Benedicto XVI acepta la dimisión de tres obispos en EE UU, Irlanda y Alemania – Aplica la nueva política en respuesta a los escándalos de abusos a menores
Acabó la época de la indulgencia y el pecado y empieza la de la penitencia y la limpieza. En lenguaje civil: empiezan a rodar cabezas por el escándalo de los abusos sexuales en la Iglesia católica. En apenas 48 horas, el Papa ha aceptado la dimisión de tres obispos implicados en casos de abusos a menores. Los prelados de Miami (EE UU), Kildare y Leighlin (Irlanda) y Augsburgo (Alemania) han renunciado a sus cargos antes de cumplir los 75 años preceptivos.
El anuncio de esta nueva etapa de asunción de responsabilidades estaba escondido en la denostada y mal comprendida pastoral que el Papa envió a los católicos irlandeses el 19 de marzo pasado para explicar su decisión de enviar de forma inminente una visita apostólica (inspección pontificia).
En el párrafo dedicado a los obispos, Ratzinger decía: "No se puede negar que algunos de vosotros y de vuestros predecesores habéis fallado, a veces gravemente, a la hora de aplicar las normas, codificadas desde hace largo tiempo, del derecho canónico sobre los delitos de abusos de niños. Se han cometido graves errores en la respuesta a las acusaciones. Se cometieron graves errores de juicio y hubo fallos de gobierno. Todo esto ha socavado gravemente vuestra credibilidad y eficacia".
La carta añadía: "Sólo una acción decidida llevada a cabo con total honradez y transparencia restablecerá el respeto y el aprecio del pueblo irlandés por la Iglesia. Debe brotar, en primer lugar, de vuestro examen de conciencia personal, de la purificación interna y de la renovación espiritual".
El mensaje era nítido: el que haya fallado está fuera de la Iglesia. Y no solo en Irlanda, donde ya han caído tres obispos desde diciembre. El último consumó su salida ayer mismo: James Moriarty, obispo de Kildare y Leighlin, había dimitido en diciembre tras la publicación del Informe Murphy, que reveló la connivencia de la Iglesia católica irlandesa con el Estado para tapar los escándalos. Moriarty lamentaba ayer no haber sido capaz de "confrontar la cultura prevalente" en la Iglesia de ocultación de los abusos.
En Alemania, el obispo de Augsburgo, Walter Mixa, es el primer peso pesado que cae en relación con el escándalo de violencias contra menores dentro de colegios católicos en este país.
La presión sobre el obispo Walter Mixa, conservador e intransigente, había ido creciendo en las últimas semanas. Primero se mostró ofendido por la denuncia de víctimas que le acusaban de aplicar brutales castigos corporales a alumnos en los años setenta y luego tuvo que reconocer los hechos y disculparse tímidamente. El miércoles el presidente de la conferencia episcopal alemana Robert Zollitsch lo había invitado a tomarse una "pausa de reflexión".
"Hemos analizado con él cómo podría contribuir, en una situación difícil como la actual, a que vuelva la tranquilidad a la diócesis y si un tiempo de reflexión y de distancia geográfica podrían crear un ambiente más racional y ayudarle a aclarar la situación", explicó Zollitsch.
La dimisión de Mixa ha aliviado la posición de la Iglesia en vísperas del comienzo de la Conferencia organizada por el Gobierno de Merkel para discutir sobre cómo solucionar el escándalo de abusos que desde hace meses mantiene el país conmocionado.
Menos explicaciones se han dado en el Vaticano de la sorprendente salida del obispo de Miami, John Favalora, a sólo seis meses de cumplir los 75 años que marcan la edad de retiro. Favarola, sustituido el martes, fue acusado de encubrir a abusadores sexuales, pero idéntico reproche se ha hecho a su sustituto, Thomas Wenski.
