar en el aeropuerto antes de que Ratzinger tome el avión de regreso a Roma. El presidente del gobierno, agnóstico declarado y defensor del laicismo, no estará en la misa de consagración de la Sagrada Familia, el todavía inacabado templo del arquitecto Antoni Gaudí (1852-1926).

El portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, ha dicho no obstante que el Papa no considera un gesto "feo" su ausencia.

A Barcelona llegará Benedicto XVI el sábado por la noche. Y tras dormir en el palacio episcopal, la mañana del domingo se desplazará en "papamóvil" hasta la Sagrada Familia, en un recorrido en el que se prevé la presencia de 400.000 personas.

Antes de consagrar el templo al que Gaudí dedicó 43 años de su vida, el punto culminante de su visita a España, se reunirá allí con los reyes Juan Carlos y Sofía, que estarán luego presentes en una misa en la que el Papa dará especial importancia al catalán. En el templo habrá 6.500 personas y en la explanada junto a él, otras 36.000 siguiendo el oficio por grandes pantallas.

Tras almorzar con cardenales y obispos en el Arzobispado de Barcelona, visitará la obra benéfico-social "Nen Déu" (Niño Dios), que atiende a discapacitados desde hace 120 años. Y luego se despedirá ya de su segunda visita a España en el aeropuerto de Barcelona, desde donde partirá hacia Roma.

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