El rival de Maduro pide a Francisco que interceda «para liberar a los presos políticos». El opositor se marca su mayor tanto diplomático desde la entrevista con Santos
«Con una gran alegría les informo de que ya sostuvimos en el Vaticano nuestra reunión privada con el Santo Padre». Henrique Capriles tenía varios motivos para estar contento ayer tras la audiencia con el Papa Francisco. Por una parte consiguió romper el cerco mediático impuesto por el chavismo. Y por la otra, trasladó ante la Santa Sede una de las banderas de la oposición democrática: la libertad de los presos políticos.
Capriles asistió a la audiencia acompañado de sus principales colaboradores y de Bony Simonovis, mujer y abogada del antiguo comisario de Caracas, en prisión desde el fallido golpe de Estado contra Chávez de 2002.
Iván Simonovis se ha convertido en el preso político más emblemático del país. El relato de sus penurias en la cárcel es el de una persecución encarnizada por parte del poder: 30 años condenado pese a que no se demostró su participación en los hechos violentos del 11 de abril; durante ocho años sólo tuvo acceso a 13 días de sol y sufre más de una decena de patologías diagnosticadas por los médicos.
Capriles pidió expresamente al Santo Padre que interceda «para que sean liberados los presos políticos que hay en Venezuela. No tendría que haber presos por sus opiniones políticas, como sucede en mi país», insistió el opositor, quien se ha apuntado el mayor tanto diplomático desde su polémica entrevista con Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, que colocó al borde de la ruptura las relaciones entre los países vecinos.
El gobernador de Miranda logra apuntarse un tanto diplomático
El Papa, quien también se reunió con Nicolás Maduro en junio pasado, anunció a Capriles que auspicia un diálogo en Venezuela entre el Gobierno y la oposición para superar la polarización. Aquel día el mandatario venezolano acudió con una corte muy numerosa, que escandalizó a los colaboradores del Papa. Y también se habló de diálogo, palabras que han caído en saco rato durante estos meses.
Nada indica que la mediación papal vaya a cambiar la realidad política del país, incluso Capriles enfatizó que «hasta ahora el Gobierno se ha opuesto al dialogo», aunque se mostró dispuesto «a conversar con quien sea por encontrarle una salida democrática a mi país, pacífica y electoral».
«Como es un Papa latino, que conoce muy bien la realidad de nuestros países, ojalá pueda ayudarnos», resumió Capriles, conocedor de que entre bastidores se mueve la figura de Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano y artífice de la tregua entre el chavismo y la Iglesia Católica durante sus cuatro años como nuncio en Caracas.
La reunión en el Vaticano polarizó una vez más las activas redes sociales. Durante el encuentro se impuso en Twitter la etiqueta #VenezuelaConElPapa pese a los intentos del oficialismo para opacar el éxito diplomático de Capriles.
El vicepresidente Arreaza le acusa de estar "casi siempre fuera del país"
Primero fue un grupo denominado Periodistas por la Verdad, que criticó la audiencia como «jugada política de la jerarquía eclesiástica, cada vez más articulada en la estrategia opositora». Tania Díaz, ex ministra y diputada, incluso advirtió al Papa «de la naturaleza violenta, inconstitucional, fascista y golpista de quien recibirá en audiencia». La semana pasada, el oficialismo llenó de carteles el centro de Caracas acusando a Capriles de formar parte de la «Trilogía del Mal».
Al contraataque se sumó ayer el vicepresidente Jorge Arreaza, quien acusó a Capriles de estar «casi siempre fuera del país», olvidando que el gobernador de Miranda había delegado su dirección ejecutiva a la secretaria de gobierno. También Maduro desplegó su propia cortina de humo: tras varias semanas amagando con hacer pública su «ofensiva» contra la «guerra económica», aseguró que las daría a conocer ayer. Unas medidas influidas por la cercanía de las municipales del 8 de diciembre, que sorprendentemente coincidirán con la celebración del Día de la Lealtad y el Amor al Comandante Supremo Chávez y a la Patria.
Un nuevo ejercicio «de grosero ventajismo electoral», según Vicente Díaz, único rector independiente del Consejo Nacional Electoral (CNE). Para Díaz, «el CNE debe aprobar un exhorto al Ejecutivo para que suspenda su aplicación». Maduro no tardó en contestar al rector: «Sería una debilidad someterse al chantaje de una mente perversa». El presidente jugaba con ventaja. La Gaceta Oficial ha institucionalizado su última ocurrencia, «un exhorto al pueblo a honrar con acción y pensamiento la obra de Hugo Chávez» sin importar que coincida con las urnas.
Capriles aprovechó la coyuntura y el foco de los medios para atacar a su enemigo político con un dardo envenenado: «Le dije a su Santidad que yo no me acerco a la Iglesia sólo cuando vienen elecciones». Una alusión directa a Maduro, quien pese a ser seguidor del gurú indio Sai Baba se ha convertido en el principal defensor del culto al «Cristo Redentor de América» y «comandante supremo».
Capriles estrecha la mano del Papa Francisco en el Vaticano. OSSERVATORE ROMANO EFE
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