La explicación a las dimisiones es que el Papa es el primer legislador vaticano: "Su palabra es ley e interpreta de manera auténtica la ley", explica el canonista Filippo di Giacomo. "Por eso el párrafo dedicado a los obispos irlandeses tiene efectos jurídicos inmediatos: da contenido al canon 401, artículo 2, que dice: 'El obispo diocesano que, por enfermedad o grave causa, resulte no idóneo para ejercer el ministerio es vivamente invitado a renunciar a su puesto'. La novedad es que, ahora, los obispos saben que no haber gobernado bien los casos de pederastia constituye 'grave causa'. Están obligados a renunciar, y el Papa admite su dimisión de forma automática".
Queda por ver el aliento de esa nueva interpretación canónica. El canon 401 se ha aplicado ya seis veces en el último mes, y no por enfermedad. En el Vaticano muchos piensan que la cascada de dimisiones no ha hecho más que empezar. Eso explicaría el reto lanzado a Ratzinger por jerarcas como Castrillón Hoyos, que la semana pasada implicó a Juan Pablo II en su elogio del encubrimiento de un obispo francés, y que junto a Angelo Sodano, Martínez Somalo y Stanislaw Dziwisz lideró la protección de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo y pederasta compulsivo. Si el Papa decide aplicar a fondo su doctrina, la santificación de Juan Pablo II tiene posibilidades de quedar congelada sine díe.
Los prelados dimisionarios
James Moriarty, obispo de Kildare
– Benedicto XVI aceptó ayer la renuncia del obispo de Kildare y Leighlin (Irlanda), James Moriarty, por haber encubierto casos de abusos sexuales a menores en la diócesis de Dublín, informó el Vaticano en un comunicado. La de este prelado es la tercera dimisión que el Pontífice acepta entre los obispos de Irlanda. En marzo firmó la de John Magee, de 73 años y ex secretario privado de Juan Pablo II, quien renunció tras ser acusado de encubrimiento. En diciembre, dimitió por el mismo motivo Donald Brendan Murray, ex obispo de Limerick. Moriarty, que pidió perdón ayer a las víctimas, fue obispo auxiliar de Dublín durante 11 años, y su nombre aparece en el informe que acusa a varios prelados irlandeses de haber encubierto cientos de abusos a menores durante tres décadas.
Walter Mixa, obispo de Augsburgo
– Primero mintió. Luego se disculpó a medias. El miércoles, por fin, bajo presión, dimitió. El obispo de Augsburgo y del Ejército Federal alemán, Walter Mixa, ha caído después de que varios ex alumnos del internado de Schrobenhausen (Alta Baviera) denunciaran en declaraciones juradas que el entonces párroco Mixa abusaba del castigo corporal y que repartía palizas brutales y no simples bofetadas. Mixa contestó que "nunca" había sido violento y amenazó con demandar a las víctimas. Luego reconoció: "Si lo que se discute es si alguna vez llegamos a dar bofetadas, no puedo descartar que hace 20 o 30 años repartiera alguna que otra torta". Y añadió: "Me duele en el corazón y siento haber causado dolor y pena a tanta gente. Pido perdón".
John Favalora, arzobispo de Miami
– El arzobispo de Miami, John Favalora, abandonó el miércoles, sólo seis meses antes de cumplir 75 años. Sobre él pesaban acusaciones de haber tapado los escándalos de pederastia que protagonizaron 49 curas de su diócesis. Una portavoz de la archidiócesis explicó que Favalora tiene buena salud, aunque ha motivado su baja en el canon 401 (enfermedad o grave causa). El arzobispo se limitó a decir que era el momento de marcharse. "No hay nada más profundo que eso, así que no anden buscando otras razones", declaró a Associated Press. El Papa ha nombrado como sustituto al actual obispo de Orlando, Thomas Wenski. De 59 años, Wenski también fue acusado en el pasado de encubrimiento, pero él replica que su diócesis aplicó la línea de tolerancia cero ya en 1990.