Benedicto XVI empieza el jueves en Edimburgo la primera visita de Estado de un Papa en el Reino Unido
COMENTARIO: Resulta curioso que el papa defienda, en un país donde son minoría, la separación de la iglesia y el Estado. ¿No será más bien que quieren los privilegios que allí tienen los anglicanos y que ellos gozan en otros países? ¡Claro se trata de la "buena" separación de la iglesia y el Estado, no la que piden los laicistas, sino la que conviene al Vaticano.
Casi quinientos años después de que Enrique VIII se proclamara cabeza de la Iglesia de Inglaterra, uniendo en su persona la autoridad civil y eclesiástica, Benedicto XVIII lanzará esta semana en Londres un encendido mensaje en defensa de la separación entre Iglesia y Estado, entendida ésta como un respeto mutuo que suponga el reconocimiento de los poderes civiles del derecho de sus ciudadanos a manifestar y desarrollar también en la vida pública sus compromisos religiosos.
La vital importancia de la conciencia personal, y la libertad necesaria para seguirla en medio de la sociedad, será el hilo conductor de una visita a Gran Bretaña que el Santo Padre comenzará el jueves en Edimburgo, donde será recibido por Isabel II en lo que es la primera visita de Estado de un Papa a suelo británico, y concluirá el domingo en Birmingham con la beatificación del cardenal John Henry Newman, apóstol de la conciencia.
El viaje incluye un esperado discurso a la sociedad civil que Benedicto XVI pronunciará el viernes en Westminster Hall, la dependencia más antigua del Parlamento británico, en la que Santo Tomás Moro, patrón de la clase política, fue condenado por su oposición a los planes de Enrique VIII. Otro singular momento será la vigilia que tendrá lugar el sábado en Hyde Park, el gran parque de Londres. Esa jornada ha sido la elegida por algunas voces opuestas a la Iglesia Católica para intentar sacar a la calle manifestantes contra la visita papal.
Con apoyo social
A pesar de esas quejas, como las expresadas por el líder de la causa homosexual Peter Tatcherll en un documental que emite esta noche Channel 4 cuestionando la autoridad del Papa a raíz de los escándalos de pederastia, la mayoría de la sociedad británica se ha pronunciado en apoyo de la visita papal o, en todo caso, pidiendo respeto a la sensibilidad de los católicos, como ha hecho el grueso de la usualmente mordaz prensa inglesa.
Una encuesta realizada para la BBC por ComRes indicaba ayer que el 70 por ciento de los católicos del Reino Unido consideran que el viaje ayudará a la Iglesia Católica en su papel en el seno de la sociedad británica. Ese mismo sondeo apunta que el 52 por ciento de los fieles católicos se han visto sacudidos en su fe por los casos de pederastia, aunque en realidad en el país apenas se han producidos escándalos. Un 49 por ciento se pronuncia a favor de «relajar» el celibato de los sacerdotes y un 62 por ciento considera que las mujeres deberían tener mayor autoridad en la Iglesia, si bien en ambas cuestiones es menor el porcentaje de quienes reclaman abiertamente la eliminación del celibato y el sacerdocio femenino.
Pero sobre cualquier estimación pesa especialmente el carácter histórico del viaje y la importancia que le da el propio Vaticano. Se trata de la primera visita de Estado de un Papa (el único precedente fue el de Juan Pablo II en 1982, pero fue una visita pastoral) y además se produce en medio de un proceso de conversiones desde la Iglesia Anglicana al Catolicismo.
Como ya ocurriera con el Movimiento de Oxford comenzado en 1833, que llevó a la conversión del Newman en 1845 y abrió una ola de destacados ingresos en la Iglesia Católica, en estos momentos se produce otra peregrinación de anglicanos hacia Roma, iniciada en 1994 con la ordenación de mujeres como sacerdotes por parte de la Iglesia Anglicana y proseguida ahora con la decisión de nombrar mujeres obispo. En 2009, la Santa Sede promulgó sus instrucciones para la creación de un Ordinariato para la integración de grupos de anglicanos que, en plena comunión con el Papa y la doctrina católica, deseen mantener su propia liturgia.
El Santo Padre pondrá especial atención en su viaje en cuidar las relaciones con la Iglesia Anglicana para impedir que el anunciado Ordinariato suponga una fricción entre ambas Iglesias. Precisamente uno de los momentos destacados de la visita será su encuentro con Rowan Williams, arzobispo de Canterbury y primado de la Iglesia de Inglaterra, y con un grupo de obispos de esa confesión.
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