El papa Francisco lamentó que el laicismo aleje de los hospitales y de los enfermos la religiosidad y la labor de las religiosas de la misericordia. Lo comentó al recibir en audiencia este sábado 24 de septiembre en la mañana a las hermanas hospitalarias de la Misericordia en la Sala Clementina del Vaticano.
“A veces, en nuestro tiempo, una cultura secularista pretende también alejar de los hospitales cada referencia religiosa, a partir de la misma presencia de las hermanas”, dijo Francisco.
“Cuando esto sucede, sin embargo, se acompaña a menudo a dolorosas carencias de humanidad, en realidad discordantes en los lugares de sufrimiento”.
Así, pidió a las religiosas que “no se cansen de ser, hermanas y madres de los enfermos; la oración es siempre el elemento vital que sustenta su misión evangelizadora”.
Jesús está en las personas que sufren. Pero, advirtió que a veces se puede pensar: ‘Algunos enfermos dan fastidio’. Sin embargo, “también nosotros damos fastidio al Señor, y ¡nos soporta y nos acompaña! La cercanía a Jesús a los más débiles sea su fuerza”.
“Con alegría les doy la bienvenida en los días del Jubileo de la Misericordia, en el que están particularmente involucradas, ya que corresponde directamente a su vocación”, sostuvo el Papa al inicio de la audiencia.
Asimismo, saludó a Madre Paola Iacovone y agradeció a Dios por el compromiso de esta “familia religiosa” atenta a “las nuevas formas de pobreza de nuestro tiempo”. “Ustedes son signo concreto de cómo se expresa la misericordia del Padre”, dijo.
Recordó también en la fundadora de la Congregación, la Sierva de Dios Teresa Orsini Doria Pamphili Landi, “una prueba elocuente la manera como la Palabra de Dios puede cambiar la vida” de sus discípulos.
“Esta noble mujer, laica, apoyado por dos sacerdotes, se dejó guiar por las palabras de Jesús: “Estuve enfermo y fueron a visitarme (cf. Mt 25:36)”.
Frente a la debilidad de la enfermedad no pueden haber distinciones de estatus social, raza, lengua y cultura; Todos nos volvemos débiles y debemos confiar en los demás.
“La Iglesia siente como su compromiso y su responsabilidad acercarse a los que sufren, llevar a ellos consolación, consuelo y amistad”.
El Papa animó a las religiosas seguir en su misión de dedicar “su vida al servicio de los hermanas y hermanos” enfermos en los hospitales.
“Nunca darse por vencido en este servicio tan valioso, a pesar de todas las dificultades que pueden surgir”, expresó.
“A veces, en nuestro tiempo, una cultura laicismo pretende también alejar de los hospitales cada referencia religiosa, a partir de la misma presencia de las hermanas”.
“Cuando esto sucede, sin embargo, se acompaña a menudo a dolorosas carencias de humanidad, en realidad discordantes en los lugares de sufrimiento. No se cansen de ser, hermanas y madres de los enfermos; la oración es siempre el elemento vital que sustenta su misión evangelizadora”.
“Cuando se acerquen a cada enfermo tengan en el corazón la paz y la alegría que son el fruto del Espíritu Santo. En esa cama de hospital se encuentra siempre a Jesús, presente en la persona que sufre, y es él quien les pide ayuda”.
“La cercanía a Jesús y a los más débiles sea su fuerza”.
“El cuarto voto (el de pobreza) que les caracteriza como una familia religiosa es más actual que nunca, sobre todo porque aumentan las personas sin familia, sin hogar, sin un patria y necesitadas de acogida”.
El Pontífice las instó a vivir con coherencia el voto de pobreza, siguiendo a Cristo, que “siendo rico se hizo pobre” (2 Cor 8,9)”, añadió.
Por último, abogó porque la Santa Madre de la Misericordia acompañe siempre el servicio diario a los más débiles. “Les bendigo de corazón y les pido que por favor oren por mí. ¡Gracias!”, concluyó.
La Congregación de las hermanas hospitalarias de la Misericordia fue fundada el 31 de mayo de 1881 en Ciempozuelos, España. La vocación de una Iglesia samaritana dedicada especialmente en la hospitalidad de las personas enfermas y excluidas. “Los descartados” de la modernidad.